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Dictapp, el garante de la lengua

Dictapp, el garante de la lengua

De filólogo de lengua catalana y profesor de escuela a emprendedor tech. Este es el tránsito realizado por Xavier Breil, quien, tras casi dos décadas dedicado al mundo docente, se lanzó a emprender y fundó Kyoju Apps, compañía dedicada al desarrollo de herramientas educativas. Breil creó la start-up en 2017, junto a su socia la publicista vinculada al mundo de la comunicación Anna Domènech. Después se unió el ingeniero de telecomunicaciones Parfait Atchadé.

Xavier Breil, director general de Kyoju Apps. GemmaMartínez

El primer gran proyecto de Kyoju ha sido el lanzamiento de Dictapp, una aplicación web de autocorreción de idiomas, inicialmente centrada en el catalán y después ampliada al castellano. «Diseño material pedagógico desde hace años y soy profesor de lengua. De mi experiencia en el aula surgió la idea de crear una aplicación que facilitara el aprendizaje de ortografía a partir de un corrector de dictados. Con los resultados, se identifica el nivel del usuario y los problemas ortográficos que tiene para después proponerle un trabajo personalizado y que así se centre en corregir sólo lo que verdaderamente necesita», explica el director general de Kyoju.

Tras diseñar y probar un prototipo de la aplicación, decidieron que en vez de trabajar para un tercero (una editorial), preferían emprender. Su herramienta inicial fue perfeccionada y desarrollada por las empresas tecnológicas catalanas Ventig Networks i Open Mind Systems.

«La mala ortografía es un problema recurrente en el sistema educativo español, acentuado por el uso de las redes sociales y los teléfonos móviles. La solución tradicional ha sido siempre monótona y repetitiva para todos los alumnos», indica Breil, que explica que los fallos ortográficos no son aleatorios. «Siempre tendemos a errar en un tipo de errores concretos y recurrentes».

El profesor que utiliza Dictapp, por su parte, logra liberarse de tareas mecánicas, como la corrección de ortografía, para centrarse en actividades de mayor valor añadido dentro del aula sin por ello dejar de monitorizar el progreso de los alumnos. «Es como lavar la ropa a mano. Con la llegada de la lavadora, ya no tiene sentido realizar todos los trabajos a mano, pero existen prendas delicadas que una máquina no puede limpiar. Con los profesores pasa lo mismo, que ellos se concentren en el trabajo fino en el aula», bromea el filólogo.

La empresa catalana, que compite con grandes grupos editoriales, comercializa su aplicación principalmente entre los propios centros docentes, aunque también se puede adquirir a título particular. Hoy Dictapp se utiliza en más de 100 colegios, con más de 500 profesores como usuarios y 22.000 alumnos. Cada una de las licencias de Dictapp cuesta entre 10 y 12 euros.

Los socios de Kyoju tienen ambición y sueñan con convertirse en el sustituto del libro de texto. La empresa pretende ampliar su actividad y convertirse en el garante de otras áreas de la lengua, más allá de la ortografía, como el léxico, la comprensión lectora, la sintaxis y la gramática. «El objetivo final es sumar módulos hasta convertirnos en una plataforma global para la asignatura de lengua».

Breil está satisfecho de haberse convertido en empresario. «Emprender es súper intenso, una aventura de cuyo alcance no llegas a saber hasta que te pones a ello de verdad. Haces cosas que nunca llegaste a pensar que harías. Es duro, en definitiva, nada que ver con un camino de rosas. ¿Volvería a empezar sabiendo lo que sé ahora? Quizá no», concluye el filólogo, que todavía continúa dando clases en la Escola Sadako de Barcelona.

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