Elche CF

El purgatorio de Matías Dituro

Cinco intervenciones de enorme mérito, tras cometer un error grave, convirtieron al portero en uno de los principales protagonistas de la victoria ilicitana

Dituro, durante un calentamiento previo a la disputa de un partido.

Dituro, durante un calentamiento previo a la disputa de un partido. / Jesús Hernández/ECF

David Marín

David Marín

El portero de fútbol carga con el peso de ocupar una posición en la que cada acción propia puede resultar determinante en el resultado de un partido. Una prueba de ello la vivió Matías Dituro en el triunfo del Elche en Córdoba del domingo, en el que pasó del posible señalamiento tras su error en el tanto del empate local a convertirse en una de las claves de la victoria de los suyos, con cinco minutos épicos en la segunda parte en los que mantuvo con vida a los franjiverdes con varias intervenciones de muchísimo mérito.

Fue el peor momento que vivieron los ilicitanos en el Nuevo Arcángel. Una tempestad que precisamente llegó tras la calma que había vivido el Elche durante la segunda mitad, en la que el Córdoba apenas piso el área del argentino. En el arreón del primer acto había llegado el 1-1, tras una desafortunada acción del propio Dituro que el cancerbero describió como «un mal cálculo» tras el córner sacado por Carracedo, muy cerrado, que le superó por arriba y le cayó en el segundo palo, prácticamente para empujarla, a Albarrán, marcado por Febas, al que saca 15 centímetros de altura.

Si algo caracteriza a Dituro es su mentalidad y reacción ante los errores... o el sonido de viento procedente de su propia afición. No suele desconcentrarse ni variar la hoja de ruta marcada en el plan de partido. Si tiene que seguir jugando en corto, lo hace. Si debe realizar desplazamientos en largo, lo hace. En Córdoba volvió a ocurrir lo de siempre. El argentino falló. Y siguió con su labor. Como si el error jamás hubiese existido.

Cinco minutos épicos

Así se llegó al minuto 72 de duelo, en el que Iván Ania ordenó un triple cambio que, cosas del fútbol, tuvo efecto inmediato para su equipo. Los siguientes instantes fueron un acoso local en busca del 2-1 y una resistencia visitante para mantener el equilibrio en el marcador con una figura que se hizo gigante, la de su guardameta, Matías Dituro.

Si el infierno había abierto sus puertas tras el error en el 1-1, esos cinco minutos en el purgatorio y el posterior gol de Rashani sirvieron para que, una vez más, Dituro se ganara el cielo franjiverde con sus paradas. Fueron cinco en total, de diversos colores. Y al menos un par de ellas de dificultad extrema. Las dos primeras fueron a Jacobo, tras sendos remates cruzados desde la izquierda (minutos 73 y 76), en las que ni siquiera un bote pronto sorprendió al veterano meta. Entre medias de ambas también había blocado un centro desde la derecha de Carracedo, aunque su ímpetu por querer salir rápido le costó un mal rato a sus compañeros, ya que su pase no fue bueno y el Elche ni pudo coger aire ni reorganizarse ante la ofensiva rival.

En el minuto 77 llegó la primera intervención sobresaliente de Dituro, a un remate de Del Moral desde el área pequeña, que logró tapar con éxito. Un gol cantado. 50 segundos más tarde se vino arriba con una manopla a mano cambiada desviada a córner. El show era tal que incluso agitó la mano, pidiendo que le siguieran tirando. El epílogo fue la otra parada extraordinaria, un vuelo hacia la escuadra para despejar un cabezazo de Del Moral, que volvía a asistir atónito a una nueva negativa a la celebración de un tanto.

Dituro atrapa un balón durante el partido contra el Córdoba

Dituro atrapa un balón durante el partido contra el Córdoba / Jesús Hernández/ECF

«Sentí satisfacción por ayudar», declaró Dituro sobre su exhibición en Córdoba. Sin alardes ni insistencia en acaparar los focos. Sensaciones aparte, los números del argentino no engañan. El Elche es el equipo que menos tantos encaja de Segunda División (26 goles recibidos, tres menos que el Mirandés) y Dituro lidera el trofeo Zamora a guardameta menos goleado de la categoría de plata, con 25 en 30 encuentros, una cifra ligeramente inferior a la de Dani Jiménez (Huesca), que ha sacado de su jaula los mismos balones que el franjiverde, pero con un partido menos.

Seguramente un portero nunca quiere tener tanto trabajo como el que tuvo que afrontar Dituro durante esos cinco minutos en Córdoba. Aunque vista la reacción del argentino y de sus compañeros tras cada parada, sobre todo la cuarta y la quinta, también supone un extra de motivación saber que tienes un guardián que te salve en los días más duros. Infierno. Purgatorio. Cielo. Tres conceptos en los que un buen cancerbero, como Dituro, sabe moverse.

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