Reconocible, comedido, satisfecho en buena parte y tranquilo, muy tranquilo. Acabar con 16 jornadas de travesía sin victorias permite al nuevo técnico del Elche retomar su discurso donde lo dejó en 2015. El preparador franjiverde se restó importancia y elevó la trascendencia a la parte que más la necesitaba: «La unión, la fuerza y el compañerismo que existe en el equipo ha sido la clave hoy y lo será para lograr el objetivo de la permanencia», aventuró.

Feliz con el resultado, indicó que se alegraba especialmente por sus jugadores «porque han sufrido mucho». El técnico valenciano siguió ensalzando a los suyos: «Se notaba que querían salir de ahí, pero que no les salían las cosas. Hemos ganado un partido muy importante a un rival directo», uno que había marcado, hasta ayer, en todos sus desplazamientos.

«El triunfo nos puede dar confianza y sobre esa base debemos sumar todo lo que nos falta», manifestó Escribá, que recalcó la importancia en la ejecución de acciones a balón parado como la que le dio el triunfo al cuadro ilicitano. El sustituto de Almirón valoró el hecho de no haber encajado (no ocurría desde la jornada 12) y reiteró que lo importante ayer «era el resultado y no el juego».

«Nos ha faltado tener más el balón, pero es muy difícil defender a un equipo tan directo», analizo el preparador franjiverde, que no quiso vaticinar si la victoria ante el Eibar puede ser un punto de inflexión: «El tiempo lo dirá, por ahora lo que se ha logrado es romper una mala racha y tener una línea a seguir».

Mendilibar, muy serio, desveló que el árbitro, Cordero Vega, pidió a los jugadores del su equipo que no se tiraran dentro del área, y lo valoró así: «En la liga española somos una banda de tramposos. Nos tocan y parece que nos hayan matado», lamentó. El preparador del conjunto vasco achacó la derrota a los problemas que tiene su equipo «para materializar las ocasiones de gol» que genera. El técnico considera que, con Escribá al frente, el equipo ilicitano «será más claro de ver».