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Toril no encuentra el equilibrio

Toril no encuentra el equilibrio

Los goles en contra están lastrando al Elche y sus fases de buen juego están quedando emborronadas. Las continuas excusas del técnico ya convencen a pocos

El Elche ha llegado al ecuador de Liga en su peor momento de la temporada. El conjunto ilicitano se encuentra en una discreta décimo cuarta posición, a cinco puntos de los puestos de promoción de ascenso y a cuatro del descenso. Unos números que no son insalvables, pero, al mismo tiempo, sí preocupantes.

Toril Torilno ha sido capaz de encontrar el equilibrio defensa-ataque tan necesario en una Segunda División muy igualada. Los franjiverdes son, con 31 goles, el segundo conjunto que más tantos encaja, algo que no se ha sabido corregir y que está emborronando las muchas fases de buen juego que ha mostrado el equipo en las primeras 21 jornadas del campeonato.

Los ilicitanos presentan la peor puntuación a mitad de Liga de sus últimas diez temporadas en Segunda División, incluso suma cinco puntos menos que la pasada campaña cuando, tras el descenso administrativo, se tuvo que configurar una plantilla deprisa y corriendo en apenas 15 días.

A pesar de este panorama, Toril sigue excusándose, cada vez que pierde o empata, en la mala suerte, en que cuenta con el cuarto peor presupuesto de la categoría y en la calidad que tienen los rivales en ataque.

Al entrenador del Elche habría que recordarle que la temporada pasada, un equipo que costó casi un millón menos, sumaba cinco puntos más. Y que el Alavés de Bordalás y el Leganés de Garitano fueron capaces de ascender con un presupuesto similar al que tiene la actual plantilla franjiverde.

Es cierto que en el fútbol hace falta esa dosis de suerte para decantar los encuentros a tu favor. La tuvo el Elche de Bordalás cuando disputó el play off de ascenso y la encontró el equipo de los récords de Escribá. Pero cegarse en la mala suerte y en los fallos puntuales suena a excusas con pocos argumentos.

Si preguntas a cualquier entrenador, la clave en Segunda División es encajar pocos goles. El Elche de Escribá lo logró con mayúsculas y en esa estadística basó su éxito. Un equipo que encaja una media de casi un gol y medio por partido está condenado a luchar por la parte baja de la clasificación, por muy bien que lo haga en ataque.

Muchos elogian el fútbol atrevido y ofensivo de Toril, pero la realidad en bien distinta. En el fútbol actual si no tienes un equilibrio es, prácticamente, imposible lograr tus objetivos.

Queda muy bien, de cara a la galería, hablar de un juego preciosista y bonito. Pero transatlánticos como el Real Madrid o el Barcelona tienen, además de sus cracks, futbolistas que oxigenan en defensa y ayudan en ataque, como Busquets o Casimiro. Incluso, la Selección Española de Vicente del Bosque fue campeona del Mundo con dos mediocentros como Busquets y Xabi Alonso.

En el Elche sólo hay un futbolista (Dorca) capaz de hacer esa función. Había otro (Lolo), pero el técnico franjiverde lo despreció desde comienzo del campeonato y ha terminado marchándose.

Lesiones y sustitutos

Excusarse en las lesiones y la falta de calidad y competitividad arriba tampoco es argumento. Es cierto que se han lesionado futbolistas importantes como Mandi o Matilla, pero no es menos cierto que han llegado, de forma rápida, sustitutos como Álex Fernández o Fabián.

Y si miramos la calidad de la parte ofensiva, Nino, a pesar de sus 36 años, está cumpliendo por encima de las expectativas y suma ya ocho goles. Guillermo cuando fue presentado fue anunciado por el presidente, Diego García, como el primer delantero que había en la lista de «Chuti» Molina». Además, Toril utiliza en la mayoría de los partidos un delantero. Junto a ellos, están Pablo Hervías y Pedro, éste último se ha perdido sólo tres partidos por su lesión, que serían fijos en la mayoría de equipos de la categoría.

Por lo tanto, las excusas del presupuesto, la mala suerte, las lesiones o la falta de calidad arriba se caen por su propio peso.

El técnico debería dejar al lado esa serie de justificaciones que ya convencen a muy pocos y mirar por reducir, de forma perentoria, los goles en contra. Se suele decir que sin goles no hay paraíso, pero hay una máxima en Segunda como es que los conjuntos que menos encajan son los que, al final, están arriba.

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