Jorge Almirón ya es historia en el Elche. El técnico argentino anunció tras el partido frente al Celta, en el que el conjunto franjiverde cosechó una nueva derrota (3-1), que no sigue al frente del conjunto ilicitano. 

Después de acumular 16 jornadas sin conseguir la victoria, la segunda peor racha de toda la historia del club ilicitano en Primera División, Almirón ha decidido arrojar la toalla y ha optado por que la entidad busque un nuevo entrenador que le dé otro aire al equipo e intente sacarlo de la crítica situación en la que se ha metido. El cuadro franjiverde se puede quedar hoy hasta a cuatro puntos de la zona de permanencia. 

El preparador argentino tardó casi una hora en salir a la sala de Prensa del estadio de Balaídos después del encuentro. Incluso, el técnico local, Eduardo Coudet, atendió antes a los medios de comunicación, algo poco habitual porque siempre sale antes el entrenador visitante.

Después de un largo tiempo de espera, en el que el Jorge Almirón estuvo hablando por teléfono con el máximo accionista, Christian Bragarnik, el preparador argentino apareció en la sala de Prensa y simplemente dijo: «Voy a ser muy breve. Solo decir que he tomado la decisión de no seguir al frente del equipo, deseando lo mejor a los jugadores, que se lo dejaron todo en el campo». A su vez, quiso «agradecer» la oportunidad que le habían dado por poder entrenar al Elche «todo el tiempo que he vivido en este club».

Almirón deja al Elche hundido, penúltimo en la clasificación y con solo tres victorias, nueve empates y nueve derrotas en los 21 encuentros en los que ha dirigido al conjunto ilicitano. 

La apuesta de Bragarnik por Almirón no le ha salido como esperaba al máximo accionista del club ilicitano, que tras el ascenso a Primera División tomó una decisión muy atrevida, como fue prescindir de Pacheta, un entrenador muy querido por la afición y que llevó al cuadro franjiverde de Segunda División B a la Liga de las Estrellas en solo dos temporadas y media. 

Esa apuesta tan arriesgada nunca ha contado con el beneplácito de la afición, que rendía honores a Pacheta como un auténtico héroe. 

El buen comienzo de Liga del Elche hacía albergar esperanzas, pero, con el paso de los partidos, se ha ido transformando en decepción. Incluso, Almirón ha ido perdiendo la confianza de la plantilla en las últimas semanas. 

La situación se había convertido en insostenible y ayer, nada más terminar el encuentro frente al Celta y tras hablar con Bragarnik, el preparador argentino tomó la decisión de marcharse. 

Un entrenador español

Ahora, la intención del club ilicitano es dejar a un lado los experimentos de entrenadores argentinos sin experiencia en el fútbol español y apostar por un técnico nacional. 

Uno de los principales candidatos es Javier Calleja, un preparador joven, con ganas, motivador, que ya ha dirigido al Villarreal en dos ocasiones y que está en el paro tras decidir el submarino amarillo apostar esta temporada por Unai Emery. 

También está en la terna Juan Ramón López Muñiz, que estaría dispuesto a coger el equipo y tiene buena relación con el director deportivo, Nico Rodríguez, quien lo quiso fichar para el Sporting. Otros nombres que baraja el Elche son los de Fran Escribá y Quique Sánchez Flores, pero a estos dos últimos no les agrada mucho la situación en la que está el equipo. Incluso, en el club ilicitano también manejan la opción de Rubi

La plantilla franjiverde regresará hoy por la mañana de Vigo, donde pernoctó anoche después de su partido frente al Celta, y tendrá el fin de semana de descanso, porque hasta el próximo sábado (14 horas), frente al Eibar, no vuelve a jugar. 

El objetivo del club ilicitano es que el nuevo entrenador se ponga el lunes al frente del equipo y tenga toda la semana para preparar el encuentro ante los eibarrenses, rivales directos en la lucha por la permanencia. 

Muchas cosas por mejorar

El nuevo entrenador tiene mucho trabajo por delante y muchas cosas por mejorar. Además, con el handicap de no poder reforzar la plantilla porque el mercado de invierno ha finalizado. No obstante, el Elche dispone de dos fichas libres y puede incorporar jugadores en paro. 

El conjunto franjiverde confirmó ayer contra el Celta que voluntad no le falta. Los futbolistas se dejan todo en el terreno de juego. Pero, al mismo tiempo, el equipo demostró una gran impotencia para generar fútbol. 

El cuadro gallego, sin hacer una partido brillante -algo que viene siendo habitual contra la mayoría de rivales- fue superior ante un equipo ilicitano que concedió mucho en defensa y que encajó dos goles en apenas dos minutos, cuando el primer tiempo estaba a punto de finalizar. Algo inconcebible en Primera División.

Además, como sucedió en el primer tiempo de la semana pasada frente al Villarreal, al Elche, cuando intenta atacar, la manta se le queda corta y los contrarios los pillan a la contra. Almirón volvió a apostar por dos delanteros, una defensa adelantada y una presión alta. La puesta en escena no fue mala, incluso Lucas Boyé tuvo la primera oportunidad y Raúl Guti pudo adelantar a los franjiverdes con una volea a la media hora de juego, con empate a cero en el marcador. 

Las lesiones de Josan y de Mojica, las enésimas a nivel muscular, que también ponen en duda la preparación física del equipo, hicieron mucho daño al cuadro ilicitano. 

Santi Mina y Brais Méndez marcaron en el 44 y en el 46, algo que no se puede permitir un equipo que lucha por la permanencia. El gol de Guido Carrillo al inicio de la segunda parte hacía albergar esperanzas. Pero fue un espejismo, porque el Celta marcó el 3-1 apenas diez minutos después. 

A partir de ahí, el Elche volvió a ser un quiero y no puedo, ante un rival que no pasó grandes apuros en defensa. 

La impotencia era la imagen generalizada como reconoció Raúl Guti después del partido: «Estamos en una situación crítica y estamos hundidos». 

Ahora solo queda esperar que el cambio de entrenador permita la reacción de un equipo moribundo, pero que todavía dispone de 17 encuentros por delante para intentar cambiar la dinámica.