El consumo mundial per cápita de productos acuáticos está establecido, actualmente, en más de 20 kilos por persona y año. Una cifra que está creciendo, al igual que la población del planeta. La acuicultura, cada vez más sostenible, y una pesca mejor gestionada son la respuesta, tal y como afirman, entre otros, la Agencia de Alimentos de las Naciones Unidas (FAO).

La Asociación Empresarial de Acuicultura de España (APROMAR) subraya el papel de la actividad acuícola como método sostenible de producción de alimentos provenientes del mar. «Es capaz de garantizar el abastecimiento de la población con la máxima calidad y responsabilidad, adaptándose al incremento imparable del consumo per cápita de productos acuáticos», afirman.

«La seguridad alimentaria y la sostenibilidad son pilares fundamentales para la acuicultura de nuestro país. En este sentido, está perfectamente alineada con los objetivos de la agenda 2030 de las Naciones Unidas», explican. Así, la Memoria de Sostenibilidad, promovida por APROMAR, y las líneas de trabajo planteadas en ella, se enmarcan en el compromiso colectivo que implican los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El sector acuícola tiene mucho que aportar para la consecución de estos objetivos. En particular, resulta clave -junto con la pesca y otras actividades de la llamada «Economía Azul»- para el cumplimiento del punto 14: conservar y utilizar de modo sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.

La acuicultura tiene una responsabilidad esencial para el cumplimiento de este objetivo y, desde APROMAR, destacan la firmeza con la que asumen este reto. Un reto que va de la mano del de dar respuesta a la alimentación de millones de personas hoy y en adelante, tal y como recoge su filosofía: «Comprometidos con la alimentación del presente y del futuro».

Compromisos

El sector acuícola en España tiene un enorme potencial para suministrar alimentos saludables, sostenibles y de proximidad a las actuales y a las futuras generaciones. Dentro de este cometido, trabaja estrechamente con otras instituciones, tanto españolas como de carácter internacional, a la hora de diseñar y aplicar planes de investigación e innovación en distintos ámbitos, entre los que destacan:

Implantación de nuevos modelos productivos que reduzcan el impacto ambiental.

Mejora del bienestar de los peces en los cultivos.

Aseguramiento de un producto comercial saludable, nutritivo y de calidad.

Mejora continua del impacto social de la actividad, apoyando la estabilidad y el crecimiento económico sostenible.

Fomento de la economía circular en todos los procesos acuícolas.

Adaptación de la actividad al cambio climático.

Igualdad social

La acuicultura es sostenible en su más amplio sentido, ya que también contribuye enormemente a la sostenibilidad social y económica. Según datos de la FAO, da trabajo directo a más de 20 millones de personas y, lo más importante, la mayor parte de estas se encuentran en países en vías de desarrollo.

Además, si tenemos en cuenta los empleos indirectos que genera esta actividad, el 50% de los trabajadores son mujeres, contribuyendo así a la igualdad de género.

Por tanto, además de alimento, la acuicultura es fuente de empleo que, en el caso de las empresas acuícolas españolas, se caracteriza por tratarse de un empleo de calidad, desarrollado en entornos de trabajo seguros, que promueve el crecimiento personal y profesional.