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Luis Hernández Presidente de Grespania

«El problema no es la demanda sino la subida de los costes energéticos»

El fundador de Grespania denuncia la escalada de precios de la energía y lamenta que su grupo, que pagaba 30 millones de euros al año por la luz y el gas, pague ahora 80.

Luis Hernández en la sede central de Grespania en Castellón. Manolo Nebot

Luis Hernández analiza los retos, las oportunidades y las amenazas tanto del sector como de su empresa, cuyos productos cerámicos se comercializan en la actualidad en casi todos los países del mundo.

¿En qué medida les afecta el alza en las tarifas de la energía?

Es tremendo. El precio del gas natural se ha multiplicado por seis. La energía eléctrica ha llevado una evolución muy similar: ha multiplicado su precio por más de cinco. Y esta incidencia en empresas de nuestro grupo como Euroatomizado, que es más intensiva en el consumo de energía, es mayor. Hace un año, nuestro grupo podía pagar por la energía unos 30 millones de euros al año. De mantenerse esta tendencia, esto puede convertirse en un gasto anual de 80 millones.

¿Amenaza esta subida de precios a la estabilidad del sector?

Para las empresas de menor tamaño y que están en una situación delicada, va a ser un golpe financiero importante. No se puede fabricar en estos momentos a estos precios. Si esta situación se prolonga tiempo, el sector cerámico va a verse muy amenazado. Va a haber empresas fabricantes de cerámica que se vean abocadas a reducciones drásticas de la actividad.

Habrá que buscar soluciones entonces, ¿qué decisiones cabe esperar del Gobierno?

No creo que el Gobierno sea capaz de encontrar ninguna solución. Ya se ha visto que los intentos que ha hecho de abaratar el precio de la energía eléctrica han sido inútiles. Una parte del problema -hay que reconocerlo- es internacional. Otra parte ha sido imprevisión en los últimos tiempos en cuanto a abastecimiento de fuentes energéticas. Ha habido una política enormemente equivocada por parte de la Unión Europea en cuanto a abastecimiento de gas natural. Eso nos ha llevado a esta situación crítica.

Y entonces...

Yo creo que el mercado, en lo posible, se va a ajustar a la situación mediante subida de precios o mediante reducciones de producción, que llevan siempre aparejadas expedientes de regulación o cancelaciones de contratos.

¿Y repercuten los costes?

No. Aparte de la incidencia tan brutal sobre los costes, está la imposibilidad de que los precios de venta de nuestros productos sigan ese incremento porque por los contratos firmados existe un desfase entre la incidencia del coste y la recuperación vía precios.

No obstante, y aunque parezca paradójico, el sector despega...

Sí. El problema que vive hoy el sector no es un problema de demanda, es un problema de costes de producción. Después de la pandemia hubo una recuperación fuerte de las ventas y, cuando llegó la crisis energética, el sector estaba fabricando a plena capacidad. Las ventas estaban creciendo un 30%.

¿Y cómo le están yendo los números este año a Grespania?

Hay una contradicción, la que supone que el grupo esté creciendo del orden de un 35% en cifra de negocio y que, en cambio, esto no vaya acompañado de un crecimiento de la rentabilidad por la incidencia de los costes energéticos. La consecuencia es que, pese al crecimiento del 35%, prácticamente vamos a repetir el EBITDA de 2020.

Crecen en facturación respecto a 2020, ¿también respecto a 2019?

Como grupo, prevemos cerrar este año con una facturación de unos 270 millones. En 2019 fue casi de 240 millones. O sea, tenemos un crecimiento respecto a 2019 y mucho más fuerte con respecto a 2020, en el que nuestras empresas redujeron la producción por la pandemia y facturaron unos 209 millones.

¿Y cómo les afecta el encarecimiento del transporte marítimo internacional?

El sector español exporta por barco a muchas partes del mundo, pero también exporta por camión a la Unión Europea, que en conjunto es nuestro principal cliente. Por el tipo de calidad con que fabricamos en Grespania, tenemos una incidencia mayor en Europa que el resto del sector, pero nosotros exportamos a todo el mundo. Casi no hay país donde no estemos exportando, pero es verdad que el transporte marítimo se ha encarecido mucho y que ese encarecimiento varía de una zona a otra. Por ejemplo, hay destinos como EE UU donde el coste del flete de un contenedor se ha multiplicado por cinco.

Y eso retrae el negocio, claro.

Hay clientes que frenan sus compras o las retrasan esperando que los fletes bajen. Y también ha sido importante la incidencia de los fletes en la importación. Nosotros importamos materias primas de Turquía, Rumanía, Ucrania, etc. Importamos muchas toneladas de arcilla, de feldespatos... Y ahí el precio de los fletes en algunos orígenes se ha duplicado. Calculo que hemos sufrido en torno a un 30% de encarecimiento en los costes de importación de materias primas.

¿Qué porcentaje de su producción exporta Grespania y cuáles son hoy sus principales mercados?

Grespania exporta un 75% de su producción. Por nuestro tipo de producto, que es de calidad elevada y de diseño, nos dirigimos más a países de economías avanzadas -UE, EE UU y Canadá-, aunque esto no quiere decir que seamos exportadores fuertes en algunos países asiáticos, africanos y sudamericanos.

¿Alguna zona geográfica de especial interés estratégico?

Lo que nos planteamos es intensificar la actividad en los países donde ya estamos. Vemos muchas más posibilidades de crecer, mediante un marketing adecuado, en países de la Unión Europea, Japón, Corea, Estados Unidos y Canadá. Ahí es donde queremos profundizar más.

El sector ha vivido un proceso de concentración en los últimos años y Grespania ha protagonizado algunas operaciones, ¿tienen ahora algún movimiento en cartera?

Las hemos protagonizado, pero en el momento actual no lo vemos. Confiamos más en el crecimiento interno y en la diversificación de actividades que en la adquisición de otras empresas que hacen lo mismo que nosotros. Tenemos interés en diversificar en el mercado que conocemos; lo cual no tiene por qué ser en productos cerámicos. Nuestro campo es la renovación de la vivienda o la construcción y, especialmente, todo lo que son recubrimientos.

Ustedes han ido creando o absorbiendo sociedades que se dedican a la producción de pasta, esmaltes cerámicos, láminas...

Sí, pero no buscamos una integración vertical al cien por cien. Las sociedades que tenemos en el campo del polvo atomizado o del esmalte son sociedades en las que nosotros como clientes representamos poco. Adquirimos el 75% de Euroatomizado, donde estábamos desde su fundación con mucha menor proporción, y consolidamos también una mayoría en Esmaltes, donde también éramos accionistas, pero minoritarios.

¿Qué hace Grespania para reducir su impacto medioambiental?

En eficiencia energética, hay mucho por hacer, pero la cerámica es dependiente del gas natural como fuente de energía. Puedes reducir el consumo, implantar técnicas como la cogeneración -nosotros tenemos 30 megavatios- y puedes instalar energía fotovoltaica, como vamos a hacer en la cubierta de varias plantas, pero no hay para la cerámica una fuente energética alternativa al gas natural.

España debe redoblar su apuesta por las energías renovables...

Lo que tienen que hacer los gobiernos europeos no es hacer declaraciones altisonantes sino una inversión fortísima en el estudio de energías alternativas, como está haciendo EE UU con la fusión nuclear. Se han limitado a poner un impuesto sobre el consumo de energía, pero no están invirtiendo en investigación y en desarrollar fuentes alternativas.

En clave personal:

El amor que Luis Hernández siente por el mar ha alimentado, toda su vida, su pasión por las regatas de competición. Empezó con un bote de remos cuando tenía 13 años, pasó luego a la vela ligera y después a la vela de crucero. «Mi barco ha estado presente en la Copa del Rey, en la Copa de España, en regatas sociales de aquí, de Valencia, de Castellón», recuerda.

Y aunque, en un alarde de modestia, omite sus éxitos, preguntado por el periodista, confiesa haber ganado el campeonato autonómico, la regata del Desafío Español y la regata Costa Azahar, entre otras.

Siempre ha sido deportista, aunque «ahora por la edad lo soy menos». Al tenis también ha jugado hasta hace poco, «ahora soy senderista».

La lectura es otra de sus pasiones. Le gustan autores como Ramón J. Sender, Arturo Barea o Thomas Mann, y otros como Clarín o Pérez Galdós. Aunque reconoce que la historia es lo que «últimamente» más le interesa, detesta que algunos quieran reescribir la historia a nivel político.

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