El «proyecto Almirón» del Elche para buscar la gesta de la permanencia en Primera se cerró anoche en un frenético último día de mercado de fichajes con cuatro altas y una salida. El club franjiverde incorporó al delantero Guido Carrillo (procedente del Southampton), al mediocentro Iván Marcone (Boca Juniors), al extremo Emiliano Rigoni (Zenit) y al portero Diego «Ruso Rodríguez» (Defensa y Justicia) y abrió la puerta al centrocampista Ramón Folch, que se marcha cedido al Tenerife. Los cuatro fichajes de última hora son argentinos, al igual que el entrenador Jorge Almirón y el máximo accionista y agente de jugadores, Christian Bragarnik, y se unen en el vestuario franjiverde a otros dos compatriotas, el delantero Lucas Boyé y el lateral izquierdo Sánchez Miño.

En total, este nuevo Elche de Almirón y Bragarnik afronta el desafío de la salvación en LaLiga Santander con 13 fichajes y 11 bajas con respecto al equipo que consiguió el ascenso a Primera el pasado 23 de agosto en Girona. Con las últimas incorporaciones efectuadas anoche, el club franjiverde ha intentado aportar un «plus» de calidad y experiencia en la élite a una plantilla que ha dado síntomas de inadaptación a la máxima categoría en sus tres primeros partidos, a pesar de irse al parón con un balance nada desdeñable de cuatro puntos de los nueve disputados.

Antes de este último día de mercado, el club había anunciado nueve fichajes para el nuevo proyecto: los defensas Sánchez Miño (Independiente), Cifuentes (Málaga), Youssouf Koné (Olympique de Lyon) y Barragán (Betis); los centrocampistas Raúl Guti (Zaragoza) y Luismi Sánchez (Valladolid) y los delanteros Lucumí (Tigres de México), Tete Morente (Málaga) y Lucas Boyé (Torino). Todos ellos han debutado ya con el conjunto franjiverde en este arranque liguero de tres partidos en una semana, salvo el extremo colombiano Lucumí, que a sus problemas iniciales con el pase internacional procedente del Tigres mexicano unió después unas molestias físicas.

Contrarreloj y con muchas negociaciones abiertas, el club apuró las últimas 24 horas a la búsqueda de un portero que compita con Edgar Badia, un central con experiencia en la élite, un centrocampista organizador y con llegada y un delantero contrastado. El máximo accionista del club, el argentino Christian Bragarnik, vivió una jornada de lunes frenética desde primera hora de la mañana en las oficinas del Martínez Valero. Y con estos mimbres se tiene que arreglar Almirón, dado que el club ya no podrá realizar ningún fichaje más hasta el mercado invernal de enero próximo.

Todos los estamentos del club, desde el propio vestuario al entrenador, pasando por el director deportivo Nico Rodríguez, han reconocido las dificultades con que se ha encontrado el Elche en este retorno a la máxima categoría por el retraso en la llegada de los fichajes y la consiguiente falta de conjunción de un equipo integrado ahora por más una docena de caras nuevas procedentes de diferentes clubes, países y estilos de juego y el bloque de futbolistas que consiguieron el ascenso a Primera, la mayoría de los cuales no tenían ninguna experiencia en LaLiga Santander.

Antes de retomar la competición en Vitoria frente al Alavés el fin de semana del 17 y 18 de octubre, Almirón dispone de casi dos semanas por delante para trabajar con todo el plantel y armar un equipo cuyo único objetivo es la permanencia. Después de pedir incorporaciones con «jerarquía» para darle un salto de calidad al grupo, el técnico argentino expresó el sábado tras el empate en casa ante el Huesca que la llegada de los fichajes «ayudará a mejorar mucho» a los franjiverdes. Hasta el momento, el cuadro ilicitano ha dado muestras de intensidad, orden y concentración defensiva en los tres partidos disputados, pero ha dejado dudas por sus lagunas en la creación de juego y en su escasa proyección ofensiva.