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Análisis Elche CF: Ilusión y coherencia deben ir de la mano

El buen inicio de temporada del Elche y los últimos fichajes no deben cegar ni hacer olvidar la realidad y que el único objetivo es la permanencia - Una vez alcanzada la meta, soñar es gratis

Los jugadores del Elche celebran al final del partido la victoria del pasado lunes en Getafe. E.P.

Soñar es gratis, pero cuando son sueños de grandeza, normalmente, el despertar se convierte en pesadilla. El Elche está dando motivos en este inicio de temporada para que la afición franjiverde esté ilusionada con hacer una gran campaña. Pero todo ello debe ir de la mano de la coherencia.

En el mundo del fútbol se ha visto en multitud de ocasiones pasar del blanco al negro en un abrir y cerrar de ojos. Si no que se lo pregunten al Hércules, que en el año 2010, en su la última temporada que estuvo en Primera División, tras ganar en el Camp Nou al Barcelona, parecía que iba a jugar la UEFA y esa misma campaña acabó descendiendo y ahora está en la cuarta categoría del fútbol español.

El buen comienzo de Liga de los franjiverdes y, sobre todo, las estupendas sensaciones que está mostrando el equipo de Fran Escribá, unido a los fichajes que han llegado a última hora, prometen una temporada esperanzadora. Pero eso no debe cegar ni hacer olvidar que el primero y único objetivo es la permanencia. Una vez alcanzada la meta, con la misión conseguida, ya habrá tiempo para soñar.

Temporada pasada

Los ilicitanos se situaron en la décimo segunda posición tras los primeros cuatro partidos

La temporada pasada, después de los primeros cuatro partidos, el Elche sumaba siete puntos, incluso dos más que la actual, tras ganar en Eibar y en Vitoria al Alavés y empatar en casa con el Huesca. Los ilicitanos se situaron en la décimo segunda posición -ahora son décimos- y viendo la mejoría que experimentó el conjunto que por aquel entonces entrenaba Jorge Almirón parecía que se podía lograr una salvación más o menos cómoda. Luego, todos sabemos lo que ocurrió, con la soga al cuello hasta la última jornada y una permanencia milagrosa gracias a una carambola.

Es cierto que la plantilla de esta temporada, la planificación y la experiencia son totalmente distintas. Pero una mala racha te mete en el hoyo y luego es difícil salir.

Humildad

Avanzando y creciendo con pequeños pasos, pero seguros

Después de la victoria del pasado lunes en Getafe, unido a los fichajes de Benedetto, Lucas Pérez, Omar Mascarell o Javier Pastore, han provocado una lluvia de elogios de todo el fútbol español, que apunta al Elche como uno de los posibles equipos revelación de la presente temporada. Incluso, Míchel dejó entrever después del partido en el Coliseum Alfonso Pérez que el conjunto ilicitano no era de su liga particular. Entre la afición franjiverde se ha disparado la euforia.

Todo ello es bueno y debe servir de motivación, pero la humildad debe ser la mejor bandera para intentar hacer cosas bonitas. No se pueden dar saltos innecesarios. El equipo debe ir avanzando y creciendo con pequeños pasos, pero seguros. El devenir de la competición será el que sitúe al equipo en el lugar que merezca. El propio Fran Escribá ya dijo el pasado viernes que contaba con la plantilla de más calidad de las que había entrenado en sus dos etapas en el Elche, pero, al mismo tiempo, recordó que el objetivo seguía siendo conseguir una permanencia sin tanto sufrimiento como la de la campaña anterior.

Fondo de armario

Futbolistas para todas las posiciones y numerosas alternativas de juego

Al margen de los buenos resultados, uno de los principales motivos que ha abierto las puertas de la ilusión es ver una plantilla amplia, con futbolistas para todas las posiciones y numerosas alternativas de juego.

En Getafe se pudo ver como Escribá pudo dar descanso a Enzo Roco, después de venir de jugar con Chile, y Diego González cumplió con nota en el je de la defensa. Omar Mascarell debutó como pivote relegando a Iván Marcone al banquillo. El ex jugador del Schalke demostró que tiene más recorrido en el centro del campo y más capacidad para conducir el balón que el argentino. Gerard Gumbau, otro de los últimos fichajes , sustituyó a Mascarell en los últimos minutos y también dejó buenas prestaciones.

El mayor salto de calidad se ha dado en el ataque. La temporada pasada Lucas Boyé era inamovible y, prácticamente, el único delantero con capacidad de decidir los partidos. En Getafe salieron de titulares Boyé y Benedetto y terminaron el encuentro Lucas Pérez y Guido Carrillo. El ex del Alavés demostró que tiene una de las cosas más necesarias en el fútbol: el gol. Escribá tiene donde elegir para la delantera. Prueba de ello es que Pere Milla, el héroe del ascenso, quedó relegado a quinto atacante y no jugó ningún minuto.

Buen ambiente

Escribá debe ser capaz de controlar los egos del vestuario

Una de las principales virtudes de los éxitos de las últimas temporadas ha sido el buen ambiente que ha reinado en el vestuario. Salvo pequeñas raras excepciones, todo el mundo tenía asumido el papel que le correspondía. Sin embargo, esta temporada es diferente y ahí es donde se debe notar realmente la mano de Escribá para controlar los posibles egos que se puedan producir. De buenas a primeras ya se ha visto como un futbolista como Marcone, titular indiscutible el curso anterior, fue el tercer pivote en Getafe. El argentino solo jugó los últimos cinco minutos y el reflejo de su cara al salir al terreno de juego lo decía todo, a pesar de que el equipo iba ganando. En la portería ya se ha visto como Edgar Badia, uno de los ídolos de la afición, va a ser el guardameta de la Copa y poco más. Otros futbolistas como Tete Morente o Piatti van a tener muy difícil disfrutar de oportunidades, al igual que Pere Milla, pero mientras los resultados sean positivos no va a ser ningún problema. Escribá, eso sí, deberá estar muy atento para que el vestuario no se convierta en un polvorín. Si lo consigue, será otro motivo para soñar con una gran temporada.

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