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Energía

La subida de la luz dispara el negocio del sol en la provincia

Solo hasta noviembre se dieron de alta 3.856 instalaciones de autoconsumo, más del doble que en 2020. Alicante también tiene en trámite al menos 132 plantas fotovoltaicas

Varios operarios de la firma Cubierta Solar trabajan en la instalación de placas solares en una nave industrial de la provincia | Activos

Pocas cosas hay más abundantes en la provincia de Alicante que el sol. Los empresarios del sector turístico llevan décadas explotando las bondades del clima de la zona para hacer negocio, pero ha tenido que llegar una pandemia, seguida por la mayor subida de los costes de la luz que se recuerda, para que muchos piensen en esta inagotable fuente de energía para abastecerse también de electricidad. Eso sí, una vez que se ha abierto la espita, parece que nadie quiere quedarse fuera, lo que ha provocado una auténtica avalancha de proyectos.

Por un lado, fondos de inversión, compañías especializadas y grandes operadoras energéticas han presentado proyectos para construir hasta 132 plantas fotovoltaicas en la provincia, con una potencia conjunta de 1.971 megavatios, según datos de la Conselleria de Economía Sostenible, de las que, eso sí, todavía está por ver cuántas saldrán adelante y cuántas se quedarán por el camino por incumplir las exigencias medioambientales o de impacto paisajístico. Una cifra a la que hay que sumar las que se tramitan directament e ante la Administración central.

Un megavatio solar apenas cuesta 15 euros frente a los más de 200 del mercado

Pero donde parece que no hay vuelta atrás es en el actual boom de las instalaciones de autoconsumo que particulares y empresas se apresuran a contratar, en un intento de atajar la subida de la factura eléctrica, que amenaza la viabilidad de muchas compañías. La progresión ha sido meteórica. Tras la derogación en 2018 del denominado «impuesto al sol», que penalizaba este tipo de instalaciones, en 2019 se dieron de alta 286 proyectos en la provincia, que al año siguiente se multiplicaron hasta los 1.705, con una particularidad: la mayoría de registros se formalizaron en la segunda mitad del año, tras el confinamiento que llevó a muchas compañías a replantearse sus políticas y a abrazar los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Sin embargo, fue en 2021 cuando se produjo la verdadera explosión. «Desde el año anterior había interés, pero a muchos empresarios les faltaba el último empujón para decidirse», recuerda Luis Navarro, el gerente de Cubierta Solar, una de las firmas del sector con mayor implantación en la provincia. Ese empujón llegó a partir de la primavera. Primero con el cambio del sistema de peajes, que penalizó el consumo en las horas con mayor demanda, y, posteriormente, cuando empezó la escalada del megavatio. «Ahí fue cuando muchos se preguntaron, ¿por qué tengo que depender yo del mercado internacional y de los juegos geopolíticos?», apunta Navarro.

El resultado es que sólo hasta el mes de noviembre ya se habían dado de alta 3.856 nuevas instalaciones en los registros de la Conselleria de Economía Sostenible, más del doble que el año anterior y 13 veces más que en 2019. En el conjunto de la Comunidad Valenciana la cifra superaba las 9.000. Elche, con 465 instalaciones; Alicante, con 389; Orihuela, con 350; Xàbia, con 281; y San Vicente, con 278, son los municipios de la autonomía que lideran actualmente el autoconsumo en toda la autonomía, según las mismas fuentes.

Y no es para menos. Las placas solares permiten a la mayoría de las empresas rebajar más de un 25% su factura, aunque todo depende de la superficie disponible. «Nosotros hemos hecho proyectos para fábricas que permiten que el 90% del suministro en horario diurno proceda del sol», señala Navarro.

«Todo el que tenga un techo y no se plantee aprovecharlo, se va a arrepentir. Ahora mismo los costes energéticos son una de las mayores preocupaciones de las empresas y la única forma de cubrirse frente a la incertidumbre que se produce en el mercado es el autoconsumo», apunta también el presidente de la Asociación Valenciana de la Energía (Avaesen), Marcos Lacruz, que está convencido de que en «cinco o seis años lo que nos parecerá extraño es ver una nave sin placas solares».

Las placas se han convertido en la única forma de frenar los costes en muchas firmas

La industria -la más afectada por los vaivenes de la factura- fue la primera en reaccionar, pero los paneles ya empiezan a proliferar en todo tipo de negocios: desde los centros logísticos de las cadenas de supermercados, a tiendas de regalos, hoteles e, incluso, instalaciones agrarias, donde se usa para atenuar el coste del bombeo del agua en los sistemas de riego. De hecho, cada vez es más frecuente encontrarse con instalaciones flotantes que aprovechan el espacio de la lámina de agua de los embalses para producir la energía necesaria.

La progresiva caída de los costes de los paneles ya permitía que las estructuras de autoconsumo se amortizaran en tan sólo un plazo de cinco o seis años, pero la subida del megavatio en el mercado mayorista provoca que actualmente ese plazo se haya reducido a entre dos y tres años, según coinciden ambos empresarios. El responsable de Cubierta Solar da el dato: un megavatio de autoconsumo sale por apenas 15 euros netos, mientras que la media en el mercado mayorista en diciembre fue de 239 euros, una cifra a la que hay que sumar peajes e impuestos.

Ante esta situación, la reacción de los consumidores parece lógica y, de hecho, según reconoce Marcos Lacruz, la cifra de registros sería aún mayor de no ser por los problemas de abastecimiento que ha provocado la crisis del transporte marítimo, que ha llevado a algunos retrasos.

El apoyo de las administraciones también resulta clave. Desde el Ivace, por ejemplo, destacan la posibilidad de deducirse en el IRPF hasta el 40% de la inversión realizada, lo que beneficia a los particulares, o las subvenciones a fondo perdido que se conceden a empresas, que prevén que puedan alcanzar los 42,37 millones con los fondos Next Generation.

Evolucion del autoconsumo Activos

Municipios con mas instalaciones Activos

Plantas en tramitacion Activos

Las grandes plantas

En paralelo a este auge del autoconsumo, también siguen los trámites para la construcción de grandes plantas fotovoltaicas, que suponen otra de las piezas clave para lograr el ansiado cambio de modelo energético y la descarbonización de la economía. El año pasado se pusieron en marcha cuatro huertos solares que sumaron unos 42 megavatios, aunque, en realidad, la mayoría corresponden a la planta que la multinacional X-Elio inauguró en Xixona (36 megavatios), mientras que el resto eran pequeñas instalaciones.

Es sólo el inicio. La Generalitat tiene en estos momentos sobre la mesa otros 132 expedientes, que suman una potencia de 1.971 megavatios, es decir, el equivalente a la energía que consumen alrededor de 1,3 millones de hogares. Y se trata únicamente de las instalaciones con una potencia nominal inferior a los 50 megavatios, ya que las que superan esa cifra dependen del Gobierno central para su aprobación.

Puede parecer mucho, pero la cifra se relativiza si se tiene en cuenta que los usos domésticos con los que se hace esa comparativa apenas suponen entre un 20% y un 25% del consumo total de electricidad. Es decir, que en realidad harían falta muchas más plantas de renovables para conseguir la total descarbonización del sector eléctrico y atender a las necesidades de la industria, el turismo y el resto de actividades económicas.

La acumulación de proyectos en algunos municipios o el tamaño de otros ha provocado las primeras reacciones de rechazo por parte de organizaciones ecologistas, ayuntamientos o, incluso, del sector vitivinícola, que ve amenazada la superficie de vid de la que dependen sus caldos. Sin embargo, tal y como apunta el presidente de Avaesen, que se hayan presentado las solicitudes no significa que se vayan a construir todos los proyectos. «Las plantas deben superar toda una serie de tramitaciones y conseguir la declaración de impacto ambiental. Las que no resuelvan bien este tipo de cuestiones o el impacto paisajístico, no se construirán. En el sector se da por sentado que habrá un buen número de proyectos que acabará cayendo», asegura Marcos Lacruz.

En la misma línea, Lacruz recuerda que la Comunidad Valenciana arrastraba cierto retraso en la implantación de plantas con respecto a otras autonomías, por lo que el auge actual supone más bien una puesta al día en este terreno. Así, la mayoría de expedientes se presentaron después del decreto que la Generalitat publicó en agosto de 2020 para agilizar las tramitaciones.

Entre los expedientes que gestiona el Consell, Elche es el municipio que más proyectos acumula, 14, aunque por potencia es Villena la que gana por goleada, con 12 plantas que suman 229 megavatios de potencia. Y eso sin tener en cuenta las instalaciones que se extienden por varios municipios, que la administración autonómica contabiliza de forma separada. También destaca Monforte, con cinco proyectos que suman 164 megavatios; Alicante, con 10 plantas que generarán 136,7 megavatios; o Xixona, que generará 107 megavatios, con cuatro instalaciones. En su mayoría están promovidas por grandes fondos de inversión, empresas multinacionales de renovables y energéticas españolas, aunque también hay firmas locales entre los inversores.

Entre el autoconsumo particular y las plantas solares se abre camino una tercera alternativa para fomentar la energía fotovoltaica: las denominadas Comunidades Energéticas Locales, que pretenden agrupar a los consumidores de determinadas zonas para explotar conjuntamente este tipo de instalaciones. Un ejemplo destacado es la que promueve Enercoop en Crevillent, que quiere aprovechar los techos de varios edificios de titularidad pública para generar energía y rebajar la factura de sus asociados. La Conselleria de Economía Sostenible quiere dar un impulso a este modelo y ha aumentado un 60% el presupuesto dirigido a estas agrupaciones, con una inversión de 5 millones en 2022. El objetivo es que en 2030 haya al menos una de esas comunidades en cada municipio de la Comunidad. «Las comunidades locales de energía constituyen una pieza esencial para lograr la descentralización y democratización de los sistemas energéticos y fomentar un desarrollo económico y social sostenible a nivel local, acompañado por la creación de puestos de trabajo», sostiene el conseller Rafael Climent, que insiste en «la necesidad de impulsar la transición de nuestro sistema energético, hoy más que nunca».

La alternativa de las comunidades energéticas locales

Entre el autoconsumo particular y las plantas solares se abre camino una tercera alternativa para fomentar la energía fotovoltaica: las denominadas Comunidades Energéticas Locales, que pretenden agrupar a los consumidores de determinadas zonas para explotar conjuntamente este tipo de instalaciones. Un ejemplo destacado es la que promueve Enercoop en Crevillent, que quiere aprovechar los techos de varios edificios de titularidad pública para generar energía y rebajar la factura de sus asociados. La Conselleria de Economía Sostenible quiere dar un impulso a este modelo y ha aumentado un 60% el presupuesto dirigido a estas agrupaciones, con una inversión de 5 millones en 2022. El objetivo es que en 2030 haya al menos una de esas comunidades en cada municipio de la Comunidad. «Las comunidades locales de energía constituyen una pieza esencial para lograr la descentralización y democratización de los sistemas energéticos y fomentar un desarrollo económico y social sostenible a nivel local, acompañado por la creación de puestos de trabajo», sostiene el conseller Rafael Climent, que insiste en «la necesidad de impulsar la transición de nuestro sistema energético, hoy más que nunca».

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