El Elche ha sabido resistir este viernes a un buen Celta (1-1) en el Martínez Valero para sumar un punto en una dura batalla, que se ha saldado con daños colaterales para los franjiverdes: Fidel y Rigoni se han retirado lesionados y el portero Edgar Badia, que ha vuelto a protagonizar un gran partido, ha disputado los últimos minutos renqueante de su cadera izquierda tras un choque con su compañero Gonzalo Verdú. El empate le sirve al conjunto ilicitano para mantener distancias con un rival directo y con la zona peligrosa de los puestos de descenso antes de afrontar dos semanas de parón por los compromisos de las selecciones nacionales que servirán para intentar recuperar a los "tocados" y seguir conjuntando al equipo.

El técnico Almirón apostó de inicio por la fuerza de Mfulu en el medio -mucho músculo y poca sutileza- para contrarrestar el caudal de talento del Celta (Aspas, Mina, Brais, Denis Suárez, Nolito...) y también alineó de salida al central Diego López y Tete Morente, que dejaron en el banquillo a Raúl Guti, Josema y Sánchez Miño, señalados por el zarandeo del Benito Villamarín.

Y antes de merecerlo, ya habían marcado los franjiverdes. Es cierto que Josan volvió a estar muy activo por la banda derecha en el arranque, pero esta vez jugó a favor del conjunto ilicitano la nueva normativa que señala como penaltis las manos involuntarias, que es la que cometió Hugo Mallo de rebote mientras se protegía de una peligrosa acrobacia de chilena de Lucas Boyé. Una pena máxima muy rigurosa surgida del VAR y del novedoso reglamento que pasa por encima de la lógica y de décadas de fútbol.

Fidel no desaprovechó el regalo y marcó en una especie de penalti a lo Panenka su segundo tanto de la temporada. Fue una pena que apenas media hora después tuviera que marcharse con molestias en su gemelo izquierdo cuando estaba siendo de los más incisivos del equipo, el otro puñal que tiene Almirón por el costado izquierdo. Con su habitual esquema de tres centrales y dos carrileros, se sintió cómodo el equipo de Almirón, que estuvo cerca de ampliar su ventaja en el minuto 7 con un cabezazo en la segunda jugada de un córner, en la que Gonzalo Verdú pidió penalti de Murillo.

Tardó en reaccionar el conjunto gallego, pero lo hizo a tiempo y con sus previsibles protagonistas, una nómina de estupendos jugadores, a los que sólo pudo parar inicialmente Edgar Badia. Si el Betis castigó por las bandas, anoche el Celta lo hizo por el centro. Primero Iago Aspas citó mano a mano a Brais Méndez ante el portero franjiverde, que obró su primer milagro con la punta de su pie izquierdo; y cinco minutos después hizo lo propio después de que Denis Suárez asistiera de nuevo a Brais. Sufría el Elche con la presión a la desesperada del Celta, con poca participación de Marcone, Pere Milla y Tete Morente, pero supo soltarse para buscar la meta de Rubén con un disparo de Boyé en el minuto 34 que rozó el palo izquierdo. En este intercambio de golpes, el cuadro celeste atrapó el empate en otra buena jugada por el pasillo central franjiverde: conectaron Denis y Aspas y Santi Mina marcó de tiro cruzado y colocado por abajo desde el borde del área. Edgar Badia no puede pararlo todo.

Tras el descanso, el Celta mantuvo su acoso y bien pudo adelantarse por medio de Aspas en el minuto 51, pero tiró cruzado junto al palo. Jugaban muchos minutos los celestes en terreno del Elche y casi marcan Santi Mina a centro de Mallo y de nuevo Aspas, frenado por Edgar Badia. Mal lo vio Almirón, que introdujo un triple cambio y dio entrada a Raúl Guti, Rigoni y Josema para intentar fortalecer las tres líneas franjiverdes. Se lesionó poco después en el hombro el delantero argentino y otra vez Iago Aspas perdonó el 1-2 en una acción con poco ángulo pero casi sin portero en el marco ilicitano. Acusó Edgar Badia el choque con Gonzalo Verdú en un balón aéreo y terminó el partido como malamente pudo.

Eso sí, el Elche consiguió equilibrar el tramo final del partido y Tete Morente rozó el gol tras otro buen centro de Josan y Josema remató alto en un saque a balón parado ya en el epílogo de un partido con mucha tensión sobre el césped y mucho que arbitrar por parte de un irregular De Burgos Bengoetxea.