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José Luis Bonet: «Es el momento de resistir y transformarse»

El presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet. | José Luis Roca

José Luis Bonet (Barcelona, 1941) preside la Cámara de Comercio de España desde 2014, desde donde ha vivido el EE UU de Trump y la salida de Reino Unido de la UE, además de la crisis del covid. La crisis anterior, la financiera, le pilló en la Fira de Barcelona. El que fuera presidente de Freixenet -hoy presidente de honor- es un convencido de que el cabo suelto de la empresa española es su internacionalización.

¿Se ha notado ya el efecto del Brexit en las exportaciones?

Yo creo que hay una cierta normalidad de relaciones, dentro de la anormalidad que existe ahora. El Brexit es particularmente malo para el Reino Unido, pero también para Europa, porque pierde una potencia importante. Dicho esto, mi impresión es que no creo que afecte sustancialmente a las relaciones entre España y Reino Unido. Creo que los ciudadanos británicos continuarán viniendo a España cuando haya aviones y que la posición española conseguida en Gran Bretaña continuará incrementándose como hasta ahora. ¿Puede haber algún momento de altibajos? Sí, pero hay más cosas que nos unen con Gran Bretaña que las que nos separan.

¿Se producirá un incremento en los costes?

Que habrá alguna deriva en este sentido es seguro, habrá un incremento de costes. La ventaja de España, aunque por otro lado no es algo bueno, es que ya está en los mercados mundiales y también en Reino Unido con productos demasiado baratos; por tanto, aunque le aumenten un poco los costes, no le va a afectar. España lo que tiene que hacer es hacer valer sus productos, que lo valen. Por ejemplo, pienso mucho en el ámbito agroalimentario. España en esto es ganadora en el mundo y está vendiendo demasiado barato.

¿Cómo es posible haber llegado hasta el divorcio?

Es un fenómeno que se deriva de la globalización y, ante la globalización, hay dos maneras de situarse: una, adaptarse a ella y utilizarla para mejorar las cosas, y otra, reaccionar en contra de manera populista, y esto es lo que ha pasado en Inglaterra. El populismo en ocasiones ha ganado la partida como puede verse en Estados Unidos; ahora ya no, pero en determinados momentos, sí; y en Inglaterra es evidente que el Brexit es el resultado de esto. En todos los países quién más quién menos tiene un problema en esta dirección, también España.

¿Habrá una relajación arancelaria en EE UU con Biden?

Esperamos que se relajen las tensiones comerciales y se abra una etapa de más diálogo y cooperación en torno a la necesaria modernización de organismos como la Organización Mundial del Comercio (OMC) y puesta al día de las reglas multilaterales y de gobernanza a nivel global, pero no debemos esperar que la política de EE UU en este campo dé un giro de 180 grados. Es muy probable que Biden no relaje el pulso con China, ni con otros socios comerciales, incluida la UE, cuando lo que está en juego trasciende lo puramente económico y entramos en el terreno de la lucha por el liderazgo tecnológico, la capacidad de influencia y la defensa de intereses nacionales estratégicos.

¿A qué retos se enfrenta España en el sector exterior?

España en este momento tiene delante dos necesidades. Una es impulsar el proceso de internacionalización de sus empresas. Yo recuerdo que, cuando empecé a ser presidente de la Fira de Barcelona, hablaba con empresarios que me decían que no querían salir fuera. Ganaban dinero, estaban bien, no tenían que viajar, no tenían que correr ningún riesgo... Entonces, llega la crisis de 2008 y 300.000 empresas se van a la cuneta. Los que quedaron me decían más adelante: «Yo salgo sí o sí». Había cambiado la mentalidad y la actitud. Y la segunda asignatura que tiene que aprobar la economía española es ir fuera con el mayor valor añadido que le corresponde por su calidad.

Entonces, ¿puede ser el covid un acicate de la internacionalización?

Debe serlo. La economía desde la Transición ha dado un salto. El país ha mejorado de una manera extraordinaria desde el punto de vista económico y del bienestar de la gente. Esto es gracias a que los españoles, cuando se ponen, hacen las cosas. Y porque hemos tenido la estabilidad necesaria que ha venido de dos maneras. Una, la Constitución del 78, y otra, la incorporación a la Unión Europea. ¿Acaso a España no le ha ido bien el negocio de la UE? Hemos cambiado nuestra posición en el mundo. Y este es el camino. En 2008 llega la crisis financiera y nos pega un frenazo, pero gracias al sector exterior, entre otras cosas, España retoma el pulso y supera la crisis. ¿Qué ha pasado ahora? Ha venido la pandemia y ha dado un nuevo frenazo en seco.

¿Y ahora qué?

Ahora hay que resistir y aprovechar la ayuda europea para aguantar y sobre todo para transformar y ganar competitividad y esto son los fondos europeos. Ahí Europa lo ha hecho muy bien, ha hecho lo que no había hecho nunca porque ha sido muy novedoso y con unas pautas: usted se tiene que transformar, tiene que digitalizar todo el tejido productivo, tiene que preservar el planeta y se tiene que formar. Y las tres cosas van juntas, y ahí hay un campo absolutamente extraordinario. Esto hace de esta crisis una oportunidad.

¿Son los fondos europeos la clave de la recuperación?

El ser o no ser de España se va a jugar en los fondos europeos. Si somos capaces de utilizar esos fondos para hacer una transformación, daremos otro salto adelante mayúsculo. ¿Eso qué significa? Que mucha gente se tiene que poner las pilas: todas las personas que lamentablemente se van a quedar parados y muchas empresas que van a estar en una situación de debilidad muy grande. Es el momento de resistir y, sobre todo, de transformarse. Las empresas tienen que superar este problema en la línea acertada que ha señalado la UE y yo señalo otra cosa: internacionalización con letras grandes en el frontispicio.

¿Le falta el eje de la internacionalización al Plan de Recuperación?

Sí, pero es lógico. Los países de la Unión Europea han hecho ya su internacionalización y tienen una posición en los mercados mundiales. España, no. Por tanto, en España hay que añadir a las tres grandes pautas, la cuarta, que es la internacionalización. Digitalización, sostenibilidad, formación e internacionalización. Y si además se quiere añadir, como ha hecho el Gobierno, la cohesión social y territorial y luchar contra la brecha de género, perfecto, porque hace falta.

¿Qué papel tendrá la Cámara de Comercio de España en el reparto de los fondos europeos?

La capilaridad del sistema cameral, con 85 cámaras de comercio en España nos permite asegurar que la ejecución de nuestras acciones llega a todas las empresas del país, especialmente a las pymes, contribuyendo así a la vertebración del territorio. Estamos trabajando con un triple enfoque: la ejecución directa de proyectos, la ejecución de proyectos en colaboración con las diferentes administraciones y la participación en proyectos liderados por empresas de nuestro Pleno centrados en la digitalización, la formación, la sostenibilidad y la internacionalización.

Hay cierto temor a que los fondos no lleguen a las pymes...

¿Quién ha dicho que no van a llegar? Hay un programa y un plan de digitalización de las pymes que está ahí. No está todavía concretado, esta en la fase de preparativos, pero España es un país de pymes. Afortunadamente tenemos grandes empresas, tractoras del conjunto, pero la estructura productiva de España es en un 99,9% de pymes y todas las que sean viables deben salvarse.

Precisamente, muchas se quejan de la falta de ayudas directas...

Es que las ayudas directas son necesarias. Ahora ya no se puede limitar a dar la liquidez para cubrir un bache temporal. Ahora ya es un tema de solvencia en muchos casos. El sector turístico y su cadena necesita ayudas directas. ¿Cómo? A través de créditos corporativos, aumentos del capital más o menos controlado... Me da igual. Pero lo que no se puede hacer es dejar caer empresas que pueden ser viables. Esto sería un pecado mortal. Y, por tanto, el Gobierno tiene que hacer lo que haga falta. Y cuando digo el Gobierno me refiero al Gobierno central, a los autonómicos y a los locales, todos tienen que ir de la mano para salvar esta situación y la situación lo requiere.

¿Y hasta cuando las ayudas actuales, como los ERTE?

Hasta que estemos con una recuperación asentada. Es decir, cuando ya se vea que esto se ha salvado porque si ahora cortasen las ayudas sería una catástrofe.

¿Y cuándo será eso? ¿Será una recuperación rápida como se ha dicho?

Depende de la vacuna. Si el 70% está vacunado antes del verano, puede ser rápida; si no se produce así, tendremos un mayor tiempo de convalecencia. ¿Qué quiere decir esto? Que a lo mejor medio perdemos el 2021. Este año puede haber una recuperación en «V» a partir del verano o que el tiempo de convalecencia nos lleve a final de año.

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