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Nueva economía

La solución a la piel sensible que surgió de los jalapeños

La firma de neurocosmética prospera biotech desarrolla productos que actúan sobre los receptores nerviosos para calmar la irritación

Marta García y Antonio Ferrer, en el laboratorio del Idibe

A la mayoría de los comunes jamás se le ocurriría pensar que el picante que contienen algunas variedades de pimientos como los jalapeños pudiera ser el remedio para el escozor y la irritación que sufren los millones de personas que en todo el mundo tiene la piel atópica y sensible. Sería como apagar fuego con gasolina. Sin embargo, en el Instituto de Investigación, Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria (Idibe) de la Universidad Miguel Hernández de Elche llevan años estudiando la sustancia que confiere sus propiedades a estas verduras, la capsaicina, y su capacidad para actuar sobre los receptores nerviosos de la dermis y la epidermis que, al hiperactivarse, provocan estos síntomas. 

El fruto de este trabajo se ha plasmado en el desarrollo de una nueva molécula con las ventajas de esta sustancia, pero sin los inconvenientes, es decir, sin la abrasión y el dolor que genera el picante. Unos resultados que ahora la startup biotecnológica Prospera Biotech ha decidido llevar al mercado, con el lanzamiento este mismo año de su primera gama de productos, bajo la marca Nocisens. 

Detrás de esta compañía están el propio director del Idibe, el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Antonio Ferrer, junto a otros investigadores, como el doctor Antonio Parente, o la propia UMH, en lo que supone todo un ejemplo de transferencia de conocimiento de la Universidad a la economía real. 

Como explica la directora de la firma, la también investigadora Marta García, en el fondo lo que hacen es abordar la dermatología desde una nueva perspectiva, lo que denominan neurocosmética, en la que la UMH se ha situado a la vanguardia. «Por lo general, los productos dermatológicos actúan sobre las células que conforman la estructura de la piel, el órgano que hace de barrera de nuestro cuerpo, y se basan en la hidratación de estas células. Pero estos productos no tienen en cuenta las terminaciones nerviosas, los nociceptores, que son los receptores que trasladan a la médula espinal los cambios de temperatura y el resto de sensaciones que percibimos por el tacto», explica la científica reconvertida ahora en ejecutiva. 

Cuando estos receptores se hiperactivan es cuando se produce la sensación de escozor o el dolor, y lo que ocurre con las pieles secas o dañadas es que estas terminaciones están más expuestas, lo que provoca que se activen con mayor facilidad y que hasta el roce de la ropa suponga un problema. El enfoque de la neurocosmética es actuar sobre los nociceptores para devolverles el equilibrio y acabar con todas estas molestias, apunta García

El equipo de la startup Prospera Biotech Antonio Amorós

«En la naturaleza hay muchas moléculas que actúan sobre los nociceptores y una de ellas es la capsaicina, que podemos encontrar en los jalapeños. Aunque al principio produce una sensación de picor y de ardor inmediata, también tiene la capacidad de equilibrar estas terminaciones y disminuir su función. Es decir, si lo tomas o lo aplicas con regularidad, va produciendo una desensibilización. Por eso, en los países que toman mucho picante, tienen más tolerancia al picante», explica la investigadora. 

El uso de estas moléculas ya se utilizaba en medicina para tratar dolores muy profundos, pero tenía una serie de efectos negativos, como su acumulación en la dermis y la fuerte sensación de ardor inicial, algo que, lógicamente, impedía su uso en productos comerciales. «Nadie va a comprar una crema, aunque le digas que el picor le desaparecerá a la larga, si los primeros 15 días va a sufrir un ardor tremendo», razona García

Por eso, lo que hicieron los investigadores fue desarrollar una nueva molécula con propiedades similares a la capsaicina, pero sin sus inconvenientes. Como no podía ser de otra forma, la pandemia se cruzó en el camino y complicó los planes de los responsables de Prospera, ya que dificultó las visitas a médicos y farmacéuticos para promocionar sus productos.

La compañía prevé facturar 2,5 millones con sus ventas en el año 2025

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Aún así, la compañía lanzó al mercado sus primeros dos productos a principios de año -la crema de uso diario y otra con mayor concentración que ha llamado «intense» para aquellas zonas con brotes más frecuentes-, y también acaba de poner a la venta un tercero, especial para niños menores de tres años. 

El plan de negocio de la firma pasa por invertir unos 750.000 euros adicionales hasta 2025 y la incorporación de siete trabajadores. Su objetivo es que, para esas mismas fechas, se alcancen los 2,5 millones de facturación. Al respecto, la compañía también tiene planes ya para salir al extranjero, un proceso de internacionalización que prevé emprender en 2023, cuando calcula que habrá conseguido afianzar su red de distribución en España.

Pacientes oncológicos

Más allá de estos lanzamientos, la compañía sigue investigando nuevas aplicaciones y ya tiene en preparación nuevos productos específicos, por ejemplo, para la zona perianal, donde muchos pacientes con piel sensible sufren con el sudor, o para la zona vulvar. Sin embargo, una de las líneas de la que Marta García se muestra más orgullosa es la investigación que realizan para ayudar a los pacientes oncológicos con la hipersensibilidad que desarrollan en las manos y en los pies por la quimioterapia. Un efecto secundario que aparece en el 70% de los casos y que, en ocasiones, incluso obliga a suspender el tratamiento. «Siempre intentamos partir de un problema real que nos comentan los médicos, con el objetivo de que los productos sean lo más útiles posibles y creo que este caso es un ejemplo muy claro de lo que podemos hacer», explica García convencida del éxito de la firma.

La firma prepara un remedio para combatir efectos secundarios de la quimioterapia

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