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FRANCISCO REYNÉS | Presidente ejecutivo de Naturgy

La gestión con energía (verde)

Francisco Reynés | Activos

Pese a la crisis pandémica y los vaivenes de la economía, Francisco Reynés Massanet (Palma de Mallorca, 1963) ha cerrado 2021 con nota. No sólo ha preservado la estructura accionarial de Naturgy, la compañía que preside, ante el intento de asalto del fondo australiano IFM, que ha tenido que conformarse con menos parte del capital del que aspiraba; sino que también ha recibido el reconocimiento de los prestigiosos premios del sector energético Platts Global Energy Awards. El galardón fue doble: a la mejor empresa energética y al ejecutivo del año 2021.

El jurado del galardón destacó la transformación cultural y de negocio impulsada por la energética en el último ejercicio. Y en el caso del máximo directivo del grupo, «la visión estratégica, el liderazgo, la integridad y la capacidad de mejora continua, así como la demostración de claridad de visión, juicio y motivación para transformar organizaciones».

Todo ello le ha servido para redirigir la empresa hacia la sostenibilidad. El mercado parece haberlo avalado. Frente a los malos augurios, la acción de Naturgy, lejos de desplomarse tras la opa, se ha disparado hasta rondar los 29 euros por título y una capitalización que supera los 27.000 millones. Bien lo sabe IFM, que para aumentar su participación hasta el 12% actual ha tenido que comprar en el mercado títulos a un precio muy superior a los 22,07 euros a los que los adquirió en la opa.

Desde que accedió a la presidencia ejecutiva de la compañía en febrero de 2018 procedente de Abertis, Reynés, uno de los hombres del núcleo de confianza de Isidro Fainé, el presidente de la Fundación La Caixa y de Criteria, principal accionista de Naturgy, ha impulsado un profundo proceso de transformación de la empresa. No le tembló el pulso ni al cambiar el nombre de Gas Natural por el de Naturgy en junio de 2018, ni a la hora de depreciar el valor de las centrales de generación tradicionales, lo que provocó un terremoto en el sector. Lanzó al mercado un mensaje claro: los activos energéticos tradicionales valían mucho menos de lo que se contabilizaba en libros. Y lo mismo hizo en el cuarto trimestre de 2020, con otro recorte, en esta ocasión afectando a las centrales de ciclo combinado (gas), que actúan de colchón del sistema cuando no tiran las energías renovables.

Con este movimiento hace casi cuatro años, que combinó con un aumento del dividendo, Reynés dio el pistoletazo de salida a una nueva era en la compañía. Una etapa no sólo centrada en el gas, combustible con el que nació el grupo fruto de la fusión de Catalana de Gas y Gas Madrid (Repsol) en los años 90, sino como compañía energética volcada en la descarbonización. Esta apuesta se concretó en el plan estratégico hasta 2025, con un fuerte impulso a las energías renovables. La descarbonización, la digitalización, las energías renovables y el hidrógeno verde forman parte de sus prioridades hoy.

Para mantener el rumbo hay que preservar el perfil industrial y priorizar las inversiones en ese sentido. De ahí la frontal oposición a la opa parcial de IFM, liderada por el presidente de La Caixa, y a la que se sumaron otros accionistas relevantes de la empresa como el fondo GIP. De hecho, Criteria no paró de comprar acciones en el mercado hasta alcanzar el 26,7% que tiene en la actualidad para asegurarse ser el principal accionista.

Con la misma firmeza que ha redirigido el rumbo de Naturgy ha afrontado la escalada de precios de la electricidad, al remover el mercado con una oferta de una tarifa de 60 megavatios por hora (MWh) durante dos años para clientes residenciales. Luego dio un nuevo paso y ofreció toda su capacidad de generación eléctrica a clientes residenciales, comerciales e industriales a 65 euros MWh durante tres años.

A Reynés, casado en segundas nupcias con Cristina Valls-Taberner en 2013 y padre de cinco hijos (tres del primer matrimonio y dos del segundo), se le conoce como el directivo de la regla de tres porque suele comunicar sus mensajes en base a tres argumentos. Es una persona concisa, con «visión, perspectiva, sentido de anticipación y prestigio en los mercados financieros», afirman quienes lo conocen. Y «sabe asumir adecuadamente riesgos, un buen comunicador e íntegro en su vida profesional y personal», según lo define Fainé.

Con estos mimbres, este ingeniero industrial y MBA por el IESE ha forjado una carrera profesional que en 2002 le llevó a ser consejero delegado de la cementera Uniland. En 2006, entró en el universo de La Caixa como director de recursos humanos de Gas Natural, antes de incorporarse como director del holding de participadas de la entidad financiera, Criteria, que entonces preparaba su salida a bolsa. En 2009 se incorporó a Abertis, aún en la órbita de La Caixa, donde primero fue consejero delegado y después vicepresidente y presidente de la entonces filial Cellnex. Y tras reordenar estos negocios ha impulsado los cambios en Naturgy.

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