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Contracrónica

Metidos en la boca del lobo

El Elche saca billete para sufrir en el tramo final de la temporada tras otro partido en el que supo sobrevivir, pero no pudo sacar rédito alguno

El colombiano Mojica intenta levantarse del suelo tras una acción ofensiva en el tramo final del partido contra la Real Sociedad. Matías Segarra

Todo parecía muy sencillo hace unas semanas, pero aquella derrota contra el colista Levante y la dureza del calendario (Barça, Valencia, Athletic y Real Sociedad casi seguidos) han metido al Elche de Francisco en la boca del lobo, con un partido que huele a final ya mismo, la próxima jornada frente al Mallorca. Más que por lo que ocurra entonces, ya que los franjiverdes mantienen cuatro puntos de renta con el descenso, por las sensaciones con las que pueda quedar el equipo en caso de un resultado negativo frente a los baleares, que llegarán con Javier Aguirre al frente, un experto en sentir el colmillo rozando su cuello. 

Ni siquiera un gol a los tres minutos dio el suficiente aire al Elche frente a una Real Sociedad que primero fue brillante y luego «amarrategui». Todo lo que el fútbol le dio, remontando el marcador, a base de despliegue físico, calidad y generación de ocasiones perfectamente se lo pudo quitar al final por hacerse pequeño cuando quizás no lo necesitaban. Es el manual de un entrenador como Imanol Alguacil, que maneja muy buen diversos estilos y que es capaz de preparar un dispositivo táctico con la idea de sorprender a un rival que está diez puestos por debajo en la tabla. Al Elche le costó cogerle el punto a la Real, aunque como suele ser habitual se mantuvo con vida hasta el minuto 94. Esa es la virtud que más fe despierta de este grupo, capaz de competir contra rivales mejores incluso cuando se ve ampliamente superado. A ello toca encomendarse en los partidos de la Liga del Elche, la de abajo.

Silva no es Pastore

O Pastore no es Silva. El canario ofreció una exhibición en el Martínez Valero, más propia del año 2010 que del 2022. Su paisano Omar Mascarell trató de contenerlo por todos los medios. Incluso Enzo Roco le dio una buena patada. En el rombo de Imanol, Silva tuvo libertad para jugar a su antojo, rodeado de una serie de jugones como Rafinha y Mikel Merino y de dos portentos físicos arriba. Uno engañaba (velocísimo Sorloth, en apariencia un tronco) y el otro perdonaba (Isak en modo Iñaki Williams).

Actuaciones como la de Silva son las que se esperaban, salvando las distancias, de Pastore cuando aterrizó en la ciudad de las palmeras. No siempre, pero sí a veces. El fino mediapunta argentino volverá la semana que viene de su ostracismo de cuatro jornadas tras su sanción. No vendría mal que aportara algo en lo que queda de competición. Sobre todo porque al Elche le está faltando precisamente lo que podría darle un futbolista de la calidad de Pastore. Silva es el ejemplo perfecto de que ni la edad ni las lesiones del pasado son impedimento para rendir en el presente, aunque sea de manera puntual.

Cirujano Francisco

Si Imanol le ganó la partida táctica inicial a Francisco, se dice. Y si el entrenador almeriense supo reponerse al descanso, también. Tocó lo necesario para que su equipo dejara de parecer un grupo de juveniles que sube a entrenar con los mayores un jueves cualquiera. Físicamente el Elche se vio arrollado tanto por la Real como por el indescifrable criterio arbitral, que veía faltas y penaltis de manera diversa según fuera el área en el que estas ocurrieran.

Primero una falta en ataque a Diego González en lo que perfectamente pudo ser penalti. Luego un penalti de Enzo Roco por ir al suelo (aparentemente no tocó a Sorloth, aunque fuera más por suerte que por otra cosa). Y luego barra libre a Le Normand, que podía campar en el área franjiverde a sus anchas sin ser sancionado. Entre los zarandeos de la Real y los del colegiado, sin intervención alguna desde el VAR, el Elche también se pegó varios tiros en el pie, ya fuera en ataque con la ocasión al limbo de Pere Milla o en defensa con errores graves en los dos goles encajados.

El bisturí de Francisco mutó una factible goleada en contra a un partido más igualado en el que el Elche tuvo sus opciones de puntuar, primero a través de Ponce y luego con mucho empuje y poco acierto. La situación es preocupante, más aún si siguen cayendo delanteros, pero la sensación es que el equipo sigue con pulso, pese a los últimos golpes sufridos. Al menos así llega a la final contra el Mallorca. Entonces será el momento de saber si el lobo se aleja o si Francisco y sus chicos se meten en la cueva rodeados por una manada dispuesta a devorarlos en el último mes de competición.

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