En dos semanas, el Elche afrontará su primer partido oficial de la temporada 2021/22. El lunes 16 de agosto está marcado a fuego en el calendario franjiverde porque se pondrán en juego los tres primeros puntos del curso, que al final tienen el mismo valor matemático que los de febrero o mayo, aunque la mayor parte de los equipos, entre ellos el ilicitano, vaya a afrontar este inicio liguero con la plantilla a medio construir.
Algo similar, en otras circunstancias, ocurrió la temporada pasada, con una respuesta sorprendente por parte de un Elche que arrancó en aquel inicio unos puntos que resultaron muy valiosos en la suma a final del campeonato. Ahora, el conjunto dirigido por Fran Escribá ha podido realizar una pretemporada tradicional, dentro de la anormalidad a la que obliga la pandemia.
Los futbolistas también han tenido tiempo, tras haberlo conocido en los meses finales de la Liga pasada, de profundizar en los conceptos que Escribá quiere para los suyos. Este es uno de los factores que se presentan como clave para sumar una nueva permanencia en Primera División, que sería la cuarta consecutiva del club obtenida sobre el césped.
Más allá del grado de intrascendencia que puedan tener los resultados veraniegos, el triunfo frente al Alavés reforzó el trabajo de la plantilla franjiverde. Ante los dos rivales de Segunda se habían posado algunas nubes con mala pinta en el cielo franjiverde. Estas, de momento, se dispersaron tras derrotar a un rival de su misma categoría, manteniendo además la portería a cero por primera vez en esta preparación.
Este es uno de los puntos que quiere fortalecer el técnico valenciano. Ganar en seguridad defensiva, signo de identidad que ya tuvo el Elche durante el trieno de su primera etapa en el banquillo.
Otro de los rasgos que está tratando de adoptar el conjunto franjiverde es ganar en capacidad camaleónica. Es decir, tener bastantes más alternativas que el curso pasado en el que durante casi todo el año se pecó de un exceso de previsibilidad. De ahí la apuesta por tratar de manejar varios sistemas. Para ello, eso sí, Escribá necesita más jugadores de los que dispone a día de hoy.
Esta posiblemente es la mayor duda o incógnita del Elche al entrar en el mes de agosto, a solo 14 días de empezar la competición oficial. Por suerte y aunque ya se sabe que el mal de muchos es consuelo de tontos, en la misma situación que los ilicitanos se encuentran bastantes de sus rivales. Los equipos son conscientes de que entre las plantillas que empiecen la Liga a mediados de agosto y las que queden cuando el mercado cierre el primer día de septiembre es muy probable que haya notables diferencias.
Con unos siete fichajes aún por realizar y zonas como el carril izquierdo o el puesto de organizador que están huérfanas de un futbolista de primer nivel, el Elche se agarra a lo que tiene, a la espera de lo que esté por venir. La portería y la zona central de la defensa parecen cerradas y eso es un punto a favor para construir el bloque desde atrás.
Además, el club también confía, salvo venta por la llegada de alguna oferta importante, en que jugadores en evolución sigan dando pasos adelante esta campaña: Raúl Guti, Lucas Boyé, Enzo Roco o Gonzalo Verdú y Fidel, a gran nivel pese a superar la treintena. También se espera un mejor rendimiento, si no salen, de Marcone, Piatti o Carrillo, que por diversos motivos no rindieron el curso pasado al máximo nivel posible. Cartagena, mañana, y Levante, el sábado, cerrarán la pretemporada, pero el Elche ya piensa en ese debut contra el Athletic.
