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Mascarillas que dan esquinazo a China

La empresa nonwovens ibérica, ubicada en muro, invierte siete millones de euros para producir los tejidos con los que se elaboran las protecciones contra el covid y, así, acabar con la dependencia del gigante asiático

Proceso de elaboración del meltblown, producto que se engloba en los denominados tejidos no tejidos. | Juani Ruz

El sector textil fue uno de los sectores que más rápido y de manera más intensa reaccionó con la irrupción de la pandemia de coronavirus para cubrir el déficit de prendas sanitarias contra la bacteria. Especialmente sangrante era en esos momentos la falta de algo tan básico e imprescindible como las mascarillas, lo que propició que numerosas empresas acometieran un proceso de reconversión para confeccionarlas. El esfuerzo llevado a cabo en este sentido ha permitido que en la actualidad no haya problemas de abastecimiento, aunque los fabricantes siguen sufriendo la dependencia de China en lo que respecta a los tejidos que utilizan, que en su mayor parte proceden del gigante asiático al no haber prácticamente alternativas a nivel nacional. La situación, sin embargo, va a cambiar de manera radical gracias a la apuesta llevada a cabo por Nonwovens Ibérica, empresa ubicada en el municipio alicantino de Muro, que ha invertido 7 millones de euros para producir meltblown, un material sanitario con hasta un 99% de eficacia de filtración bacteriana, con el que se podrá abastecer a todos los fabricantes nacionales de mascarillas.

Fabricación de género para bayetas en las instalaciones de la empresa en Muro. | Juani Ruz

Nonwovens Ibérica forma parte del Grupo Encar, en el que también están integradas Borrás Encar y Tecniforro. Se trata de una compañía especializada en el denominado tejido sin tejer, un producto que en estos momentos se encuentra a la vanguardia en el ámbito textil. Las telas normales parten de fibras de origen sintético, vegetal o animal, a partir de las cuales se elabora el hilo que, posteriormente, se transforma en tela. En el caso del tejido sin tejer, en cambio, se pasa directamente de la fibra a la tela sin el paso intermedio del hilo, a través de un sistema que combina los medios mecánicos con los químicos.

Hasta el momento, el Grupo Encar se encontraba al inicio de la cadena de valor agregado para los convertidores y manipuladores de artículos textiles para la limpieza doméstica e industrial, fabricantes de calzado, y también de piel sintética y para la construcción. Sin embargo, la compañía ha decidido ampliar ahora su gama de clientes, y ha puesto el punto de mira en el ámbito de las prendas sanitarias, y más en concreto de las mascarillas, teniendo en cuenta la elevada demanda existente de este producto en el mercado debido a la pandemia de coronavirus.

La máquina con la que Nonwovens Ibérica fabrica el tejido para las mascarillas. | Juani Ruz

El directos adjunto de Nonwovens Ibérica, Alberto Miralles, recuerda que, «al principio de la crisis sanitaria, el sector textil respondió de forma excelente ante lo que era una auténtica situación de emergencia, puesto que no había mascarillas por ningún lado». Para ello, añade, los fabricantes utilizaron inicialmente telas que por sus características podían ofrecer una cierta protección, pero que no cumplían con las exigentes normativas que después se han establecido por parte de las autoridades para este tipo de productos. Así las cosas, la mayor parte de las empresas que han apostado por la confección de mascarillas se han visto obligadas a importar tejidos fabricados en China, habida cuenta de que en España no se elaboraban o se hacía a muy pequeña escala. «Además de que las empresas estaban forzadas por falta de alternativas, se da la circunstancia de que la materia prima que llega del país asiático es en muchas ocasiones de calidad dudosa, por lo que este es otro problema al que se estaba enfrentando el sector», subraya.

Todo este panorama ha sido el que ha llevado a Nonwovens Ibérica a acometer una apuesta valiente por su envergadura económica y por todo lo que comporta a nivel estratégico. «Estuvimos analizando la situación, y consideramos que había que buscar una solución de garantía para los fabricantes españoles y, consecuentemente, para el país, de manera que no tuviésemos que seguir dependiendo de China. Así que decidimos invertir cerca de 7 millones de euros en la compra de una máquina de alto nivel tecnológico, fabricada por la prestigiosa empresa alemana Reifenhäuser-Reicofil, para la producción de meltblown», enfatiza Miralles.

El meltblown, resalta el responsable de la empresa, es el único no tejido apto para la fabricación de mascarillas EPI y de material sanitario con hasta un 99% de eficacia en la filtración bacteriana, todo ello combinado con un bajo índice de presión diferencial y una regularidad que discrimina posibles fluctuaciones de calidad. La producción ya se ha iniciado, de manera que, según Miralles, «nos hemos convertido en los primeros fabricantes españoles en producir a gran escala este tipo de material, además, de bajo coste».

La capacidad de producción es de 1.200 toneladas de material al año, volumen suficiente para confeccionar 1,5 billones de mascarillas. «Se trata -señala- de una cantidad más que suficiente para abastecer a todos los fabricantes del país, además, con un tipo de tejido con el que nos diferenciamos por la calidad con relación al que se elabora en China. También en lo que respecta a producto y servicio. La apuesta realizada, por otro lado, tiene mucho de estratégica, teniendo en cuenta que el país tendrá asegurado el abastecimiento en el futuro, en caso de que pudiesen registrarse nuevas incidencias o restricciones, como el cierre de fronteras o del tráfico aéreo».

La maquinaria en cuestión, de grandes dimensiones, se encuentra ubicada en un departamento estanco climatizado para evitar la penetración de partículas, y todo en unas condiciones óptimas en materia de salubridad. «Hay que tener en cuenta que estamos fabricando un producto de uso sanitario, y que las condiciones deben ser perfectas», enfatiza. La calidad del tejido, destaca Miralles, permite la elaboración de las mascarillas más exigentes, caso de las calificadas como FPP2 y FPP3, «aunque -añade- es válido para cualquier tipo de protección».

El Grupo Encar cuenta con 53 años de trayectoria y da empleo a 65 trabajadores, de los que 13 se han contratado en las últimas semanas a raíz de la puesta en marcha de la nueva máquina adquirida para la fabricación de meltblown. «Se trata, por tanto, de otro factor a tener en cuenta, puesto que con esta apuesta también contribuimos a la generación de trabajo en esta zona».

La facturación del grupo se sitúa alrededor de los 11 millones de euros, un volumen que la compañía espera incrementar este ejercicio merced precisamente a la confección de mascarillas.

La fabricación de prendas sanitarias se ha convertido en un nuevo campo de negocio para el textil, dado que son numerosas las empresas de l’Alcoià, El Comtat y la Vall d’Albaida que han decidido reconvertirse para abastecer los mercados. El presidente de la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (Ateval), Pepe Serna, ha venido destacando la «gran capacidad de adaptación» del sector, «dando respuesta a las necesidades de material justo en los momentos en que más falta hacía». Este proceso también ha supuesto una tabla de salvación en estos momentos de crisis económica propiciada por el covid. De hecho, el sector ha logrado contener la caída de las ventas gracias al buen funcionamiento de los textiles para el hogar, y también al nuevo campo de negocio enfocado a la sanidad, que a partir de ahora se va a ver reforzado con la apuesta de Nonwovens para elaborar la materia prima y acabar con la dependencia de China.

El Grupo Encar, al que pertenece la empresa Nonwovens Ibérica, se ha especializado en la fabricación de los tejidos no tejidos con los que se elaboran diferentes artículos de limpieza tanto doméstica como industrial, como son las bayetas. El nivel de calidad que ofrece la compañía le ha permitido trabajar para las principales marcas del mercado en este sector, como son Vileda, Scotch-Brite o la marca blanca de Mercadona, entre otras.

Junto al material elaborado para el sector de la limpieza, la compañía también trabaja en la producción de los denominados geotextiles, muy utilizados en la industria del calzado, y de otros tejidos que se emplean en el sector de la construcción.

El responsable del grupo, Alberto Miralles, tiene claro que el éxito de la firma, cuyos orígenes se remontan a 1968, está íntimamente ligado a la calidad de sus productos. Según sus palabras, «trabajamos cada día para satisfacer a nuestros clientes desde la cercanía, la innovación tecnológica y la experiencia adquirida en más de medio siglo trabajando en equipo y respetando el entorno con criterios basados en la sostenibilidad». La compañía está convencida de que la fabricación de tejidos para las mascarillas supondrá un salto exponencial en cuanto a clientes y volumen de negocio.

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