Demasiado Luis Suárez y mucho rigor arbitral para el Elche. El conjunto franjiverde cayó ayer en su visita al líder Atlético de Madrid (3-1), víctima de dos goles del delantero uruguayo y de un discutidísimo penalti señalado por el colegiado Estrada Fernández cuando el cuadro ilicitano había reducido la ventaja por medio de Lucas Boyé (2-1) y comenzaba a poner en apuros a los de Simeone en la búsqueda del empate. Pese a dar la cara y mostrar una buena y combativa imagen en el Wanda Metropolitano, el Elche agrava su delicada situación tras siete jornadas consecutivas sin ganar y el partido del martes en casa ante el Osasuna cobra aún más rango de «final» por la permanencia al situarse los franjiverdes a un solo punto del descenso.

Cuarenta minutos duró el plan de resistencia numantina del Elche, que se defendió con mucho orden hasta que Luis Suárez anotó su gol número 151 en 200 partidos en LaLiga española. Fue una pena porque instantes antes, un batallador e inspirado Lucas Boyé había provocado una falta con tarjeta amarilla a Hermoso en el centro del campo, pero los franjiverdes volvieron a perder demasiado pronto el balón y el Atlético sorprendió por primera vez descolocados a los de Jorge Almirón: Lemar condujo con rapidez hacia Llorente, cuya apertura a Trippier la convirtió el inglés en una asistencia al goleador uruguayo. Todo muy rápido y a la carrera para romper la tela de araña del conjunto ilicitano.

El colegiado catalán Estrada Fernández señala el discutido penalti del 3-1 a favor del Atlético ante el asombro de los jugadores del Elche. | REUTERS/JUAN MEDINA

No reservó a nadie de salida Almirón, que intentó reproducir en el Wanda Metropolitano el mismo plan de partido que tan buen resultado le dio en Villarreal (0-0): máxima concentración defensiva y repliegue intenso y activo para cerrar los espacios y líneas de pase a jugadores de la calidad de Joao Félix, Carrasco, Marcos Llorente, Koke y compañía. Pero el Elche estuvo más incómodo que en el estadio de La Cerámica porque la presión muy alta de los rojiblancos le dificultó mucho la salida y la circulación del balón. El plan del partido para los franjiverdes era el de alargar el trámite y resistir lo máximo posible, pero le faltó posesión para desactivar la intensidad de los de Simeone.

La mayor sorpresa del «once» de Almirón fue la del chaval del Ilicitano John Donald, que vivió su segundo debut consecutivo tras el de la Copa el miércoles en Buñol (1-2). El hispano-nigeriano, de 20 años, demostró serenidad y maneras, pero Luis Suárez le arrebató el sitio y se anticipó cerca del área pequeña en la jugada del 1-0. Ya en el arranque de la contienda, el charrúa también le ganó la espalda en una acción señalada como penalti por el árbitro Estrada Fernández, que poco después invalidó el VAR por un fuera de juego por escasos centímetros del uruguayo.

Estrada frena en seco al Elche

Suárez echó abajo el muro franjiverde, en colaboración con Lemar, que había dejado en el banquillo atlético al ilicitano Saúl Ñíguez -posiblemente en sus horas más bajas como rojiblanco- y que se mostró como el más activo de los locales en este primer acto, intercambiando su banda en la posición de interior con Carrasco sin que fuera detectado por la tupida telaraña defensiva del Elche. No generó demasiadas opciones de gol el cuadro de Simeone, pero fue superior a los franjiverdes, que no remataron ni se acercaron con peligro a los dominios de Oblak.

No le gustaba el panorama a Almirón, que introdujo un doble cambio en el descanso: Rigoni y Sánchez Miño por Josan y el canterano John bajo el aguacero que arreciaba ya sobre Madrid. Y si el jugador del filial estuvo algo tierno en el 1-0, lo mismo le pasó al veterano Sánchez Miño en el segundo tanto atlético en el minuto 58: Carrasco filtró un centro corrido desde la izquierda, el lateral argentino del Elche se durmió y Luis Suárez volvió a ganarle la espalda para empujarla desde el suelo en el área pequeña y anotar su séptimo gol del curso. ¿Quién dijo que el charrúa empezaba a dar muestras de estar acabado?

Parecía sentenciado el encuentro cuando el Elche se metió de lleno en el mismo tras una muy buena jugada de laboratorio: Fidel botó un córner tenso al primer palo, Tete Morente peinó hacia atrás y Lucas Boyé, el mejor de los franjiverdes, batió con la testa en el área pequeña al gran Oblak (minuto 64). Era el primer remate a puerta del conjunto ilicitano, que de repente recobró la fe para buscar la igualada ante un líder que en ese momento se quedaba sin Joao Félix por lesión. Espoleado por su tercer gol de la temporada, Boyé estuvo cerca del 2-2 en una gran acción en el 74’ cuando bajó el balón desde muy arriba, se acomodó y su disparo lo rechazó a córner Oblak.

Pero, cuatro minutos después, le llegó el turno al árbitro Estrada Fernández y al polémico VAR, que concedieron un penalti más inexistente que riguroso cuando Marcone elevó la pierna en el área, golpeó en el brazo extendido a Diego Costa y el hispano-brasileño teatralizó la caída para simular un contacto mucho mayor del que se produjo. El delantero de Lagarto transformó la pena máxima y cortó en seco la reacción de un Elche que tuvo orgullo y orden, pero pecó de falta de profundidad en la primera hora del partido y se obliga a ganar este martes a Osasuna para no acabar el año con el agua al cuello.