Elche CF | Análisis

La hora de la verdad

"El Elche perdió un director deportivo en verano. A un portero referente el 30 de agosto. Y, en su aparente mejor momento, se le lesionaron dos piezas fundamentales como Yago de Santiago y Nico Fernández Mercau. Pues con todo ello, ahí está"

Eder Sarabia clava una pica, con un tuit suyo implementado en la imagen.

Eder Sarabia clava una pica, con un tuit suyo implementado en la imagen. / ECF

David Marín

David Marín

Llega el derbi, siempre especial sea quien sea el oponente, y el Elche entrará en la recta final del campeonato. Las diez últimas jornadas. La hora de la verdad. Con una clasificación estrangulada en la parte alta de la tabla, en la que lo mismo una semana te ves líder que a la siguiente quinto. Todo aquel que quiera ascender ya no puede fallar, al menos demasiado. Tres malos resultados te mandan a la lona. Tres buenos, a la gloria.

Este estirón es el que le falta al Elche para poder decir, realmente, que da un golpe encima de la mesa. Una racha que parece al alcance de la mano de los de Eder Sarabia, por su excelente rendimiento en el estadio Martínez Valero y por algunas tardes o noches de un nivel muy elevado a domicilio. Almería y Oviedo fueron partidos en los que el nivel futbolístico convenció, pero faltó ese puntito que tiene todo equipo campeón para regresar con los tres puntos y no con uno.

El tiempo pasa a una velocidad de vértigo. En la vida y en el fútbol. Un día sales del hospital con un recién nacido en tus brazos, parpadeas, y de repente lo tienes en la universidad, tratando de ser el próximo doctor, la próxima matemática o los descubridores de la solución para enfermedades hoy en día mortales. En lo que nos ocupa, contábamos ayer que Sarabia llegaba al Elche, que Chema Aragón le acogía como recibes al amigo guapo de tu novia que sabes que, más pronto que tarde (y tardó realmente poco) te va a dejar fuera de la ecuación amorosa, que Edgar paraba y Dituro jugaba con los pies o que el Elche presentaba a un portento físico a los lomos de un caballo y a un desconocido austriaco que nos obligó a memorizar la manera de escribir Affengruber sin necesidad de corrección y nos abrió los ojos al descrubir que más allá de España, Inglaterra, Alemania, Italia y Francia también puede haber excelentes futbolistas. Solo hay que buscarlos. Y ficharlos.

Affengruber posa con una camiseta retro de la temporada 1987-1988.

Affengruber posa con una camiseta retro de la temporada 1987-1988. / Jesús Hernández/ECF

Pues eso, que entre parpadeo y parpadeo nos hemos zampado 31 jornadas de liga. La 32 será un derbi ante el Eldense. Y este Elche da la sensación de tener una marcha extra, la capacidad de enlazar tres victorias seguidas y de que le siga el que sea capaz. También es cierto que si tiran de hemeroteca o de recuerdo hace justo un año podríamos realizar esta misma reflexión. Los franjiverdes iban lanzados. Ya los veíamos en Primera, sobrados. Y no. El suelo se abrió y el infierno engulló a Sebastián Beccacece y sus soldados, en un desenlace tan inexplicable que cualquier guionista lo hubiera descartado por carencia de lógica alguna.

Es hora de repetir aciertos y no errores. Este Elche tiene más herramientas que el de hace 365 días, además de un entrenador que en ningún momento ha renunciado a lo que su antecesor había construido. En este sentido recuerda a lo que hizo en la selección española de la época dorada (2008-2012) Vicente del Bosque cuando sustituyó a Luis Aragonés. Tanto Sarabia como Del Bosque podrían haber sido celosos y egoístas. Romper con lo pasado y adueñarse de sus equipos. Ninguno lo hizo.

El camino del continuismo, de creer en un proyecto en el que nadie creía llevó a España a ganar un Mundial y dos Eurocopas. Ese mismo concepto, el de proyecto, es el que debe llevar al Elche a Primera División. Ojalá sea este año, pero si no lo es, será el siguiente. O el siguiente. Si algo tiene el fútbol, recuerden, es la vertiginosidad. Si pierdes un partido tienes otro tres días después (o menos). Si no consigues el objetivo en una temporada tienes otra opción a la siguiente. Esto no para. Para que funcione la clave siempre es tener un proyecto.

Christian Bragarnik, en el centro de la imagen, en el palco del estadio Cartagonova.

Christian Bragarnik, en el centro de la imagen, en el palco del estadio Cartagonova. / LOF

Regresemos al presente. El derbi. Once partidos. La cuenta atrás empezará tras el partido del sábado. Un duelo que el Elche tiene que ganar, sí o sí. No diremos aquello de «por lo civil o por lo criminal» porque no se adecúa a la filosofía que el club ha decidido autoimponerse. Los franjiverdes ya se han dejado demasiados puntos ante rivales de la zona baja de la clasificación, cierto es que siempre lejos del Martínez Valero. En su feudo han adecentado este borrón, aunque curiosamente lo han hecho en días poco brillantes, ante Tenerife y Cartagena.

A la hora de la verdad muchos le pedirán al Elche ganar antes que ser fiel a su estilo. Y a estas alturas ese no debe ser el debate. Porque el fútbol moderno, si algo nos ha enseñado, es a que puedes ganar siendo fiel a tu identidad. Otra cuestión, obviamente, es que cada uno deba tener la suya propia. Y la del Elche es la que es. Un equipo que, aunque haya quien le trate de imponer el estigma del tiki-taka, si por algo se está caracterizando esta temporada es por su competitividad.

El Elche perdió un director deportivo en verano. A un portero referente el 30 de agosto. Empezó mal. Ha jugado media temporada con un lateral izquierdo. Y, en su aparente mejor momento, se le lesionaron dos piezas fundamentales como Yago de Santiago y Nico Fernández Mercau. Pues con todo ello, ahí está. Líder hace poco. En el grupo de escapados que se va a jugar el ascenso.

Ahora, «Canario» Álvarez se ha ido con su selección, con un viaje larguísimo de ida y vuelta y las secuelas que le puedan quedar de un partido al máximo en la altitud extrema de Bolivia. Crucen los dedos para que no ocurra nada porque a estas alturas cualquier percance te deja sin temporada. Hay bajas en el derbi. Lo que no hay son excusas. Llega la hora de la verdad y el proyecto del Elche debe mostrar su músculo. El sábado hay que jugar bien. Y ganar. Por ese orden.

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