El técnico del Elche, Jorge Almirón, pasó de salvar un «match ball», porque una derrota con la imagen mostrada en el primer tiempo habría hecho insostenible su continuidad, a coger mucho oxígeno y recuperar parte del crédito con su apuesta valiente por dos delanteros y por las sensaciones que dejó su equipo durante el segundo tiempo.

El preparador argentino espera que el encuentro frente al Villarreal sea el punto de inflexión para enderezar el tortuoso camino que le queda por delante al conjunto ilicitano. «Es rayo de luz para los jugadores y los aficionados. Me gustó el equipo en el segundo tiempo. Ganamos todos los duelos y arriesgamos muchísimo. Eso es lo que buscamos», comentó al mismo tiempo que señaló que la pareja de delanteros Lucas Boyé y Guido Carrillo puede ser su apuesta a partir de ahora. «Por circunstancias no han podido jugar juntos hasta ahora, pero se combinaron bien y, además, tememos extremos que tiran buenos centros».

Almirón se mostró «conforme» con el resultado y destacó la reacción de su equipo durante el segundo también y poder igualar un 0-2 adverso «ante un rival de tanta jerarquía como es el Villarreal, que cuenta con grandes jugadores». A pesar de ello, admitió que tienen que mejorar algunos aspectos, sobre todo a nivel defensivo. «Los goles de ellos vinieron por pérdidas nuestras, además de que tienen mucha precisión».

El técnico argentino aseguró que «puede dar más» de lo que se ha visto hasta ahora y confía en seguir progresando. El preparador franjiverde también valoró que no era fácil jugar ante un equipo como el Villarreal con 0-2 en el marcador y afirmó que pese a la racha de 15 partidos sin ganar, sus futbolistas están convencidos de alcanzar el objetivo. «Felicité a los jugadores al final del encuentro. Jugamos un torneo diferente al del Villarreal, pero demostramos que pese a ir perdiendo estamos vivos. Falta mucho aún», recordó.