Cuando reparar redes era una profesión imprescindible para la pesca

«Comencé con 14 años como redera y lo disfrutaba mucho, lo añoro», destaca Vicentina Lledó, quien ejerció durante años esta profesión imprescindible para el sector pesquero. El Campello es un municipio marinero por tradición, con una historia vinculada al mar de la que muchos de sus habitantes han formado parte. Un ejemplo de ello es Vicentina Lledó, redera y remendadora, una labor que ha sido desempeñada históricamente por mujeres pero que con el paso del tiempo ha ido desapareciendo en El Campello.

«Nos dedicábamos a la confección, reparación y mantenimiento de artes y aparejos de pesca, una parte muy importante de la actividad. Nosotras remendábamos en la misma playa, sentadas en el suelo, pasando frío en invierno y calor en verano. Reparar las redes es todo un arte milimétrico, a mí me encantaba el oficio pero los barcos empezaron a irse a Las Palmas de Gran Canaria y fue disminuyendo el trabajo poco a poco», explica Vicentina Lledó.

Por circunstancias personales dejó el trabajo con 22 años y estudió corte y confección, siendo el oficio al que se dedicó años después. Vicentina resalta que la historia de El Campello siempre ha estado relacionada con el mar, «antes la playa de Carrer la Mar estaba repleta de barcas, este municipio era una de las poblaciones más importantes de la pesca del Mediterráneo», contando con 200 barcas de Larache.

En muchas ocasiones, el trabajo de redera o remendadora se ejercía por tradición familiar. En nuestro país este oficio cuenta con una larga trayectoria, desarrollada desde el pasado siglo y que con el paso del tiempo se ha ido adaptando a las distintas necesidades de los barcos y a los diversos tipos de arte de pesca.

Las crónicas más antiguas señalan que en sus orígenes la reparación y confección de redes era un trabajo realizado en exclusiva por los propios marineros. Ellos mismos reparaban las redes en navegación y en el caso de que la avería fuera muy grande trataban de arreglarlas posteriormente en tierra. Sin embargo, poco a poco las mujeres comenzaron a adentrarse en el oficio y pasaron a ser quienes lo ejercían.

«Las redes estaban hechas de cáñamo, posteriormente se teñían de color marrón oscuro, era un trabajo físico duro ya que pesaban bastante y había que moverlas entre todas, pero recuerdo compartir anécdotas y momentos muy divertidos», destaca Vicentina Lledó.

Reconocimiento

Pese a la destreza y habilidad que requiere el ejercicio de esta actividad hasta hace relativamente poco ha carecido de reconocimiento profesional. «Todos los vecinos del municipio han estado siempre muy volcados con el sector de la pesca, un gran número de mujeres ejercieron como rederas durante muchos años, sobre todo las hijas o las esposas de los marineros», indica.

En 2014 se reflejó esta importancia del sector celebrando un homenaje a las mujeres rederas y remendadoras con motivo del Día Internacional de la Mujer, con un acto en el Centro Social al que acudieron algunas de las que se habían dedicado a esta profesión. Un encuentro muy especial y significativo que reconoce la importancia de este oficio.

Un pueblo marinero

Hoy en día, esta tradición marinera queda patente en el pueblo costero, además de en la Lonja, en muchas de sus costumbres y tradiciones más arraigadas y, como no podía ser de otra manera, también en su gastronomía. En este sentido, El Campello ha sabido transformarse, sin perder sus raíces, en un municipio turístico de primer orden.

A las cinco de la mañana las siete embarcaciones de la Cofradía de Pescadores de El Campello siguen saliendo a unas 10 millas de la bahía campellera a extender sus redes.