Primero fue el Málaga (2-0) y ayer le tocó inclinar la rodilla en el estadio Martínez Valero al Real Zaragoza (2-0). Dos grandes de la categoría que se vieron superados por un conjunto ilicitano que ha pasado de merecer a conseguir. Pacheta no se cansó de repetir, durante la travesía por el desierto, que no iba a variar su mensaje a pesar de que resultaba cansino insistir, un día y al otro, que el equipo mostraba mejores sensaciones que resultados. Ahora, ambas cosas se han unido ya que el grupo tiene claro a qué juega y como hay que hacerlo.
Los goles de Gonzalo Verdú y Nino decantaron el duelo del lado franjiverde y fueron el premio al saber estar de un equipo humilde que se deja la piel en el campo y que ha crecido su nivel de confianza a medida que la temporada va avanzando. Dos triunfos consecutivos que ayudan a seguir creciendo desde la victoria, la mejor medicina para hacerse grande y conseguir hazañas.
El equipo ilicitano, tras un inicio fulgurante de encuentro, supo tirar de oficio para noquear a un rival que llegaba con Lucas Alcaraz como nuevo técnico y muchas dudas en su estilo de juego. No era fácil noquear al conjunto maño, pero en todo momento se supo cómo jugarle, apretar cuando tuvo el balón y provocar sus errores ya que en estos momentos de competición se muestran titubeantes y con las ideas entre alfileres.
El inicio el encuentro resultó muy semejante al del día de Málaga con presión sobre el rival y osadía para irse sobre el área maña. En una jugada de estrategia, Gonzalo Verdú ponía el balón por toda la escuadra y conseguía adelantar a los suyos en el marcador en el 9.
Con el paso de los minutos el Real Zaragoza pasó a llevar el control del partido pero sin lograr romper el orden local. Quizás los franjiverdes dejaron el balón a su rival con la intención de aprovechar algún error para matar el partido. Xavi Torres y Gonzalo Villar tuvieron la ocasión de hacerlo, pero fallaron en última instancia. En los duelos individuales no se estuvo tan fino como ante el líder Málaga, pero se concedió poco y eso es una virtud que se ha recuperado tras recibir ocho goles en apenas una semana ante Deportivo (4-0) y Córdoba (0-4). Cuando hubo que sufrir, el equipo bajó a la mina, pero los inquilinos del estadio de la Romareda apenas inquietaron a la meta de Francis, salvo en la última jugada del encuentro, en la que el nigeriano evitó que el mediapunta Soro hiciera el 2-1.
El 1-0 no se movió en el electrónico, pero faltó ajustar la banda izquierda, por la que Benito hizo daño, mientras que el centro del campo apenas conectó con las bandas. Iván Sánchez no disfrutó de muchos balones, mientras que Borja se preocupó más en defender que en llegar al área aragonesa.
Salida de Nino
Tras el descanso, el guión del partido siguió por los mismos derroteros y con la entrada de Nino, en 62, Pacheta le dio una nueva velocidad al envite en su intentó de forzar un error rival y, de esta manera, aprovechar para cerrar el duelo. En la primera pelota que tocó Nino, que se estrenó como realizador en esta campaña, mandó el esférico dentro, tras un robo de balón de Sory Kaba y un buen pase de Iván Sánchez. A partir de ahí, Sory Kaba pudo aumentar la cuenta con dos dianas, pero no estuvo acertado en el mano a mano frente a Cristian.
Cuando aparece Nino, el Elche lo nota y, una vez más, el cañonero de Vera puso la guinda a un partido que estaba más o menos controlado, pero que necesitaba poner la puntilla. Ahí estuvo valiente Pacheta. Tuvo claro el burgalés que en vez de ir metiéndose atrás había que sacar a un futbolista que cerrara el duelo. Con Nino en el equipo todo esto resulta más sencillo.
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