El Elche más argentino de siempre es también el mejor Elche de la historia a estas alturas. El conjunto franjiverde se despertó ayer sábado en puestos europeos y a un punto de la Real Sociedad y el Villarreal, los dos líderes, habiendo jugado un partido menos que ellos. Todo hipótesis y conjeturas de esta Liga de clasificaciones incompletas, pero de lo que no hay duda es de que Jorge Almirón, el técnico que llegó con la difícil misión de hacer olvidar a Pacheta, ha entrado de pie al Martínez Valero y al fútbol español. Hay mucho tiempo por delante para amarrar ideas, pero los primeros trazos son esperanzadores.

Dos partes, dos caras. Mezcla de estilos

Y lo ha hecho con una mezcla de estilos que se vio de manera muy clara el viernes en la victoria ante el Valencia. La idea primigenia de Almirón es la del fútbol elaborado, a veces hasta el extremo, con salida de balón desde atrás y con mimo del balón hasta en las presiones más asfixiantes del rival. Un fútbol que huele a Menotti y que en la Liga se vio también exagerado hasta el límite con la llegada de Bielsa al Athletic. Los resultados no pudieron ser mejores y los vascos llegaron a dos finales, una de ellas europea. Esa fue la idea del Elche en Vitoria y también lo fue el viernes ante el Valencia y el resultado han sido seis puntos como seis soles.

Sin embargo, el conjunto che, absorbido en una espiral de autodestrucción, reaccionó tras el descanso, ya con 2-0 en contra, y en la segunda parte comandó el juego. Entonces el Elche, más por obligación que por convicción tuvo que cambiar el plan, se plantó atrás, firme y con el deber estudiado. Camaleónico, dejó a un lado el traje elegante del «menottismo» y se arremangó para defender el resultado; sin malas artes pero con experiencia, apoyándose en una zaga veterana y varios pilares clave. Voluntaria o involuntariamente, apareció el «bilardismo» y el Elche sonríe en su regreso a la élite del fútbol español.

La metamorfosis de un grupo. Un bloque camaleónico

Almirón reconoce continuamente que el bloque del ascenso es quien está sujetando a este Elche en plena conjunción de fichajes nuevos y estilos dispares. Sin embargo, ese grupo de futbolistas que sostiene hoy a los franjiverdes ha tenido que dar un paso al frente y experimentar un cambio en su manera de jugar. Con la misma defensa -los cinco defensas y el portero titulares el viernes eran jugadores del club la pasada campaña- el Elche ha reseteado su libreta. Cuando un técnico, como ahora Almirón, busca exprimir la salida de balón, normalmente firma a jugadores habituados a ello. En cambio, el argentino ha sometido a una metamorfosis a una zaga que arriesga y que rara vez pega un pelotazo para quitarse la presión del rival.

Carrileros por accidente. Josan y Fidel, vitales

Dos hombres fundamentales en el actual dibujo de los franjiverdes son dos jugadores que han cambiado su posición este verano. Ante el Valencia fueron los goleadores pero también los más destacados de un equipo que derrocha autoría propia. Almirón reubicó a Josan y Fidel, habituales extremos y jugadores eminentemente ofensivos, a carrileros largos y el éxito ha sido inmediato. El crevillentino abrió la lata y sirvió en bandeja el segundo gol a Fidel, que se echó el equipo a la espalda en la segunda parte, cuando más lo necesitaba. Aportó pausa en medio de un ataque continuo del Valencia, supo salir jugado para desahogar a su equipo y ganó metros con el balón controlado, lo que le permitió al Elche avanzar metros.

El metrónomo. Marcone; de oficio, futbolista

La prolongación en el campo de Almirón es Iván Marcone, que el viernes disputó su segundo partido con el Elche pero pareció llevar toda una vida. Hay muchos jugadores de fútbol (muchos de ellos excepcionales), pero pocos futbolistas. El argentino es del segundo grupo. Sabe el oficio, tiene ojos en la nuca y con un paso cuadra al equipo. Marcone es la manija, el célebre «5» argentino, y sus compañeros lo saben. Con una presión certera, robó en la frontal y ese balón terminó en la red de Domènech. El 2-0 lo culminó Fidel, lo sirvió Josan pero lo moldeó Marcone, en la mente y en el campo.

Un 9,5 disfrazado de tanque. Milla se gana el sueldo

No es un delantero centro nato, pero las circunstancias le han obligado a actuar como tal. Pere Milla se convirtió en el héroe del ascenso hace un par de meses y ahora es el «9» del Elche por méritos propios. Almirón, que cuenta en la plantilla con otros delanteros como Carrillo, Boyé o Nino, le ha confiado ciegamente el cargo del delantero al ilerdense. Ante el Valencia trabajó a destajo: bajó a recibir porque su naturaleza se lo pide, necesita estar contacto con el balón; pero también sacó faltas de espaldas y trató de aguantar el balón mientras el cuerpo se lo permitió. Milla hizo 10 tantos la pasada campaña y ya se ha estrenado en la máxima categoría, el pasado fin de semana en Mendizorroza. Boyé también ha visto puerta y los éxitos del Elche también dependerán del acierto de Carrillo. Nino sigue sin contar para Almirón.