«Aroma» a despedida y ejemplo de convivencia

El cántico previo al inicio del partido fue el momento más emotivo de un día que destacó por la deportividad antes, durante y después

Bufandas al aire durante el «Aromas Ilicitanos»

Bufandas al aire durante el «Aromas Ilicitanos» / Matías Segarra

David Marín

David Marín

Dada la situación actual del Elche el aficionado franjiverde no sabe cuando volverá a disfrutar de un partido como el de ayer, aunque el resultado, una vez más en esta temporada desastrosa, fuese negativo. El Barcelona como rival y el estadio Martínez Valero prácticamente lleno fueron los ingredientes de una noche que en la ciudad de las palmeras esperan volver a vivir en el menor tiempo posible.

Laporta saluda a Carlos González ante Bragarnik. | MATÍAS SEGARRA

El ambiente en el Martínez Valero recordó al de las mejores ocasiones / Matías Segarra

La previa del partido ya dejó imágenes de convivencia y deportividad entre las dos aficiones. Camisetas franjiverdes y azulgranas se mezclaron tanto por la zona céntrica de la ciudad como en los alrededores del coliseo ilicitano, con seguidores de ambos equipos departiendo de forma amistosa sobre lo que estaba por venir.

Los titulares de Beccacece aplauden a la afición antes del partido. | MATÍAS SEGARRA

Laporta saluda a Carlos González ante Bragarnik / Matías Segarra

En el estadio, una vez abiertas las puertas, también se mezclaron los colores de ambos clubes. Hay quien ve como algo negativo lo que debería ser un signo de naturalidad: el respeto entre rivales de una misma competición. Ojalá en el propio Barcelona tomen nota de que llevar la camiseta y el escudo del oponente en tu campo no solo no es un delito sino que debe ser parte del show.

En la grada convivieron camisetas de Elche y Barcelona.

Los titulares de Beccacece aplauden a la afición antes del partido. / Matías Segarra

Con los jugadores ya sobre el césped llegó posiblemente el momento más impactante y emotivo de la noche. El «Aromas Ilicitanos» retumbó gracias a una afición que se dejó la garganta para entonarlo. Una estampa que no dejará de verse, sea cual sea la categoría en la que milite la entidad o el rival que tenga enfrente, pero que evidentemente impacta más cuanta más gente la canta.

Bufandas al airedurante el «AromasIlicitanos». matías segarra

En la grada convivieron camisetas de Elche y Barcelona. / Matías Segarra

Al «Aromas» local le siguió, casi de manera inmediata, la respuesta visitante en forma del himno del Barça, que fue silenciado por cánticos de apoyo al Elche. Una vez iniciado el choque cada parroquia vibró con sus futbolistas. Los anfritriones ansiaban que cada intento de Tete Morente, Pere Milla, Fidel o Lautaro Blanco por romper la muralla azulgrana tuviera éxito. Los culés vibraban con cada acción de Ansu Fati, con las conducciones de Araujo y, sobre todo, con el pundonor de Gavi, que se ha convertido en el emblema del Barça actual.

El tanto de Lewandowski devolvió a la sufrida parroquia franjiverde a la dura realidad, la de ir por detrás en el electrónico. Aún así, los ánimos no decayeron y el Elche siguió recibiendo el apoyo de los suyos durante todo el choque, hasta que en apenas un minuto se pasó de la posible euforia al ver a Carmona encarar a Ter Stegen a la decepción de su lesión y la sentencia de Ansu Fati.

La sucesión de goles final envalentonó a los azulgranas, que ya se ven campeones de Liga, pero no hizo decaer, ni mucho menos, la moral de los franjiverdes, con un destino ya asumido y el deseo de volver a vivir lo más pronto posible noches como la de ayer.