El verano de 2003 fue clave para la historia del Fútbol Club Barcelona. Joan Laporta ganó las elecciones y el club inició un periodo deportivo de éxito que aún se mantiene hoy en día. El líder de aquel primer proyecto fue un futbolista brasileño que encandilaba por su juego y su sonrisa: Ronaldinho. Antes de Messi, el cambio de un Barça que venía de una época dramática, sin títulos y viendo como el Real Madrid acumulaba Champions y galácticos, llegó del mano de Ronaldinho y Frank Rijkaard.

Aquella pretemporada ya era habitual que los grandes clubes realizaran giras preparatorias por el extranjero. El Barcelona tuvo la suya por Estados Unidos, Inglaterra e Irlanda del Norte. El 16 de agosto, Ronaldinho se puso por primera vez la camiseta azulgrana en territorio español. Y lo hizo en Elche, para disputar el trofeo Festa d'Elx en el Martínez Valero contra el conjunto franjiverde, entrenado en aquel momento por Carlos García Cantarero.

El césped, nota negativa

La euforia desatada en la ciudad por la llegada tanto del crack brasileño como de otras estrellas fue total. El estadio registró una gran entrada y los aficionados ilicitanos y de la provincia pudieron ver en directo, tanto en el aeropuerto como en el hotel de concentración y en el estadio a sus ídolos. El partido terminó sin goles, el Barça se llevó el título veraniego en la tanda de penaltis y la única nota negativa la puso un césped en mal estado.

Cantarero jugó aquel día con Dani Mallo, Otero, Benja, Raúl Pérez, Tasevski, Curro Montoya, Kiko Torres, José Manuel, Zárate, Granero y Nino; que ya era hombre importante en el club. También tuvieron sus minutos en la segunda parte Moisés, Velasco, Juan Carlos, Darmon y Raúl Ivars. Aquel Elche finalizaría en decimocuarta posición la Liga. Cantarero fue destituido en la jornada 16 y los franjiverdes acabaron el curso con Lico en el banquillo tras despedir también a Ruggeri.

Por su parte, Rijkaard alineó de inicio, además de a Ronaldinho, a Rustu, Puyol, Reiziger, Márquez, Óscar López, Gerard, Xavi, Overmars, Saviola y Kluivert. También jugaron Víctor Valdés, Mario, Ros y David Sánchez, quien años después militaría en el conjunto ilicitano. Aquel Barça inició la campaña con dudas, pero tras reforzarse con Edgar Davids en el mercado invernal realizó una gran segunda vuelta que le permitió ser subcampeón de Liga, tras el Valencia de Rafa Benítez. El curso siguiente reconquistaría el campeonato y en 2006 ganaría la segunda Champions de su historia, con Ronaldinho ya coronado como mejor futbolista del mundo.

Sin embargo, en aquel trofeo estival, Ronaldinho y su Barcelona tuvieron que recurrir a la tanda de penaltis para derrotar al Elche y llevarse el Festa a la vitrina de trofeos del Camp Nou. Raúl Pérez mandó dos balones al palo durante el partido. Desde el punto fatídico, Moisés, Curro Montoya y Darmon fallaron sus penaltis. Además de Ronaldinho, el resto de lanzadores azulgrana materializaron sus penas máximas. Esta fue la carta de presentación del astro brasileño en España: 90 minutos y un penalti transformado en el Martínez Valero.