Gonzalo Villar se va. Otra vez. Y en esta ocasión, pese a que deja más dinero en la caja franjiverde, que sigue sin dar signos de ser boyante pese al cambio de propiedad, parece que duele más que hace unos veranos, cuando un adolescente se marchó al Valencia por un puñado de euros.

Duele más por la altura de la temporada. Una baja de un titular en enero es complicado de encajar. Duele más porque al chico se le ven muy buenas maneras. Su crecimiento a lo largo del curso estaba siendo ilusionante. Duele porque era un proyecto del Elche, captado por Jorge Cordero y moldeado, a fuego lento, por Pacheta. Para el estilo del técnico, con tremenda importancia en la conducción de la pelota, Gonzalo era un futbolista único a la hora de romper líneas, bien con la pelota en sus pies o a través de pases.

La venta de Gonzalo Villar también duele porque a las primeras de cambio demuestra que en el Elche poco ha cambiado en cuanto a la necesidad de hacer caja a través del traspaso de jugadores antes que del desembolso económico del propietario de turno. Christian Bragarnick tenía la oportunidad de sacar el talonario y solventar los problemas de tesorería que tenía la entidad para poder inscribir jugadores en invierno. A ello invitaba su ambicioso discurso, que aún no ha hecho público pero que en privado apunta muy alto, más allá de Primera, a Europa incluso. Que para inscribir a Dani Escriche (descarte delHuesca, delantero que lleva cero goles) y a un central que oxigene a Dani Calvo y Gonzalo Verdú sea necesario vender a un activo tan importante como Villar no es el mejor inicio. Como buen representante, el argentino ha traspasado a un futbolista antes siquiera de presentar en sociedad su proyecto franjiverde.

Un equipo brillante

El ruido de la previa no invitaba al optimismo en el Elche. La derrota en Copa, en un día en el que los ilicitanos se quedaron a 11 metros del cielo. La venta de Gonzalo, con triángulo «amoroso» entre Elche, Roma y Valencia. Demasiadas distracciones para visitar al líder.

El primer cuarto de hora en el estadio de los Juegos Mediterráneos, lejos de apaciguar los ánimos, sirvió para echar mano de ansiolíticos. Los hombres del artista antes conocido como Guti, ahora José María Gutiérrez, salieron como aviones, superando con demasiada facilidad a la defensa del Elche. Y, al menos por mi parte, no podía ponerse peros a los franjiverdes porque parecía más justo deshacerse en elogios con los rojiblancos.

En ese tiempo apareció San Edgar Badia, con su milagro semanal ya sea en el Martínez Valero o en campo ajeno. Dárwin Núñez parecía Robert Lewandowski. Hasta el momento de la definición, en el que el fútbol recordaba al uruguayo porque juega en Segunda y no en la élite.

Con problemas en el centro del campo por la ausencia de Villar, el Elche tomó una decisión arriesgada, pero que salió bastante bien. Aceptó el intercambio de golpes con el Almería. No era mala idea, ya que la otra alternativa estaba acercando al Elche a un derribo por KO, tarde o temprano.

De este modo empezaron a acumularse ocasiones en ambas áreas. Yacine Qasmi cerró su semana negra de cara al arco con otro error de bulto. El VAR, quizás sintiéndose culpable por los metros regalados a Iago Herrerín el miércoles, dio un penalti al Elche que Fidel Chaves erró.

Pero este Elche de Pacheta es la versión futbolística de Rocky Balboa. Encaja. Encaja. Encaja. Pero nunca se cae a la lona. Núñez, nervioso por tanto error, se ganó una doble amarilla por dos entradas tan al límite de la amonestación como innecesarias por su parte. Y ahí, el Elche demostró madurez. La segunda parte fue suya.

Al volver del descanso, diez contra once, las revoluciones se calmaron. El Almería tuvo que bajar el ritmo de partido y el Elche fue muy superior. Entonces llegó el momento de redimirse. Yacine lo hizo vía asistencia en el 0-1. Fidel, con gol más asistencia en el 0-2. Y Pere Milla, siempre observado con lupa, volvió a marcar.

Hubo más nombres a destacar. Por ejemplo el de Dani Calvo, que está en un momento muy dulce. Pero, sobre todo, en el Elche volvió a brillar el bloque. El equipo. El Pacheta Club de Fútbol.