Fue el 3 de diciembre de 2019, en una tarde fría, lluviosa y desapacible, cuando el Elche cambió, por primera vez en su historia, de manos ilicitanas a argentinas. Hoy se cumple un año desde que Christian Bragarnik, a través de la empresa Score Club 2019, acordó la compra del 70% de la mayoría accionarial del club que el expresidente José Sepulcre tenía a nombre de Tenama Inversiones.

A pesar de las dudas y discrepancias que rodearon este movimiento empresarial, que dejaban en un segundo plano los sentimientos del fútbol tradicional, la apuesta del inversor argentino ha estado hasta ahora plagada de éxitos. El ascenso a Primera División y ver al Elche de nuevo en la Liga de las Estrellas, a pesar de no poder celebrarlo por la pandemia del coronavirus, ha saciado cualquier atisbo de recriminación hacia una «jugada» que muchos ni entendían, ni compartían.

Bragarnik, un año después, no se ha presentado todavía ante la opinión pública. Los aficionados no conocen ni su voz. No ha ofrecido ninguna rueda de Prensa para presentar su proyecto a los seguidores. Las únicas declaraciones las ha hecho en la radio argentina y en una entrevista a los canales oficiales del club, que la entidad franjiverde publicó el pasado 30 de octubre. «Soy un soñador y vamos a trabajar todos los días para hacer un club mejor». Fue su declaración de intenciones, junto a su intención de fomentar la cantera y acercar al hincha al club.

Una vez que compró el paquete de títulos a Sepulcre, por unos 20 millones de euros a plazos, el inversor argentino realizó otro movimiento acordeón, que rebajó el capital social de 25 millones a 300.000 euros y una ampliación de 4,5 millones, que le convirtieron en dueño absoluto del Elche con el 99% de la acciones.

A continuación reformó el consejo de administración. Joaquín Buitrago, hombre de confianza de Sepulcre, se quedó como presidente, con una función representativa y para velar por los intereses del ex máximo accionista hasta que la compra aplazada se complete. El inversor argentino nombró consejeros a Alejandro Martínez y a Julio César Giner, dos abogados de un bufete de Valencia, que participaron en la compra del club ilicitano; además de a su amigo personal Omar Floro.

Bragarnik celebra con sus futbolistas el ascenso a Primera en Girona. | SONIA ARCOS/E.C.F.

Del resto de las personas que hay detrás de Score Club 2019 poco se sabe. En una radio argentina desveló que los jugadores Dario Benedetto, al que llevó al Olympique de Marsella; y Walter Bou, que milita en el New England de EEUU; también habían colaborado y dado respaldo económico al proyecto, al igual que los dirigentes del Xolos Tijuana de México. Negó que el expresidente de Boca Juniors Daniel Angelice formara parte de su apuesta por el Elche. Quien sí que está es Ricardo Pini, abogado argentino vinculado a Bragarnik, que cogió las riendas en las oficinas del Martínez Valero durante varios meses en su ausencia.

A pesar del oscurantismo y privacidad de las personas de su proyecto, Bragarnik ha caído de pie en el Elche. A los aficionados lo que más les interesa es que la pelotita entre y su equipo gane. Y desde la llegada del agente argentino no ha parado. En el mercado de invierno ilusionó a los seguidores con los fichajes de Jonathas y Víctor Rodríguez. Luego se produjo el gran éxito del ascenso a Primera División, que tapó y disipó cualquier duda.

Aunque dolió y mucho la decisión de prescindir de Pacheta y apostar por un entrenador de su cuerda como Almirón y una plantilla argentinizada. Pero los resultados le están avalando. Bragarnik y sus colaboradores están demostrando que son gente de fútbol, que saben lo que llevan entre manos y, aunque sus intereses empresariales también están claros, no han venido a perder dinero. Hoy se cumple un año de su llegada y mientras el Elche siga con sus éxitos deportivos tendrán el aplauso de la afición y podrá estar muchos años más.