Elche CF | Opinión

El pecado de celebrar

El día que este Elche pierda la sonrisa tendremos un problema y seremos menos felices, aunque no seamos conscientes

Así ha recibido la afición del Elche a sus futbolistas a su llegada desde Córdoba

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David Marín

David Marín

El Elche es líder de Segunda División. Ganó fuera de casa, tres meses después. En un partido duro, ante un rival muy intenso, decidido en el minuto 89. Al volver a la ciudad de las palmeras, bien entrada la noche, celebró todo ello junto a un grupo de 300 franjiverdes. Y hay a quien le parece mal.

Vivimos en un mundo en el que se castiga demasiado la sonrisa. En el que el drama prevalece sobre la comedia. No tienen más que ver el próximo telediario o abrir la web de su periódico de referencia. Cuenten las noticias alegres y las tristes. Estas ganarán por goleada, aunque el brillo que proporciona una alegría casi siempre alumbra la oscuridad de una catástrofe.

Vivimos en un mundo en el que no tienes que celebrar ir el primero sino preocuparte por si en el futuro dejas de serlo. No te alegres por llevar nueve victorias seguidas en casa, preocúpate por si pierdes el siguiente partido. No sueñes con el ascenso, ten miedo al fracaso de quedarte sin él.

Vivimos en un mundo en el que parece ser que el Elche tiene que pedir perdón por recibir treinta faltas en un partido. En el que se debe disculpar por aglutinar el 70% de la posesión del balón. En el que su portero titular puede fallar por alto, pero no hacer cinco paradas en cinco minutos. En el que su portero suplente no puede liderar la fiesta en el autobús. En el que su entrenador no puede sonreír.

Las mejores imágenes del Elche - Córdoba

Óscar Plano y Pedro Bigas celebran el primer gol del Elche en Córdoba / LOF

Pasan los años y seguimos sin aprender a ser felices hoy sino a educarnos en la angustia del mañana. Y la desgracia siempre está ahí. Una prueba médica con resultado negativo. Un conductor borracho en la carretera. Un comunicado del cese de actividad de una empresa. Una ruptura amorosa. Seguro que pueden añadir cientos de ejemplos. Entonces, su vida se romperá y añorará aquel momento en el que pudo ser plenamente feliz y no lo fue.

El día que este Elche pierda la sonrisa tendremos un problema. Y seremos menos felices, aunque no seamos conscientes de ello. Porque estamos empeñados en vivir en un mundo en el que celebrar es un pecado.

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