Preocupación máxima. Es lo que define el sentimiento existente en estos momentos, tanto en las oficinas del Martínez Valero como en todo el entorno del Elche Club de Fútbol. El equipo se está hundiendo cada vez más en la clasificación y siguen sin llegar soluciones. El sueño de disfrutar de la Primera División se está convirtiendo en una auténtica pesadilla. Pero, sobre todo, la preocupación viene como consecuencia de la inacción durante los últimos días del máximo accionista de la entidad franjiverde, Christian Bragarnik.

El inversor argentino se marchó el miércoles de la semana pasada a Argentina para disfrutar de la final de la Copa Sudamericana, que Defensa y Justicia, otro de sus equipos, al que asesora deportivamente, alzó de forma brillante frente a Lanús. A Bragarnik se le vio en las imágenes de televisión feliz y contento protegido con su mascarilla del Elche. En tierras ilicitanas se esperaba que, tras celebrar ese éxito, el pasado lunes regresara para ponerse manos a la obra, reforzar la plantilla en la última semana del mercado de invierno y contratar a futbolistas que den un salto de calidad y que ayuden a conseguir el objetivo de la permanencia.

El entrenador, Jorge Almirón, al que sigue manteniendo en el cargo a pesar de los nefastos resultados y la poca convicción en su trabajo, incluso desde dentro de la plantilla, solicitó entre cinco y seis fichajes. Sin embargo, a falta de menos de cinco días para que se cierre la ventanilla para inscribir jugadores, el club ilicitano continúa sin realizar movimientos, ni de entradas ni de salida, y solo ha llevado a cabo la incorporación de Johan Mojica.

El máximo accionista sigue sin dar señales de vida y nadie en el club sabe ni cuándo va a volver y lo que es peor, si va a dar el visto bueno a alguna de las opciones de fichajes que tiene encima de la mesa o si está haciendo él, desde su país, por su cuenta, alguna gestión, como dueño de la entidad.

Ni entradas ni salidas

Además, con el agravante de que el Elche tiene las 25 fichas cubiertas, no dispone de ninguna libre y antes de incorporar jugadores necesita conceder la baja a algún futbolista de la actual plantilla. El tiempo apremia y, conforme vayan pasando las horas, se antoja cada vez más difícil poder llevar a cabo alguna operación y cada vez va a ser más complicado que los jugadores que tengan que salir encuentren acomodo en otro equipo. Y si nadie se marcha, es imposible que lleguen nuevos futbolistas.

La única noticia que se ha producido en el club ilicitano en los últimos días ha sido la salida de una de las piedras angulares de la entidad franjiverde, como es la directora general, Patricia Rodríguez, responsable de la parcela financiera, del cumplimiento del control económico de Liga y del día a día de la entidad. La ejecutiva vasca era la responsable de la entidad en ausencia de Bragarnik, pero ha solicitado su marcha, incluso antes de que finalice el mercado de invierno.

Un proyecto cuesta abajo

El proyecto de Bragarnik había experimentado en sus primeros meses las mieles del triunfo y todo habían sido alegrías y parabienes. El ascenso a Primera División fue un premio inesperado que hacía albergar confianza en el futuro. El buen comienzo de temporada también incrementó el optimismo. Una situación que había disipado de alguna manera las dudas que pudieran existir en la afición con la llegada de un inversor extranjero.

Sin embargo, en los dos últimos meses, el proyecto ha dado un cambio brusco de dirección y camina cuesta abajo, sin frenos y cada vez a más velocidad.

Incluso, no se están cumpliendo con los plazos establecidos para corresponder el acuerdo con el anterior máximo accionista, José Sepulcre, para la compra del paquete mayoritario de títulos. Algunos ya piensan hasta que Bragarnik va a pegar la estampada, va a abandonar el barco, devolverá las acciones a Sepulcre y todo va a quedar en una pesadilla del sueño de una noche de verano.

Hasta el lunes, quedan cinco días por delante para disipar las numerosas dudas existentes. En el mercado de verano, Bragarnik realizó la mayoría de fichajes a última hora. Por lo que queda la esperanza de que en el último momento dé un golpe de timón y pueda cerrar la incorporación de futbolistas que vuelvan a ilusionar a una afición que, en estos momentos, está desanimada y viendo el futuro muy negro.