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Análisis

Pacheta ya sufre la exigencia del Elche

El técnico burgalés, héroe tras el ascenso, no se libra de la presión del banquillo franjiverde y recibe críticas por algunos de sus planteamientos

Pacheta ya sufre la exigencia del Elche

El Elche siempre ha sido una plaza difícil para los inquilinos de sus banquillos. En la última década han pasado muchos entrenadores y, prácticamente todos, han recibido críticas. Hasta Bordalás, que estuvo a punto de obrar el milagro del ascenso con una plantilla cogida con pinzas; o Claudio Barragán, ídolo de la afición en su etapa como futbolistas; sufrieron en sus carnes situaciones difíciles que acabaron con la destitución.

Por no hablar de Josico, Vicente Mir o Toril, quienes fueron el centro de la diana para los seguidores. O Rubén Baraja, después de hacer una temporada más que digna en un año muy complicado, tras el descenso administrativo de Primera, con una plantilla confeccionada, deprisa y corriendo, en apenas 15 días y que, a pesar de ello, estuvo soñando con el «play-off» de ascenso hasta el último tercio de Liga.

La grada del Martínez Valero es muy exigente como corresponde a un club con su historia. Sólo Fran Escribá, elevado a la categoría de «Dios» por su ascenso con el Elche de los récords y dos temporadas notables en Primera División, se ha salvado de la quema en los últimos años, aunque tampoco se libró en ocasiones puntuales.

Pacheta tenía y sigue teniendo todas las papeletas para continuar la senda del valenciano. Sacar al Elche del pozo de Segunda B sin perder ningún encuentro, salvo el último y cuyo resultado fue intrascendente frente al Villarreal B; su liderazgo y su papel de psicólogo para limpiar las mentes de los futbolistas y para ganarse a los aficionados le puso la capa de auténtico héroe.

Pero en la actual temporada está encontrando piedras inesperadas en el camino. El hecho de que el Elche cuente con el segundo límite salarial más bajo de la categoría y que el único objetivo sea la permanencia -algo que está cumpliendo hasta el momento- no le está eximiendo de que algún dardo le alcance y que en las últimas semanas se haya ampliado el número de lanzamientos.

La afición del Elche y más después de haber saboreado, hace apenas cinco años, el caviar de la Liga de las Estrellas no se conforma con cualquier cosa. Ni los duros golpes del descenso administrativo y el posterior a Segunda B han cambiado su forma de pensar. Los seguidores siempre quieren más y les gusta que sus equipos sean valientes y los futbolistas lo den todo en el terreno de juego. No entienden ni de presupuestos ni de favoritismo y, puestos a perder, prefieren un exceso de ímpetu que carencia.

El sonido del viento de la grada del Martínez Valero, con más o menos decibelios, es algo habitual. Los hay que se conforman con poco, pero a buena parte de la parroquia del conjunto ilicitano no le ha gustado que Pacheta haya cambiado algunos sus planteamientos, especialmente a domicilio, y se haya visto un equipo excesivamente defensivo y desequilibrado. La afición no entiende de si la manta te tapa la cabeza te descubre los pies.

Partidos como el de Alcorcón, Cádiz, Córdoba o recientemente el de Granada así lo han evidenciado. Incluso en el Martínez Valero han mostrado su desacuerdo en algunos partidos. El pasado sábado frente al Numancia fue un ejemplo.

Cambio en sus declaraciones

El técnico burgalés también fue capaz de ganarse a la afición en las salas de Prensa con sus discursos coherentes, pero en la presente campaña ha habido más de una declaración que ha chirriado y que ha enojado más que convencido: quejas de los árbitros, continuas insistencias al periodo de aprendizaje a la categoría, la mayor experiencia de los rivales... Se ha echado en falta cierta autocrítica en determinados momentos.

Enfrentamiento verbal

Las redes sociales se inundaron de críticas tras el encuentro en Granada y esta semana no se han frenado, tras dejar escapar la victoria frente al Numancia con un nuevo gol a balón parado. Incluso, a la finalización del choque con los sorianos un aficionado le llegó a decir directamente: «Eres muy malo». A lo que Pacheta, con toda corrección, respondió: «A lo mejor tienes razón, yo creo que no».

El preparador burgalés ya conoce el entorno franjiverde, tanto en las buenas como en las malas. Un par de victorias desatan la euforia y señalan con el dedo hacia el ascenso. Sin embargo, un par de derrotas colocan el pulgar hacia abajo y el temor a volver a las catacumbas de la Segunda B. El técnico franjiverde ha demostrado ser listo y saber convivir con situaciones difíciles y, ahora mismo, a pesar de que sus números son bastantes decentes, debe ser consciente de que la afición del Elche siempre quiere más y pide que esté a la altura de su historia, sea un recién ascendido o tenga más o menos presupuesto.

Los seguidores franjiverdes no aceptan que su equipo salga a defenderse y a jugar en función de los rivales, aunque sean equipos de la parte alta de la clasificación; quieren a los mejores en el campo, independientemente de su edad; pero, sobre todo, lo que desean es ver a un Elche y a un entrenador valiente y atrevido.

Ni mucho menos Pacheta está en entredicho. Al contrario, está sumamente capacitado para lograr el objetivo de la permanencia. Nadie lo discute. Pero también debe saber convivir con el grado de exigencia que, por historia, siempre ha tenido la entidad franjiverde.

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