El Elche que se vio ayer en Ipurua sí que es un equipo de Primera División y demostró que puede estar capacitado para competir y hacer un buen papel en la Liga de las Estrellas. Los franjiverdes ofrecieron una imagen muy distinta al estreno liguero contra la Real Sociedad. El cuadro ilicitano se mostró como un conjunto compacto, ordenado en defensa, sacrificado y que supo hacer daño al Eibar a la contra.

Un gran gol de Lucas Boyé, a los 37 minutos, permitió al Elche lograr la primera victoria de la temporada y sumar tres puntos ante un rival directo en la lucha por la permanencia, que deben traer la tranquilidad y la ilusión al Martínez Valero, más si cabe, contando con una plantilla por terminar de construir a la que tienen que llegar todavía cuatro o cinco refuerzos que marquen la diferencia.

Almirón, que se pudo sentar por primera vez en el banquillo después de poder tramitar su licencia horas antes del inicio del partido y repitió prácticamente el mismo once inicial del primer encuentro frente a la Real, pero con un cambio sustancial. Situó a Lucas Boyé como referencia ofensiva y el equipo lo notó.

Además, los franjiverdes no intentaron salir siempre con el balón jugado desde atrás. Cuando podían lo hacían y, en caso de dificultad, buscaban el balón largo hacia el delantero argentino. Eso impidió la pérdida de pelotas en campo propio y los consiguientes ataques peligrosos del rival.

Los ilicitanos también presionaron mucho más arriba que en su primer partido. Pere Milla se sacrificó mucho y junto a Boyé formó la pareja atacante. Ambos iniciaron la presión en la línea de tres cuartos. Raúl Guti también tuvo que recorrer muchos kilómetros porque tuvo que bascular entre la posición de mediocentro y la banda derecha para ayudar en labores defensivas a Josan en el carril diestro. El crevillentino, a pesar de no jugar en su posición, realizó un partido fantástico y, además de defender bien, tuvo agallas para incorporarse al ataque haciendo daño con su velocidad.

La línea de tres centrales, que estuvo imperial por alto, no se encerró tanto en su área como en el encuentro anterior y estuvo unos metros más adelantada.

Con Nuke Mfulu haciendo el trabajo «sucio» por delante y con Fidel y Tete Morente participando mucho en la banda izquierda, el Elche sorprendió de salida al Eibar y entró muy bien en el partido. En el primer minuto, los franjiverdes ya había llegado dos veces a la portería contraria. Una llegada hasta la línea de fondo de Josan y un disparo de Lucas Boyé, que atrapó Dimitrovic.

Conforme fue avanzando el choque, los guipuzcoanos se hicieron con el dominio del juego y del balón. Pero no fue el asedio del pasado sábado contra la Real y los ilicitanos también intentaron contrarrestar y hacer daño a la contra cada vez que podían.

Y en el minuto 36 llegó el zarpazo. Fidel salió muy bien conduciendo el balón, abrió la pelota a la parte izquierda sobre Tete Morente y el disparo del gaditano lo desvió un defensa. El rechace le cayó a Lucas Boyé dentro del área y el argentino realizó una maniobra perfecta y a la media vuelta se sacó de la chistera un tiro cruzado ajustado al poste, que acabó con el esférico al fondo de las mallas.

El 0-1 dio alas a los pupilos de Almirón y dejó tocado a los eibarreses. Con ventaja franjiverde y con una imagen muy distinta y muy mejorada del Elche se alcanzó el descanso, con la esperanza de que podía suceder algo bonito.

Penalti fallado por el Eibar

La segunda parte comenzó con susto y parecía que el castillo de naipes se podía derrumbar. El Eibar salió apretando mucho y en el minuto 49, el árbitro, tras consultar con el VAR y ver la imagen repetida en la televisión, señaló un claro penalti por una mano de Pere Milla dentro del área.

El empate se veía venir y con mucho tiempo por delante todavía. Sin embargo, Edu Expósito no lo aprovechó. El centrocampista del conjunto armero intentó disparar a lo «Panenka» tratando de sorprender a Edgar Badia, que se había lanzado a un lado, pero el balón se fue alto.

Los astros parecían que en esta ocasión sí que estaban alineados del lado ilicitano. El error fue un mazazo para el equipo de Mendilibar, que intensificó su presión, como no podía ser de otra manera jugando en Ipurua, y metió al Elche en su campo.

Hasta la última gota de sudor

En ese momento de dificultad, el cuadro de Almirón supo responder con mucho sacrificio, orden defensivo, ayudas constantes y con unos futbolistas que se dejaron hasta la última gota de sudor.

El técnico vasco comenzó a hacer cambios para meter más pólvora en ataque. Almirón siguió confiando en los mismos y no movió el banquillo hasta el minuto 82 cuando sacó a Youssouf Koné por agotado Lucas Boyé. El último fichaje franjiverde se situó en el carril izquierdo, Fidel adelantó su posición y Tete Morente pasó a jugar delantero junto a Nino, que ocupó el puesto de Pere Milla, que realizó un desgaste encomiable en beneficio del equipo.

En los últimos minutos se palpó la tensión por lo apretado del marcador. Pero el Eibar apenas puso en apuros a Edgar Badia. Y fue el Elche el que tuvo las dos mejores ocasiones para sentenciar a la contra. Tete Morente se emborrachó de balón y Raúl Guti no llegó a un centro Koné.

Al final victoria del Elche y tres puntos que permiten ver el futuro con más optimismo.