Huesca-Elche | Problemas en el paraíso

Perder es doloroso. Hacerlo tan cerca del final de temporada puede ser trascendental. Añadirle el drama que supone hincar la rodilla dando varios pasos atrás y renunciando a tu estilo, piedra angular de tu proyecto, es preocupante, aunque puedas tener la excusa de una expulsión muy rigurosa. Todo eso mezcló el Elche en el cóctel de su partido en Huesca. Una derrota que trae problemas al paraíso.

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Si algo caracterizaba a este Elche era la ausencia de dudas en torno al estilo. El vértigo llegó en el peor momento. La expulsión de Germán Valera puso de manifiesto el problema que Eder Sarabia había trabajado durante la semana para solventar la baja de Salinas en el lateral izquierdo, que acabó siendo fundamental.

El técnico vasco apostó por tres centrales (John, Affengruber y Bigas) y ubicar a Álvaro Núñez y Germán Valera como carrileros. Al murciano se le activó la alerta amarilla en el minuto 12, por una entrada con caída del rival bastante aparatosa, pero escasamente violenta. El problemón emergió en el 58, en una de esas acciones tan absurdas que cuesta creer que acaben siendo decisivas en un partido en el que un equipo se jugaba el ascenso directo y otro el «play-off». La pelota le llegaba franca a Valera, este decidió protegerla para que se perdiera por la línea de banda cuando perfectamente la podría haber controlado y el futbolista del Huesca cayó al suelo como si le hubiera noqueado el mismísimo Topuria.

El colegiado, tras un instante de duda inicial, se dejó llevar por el entorno (ventaja visitante y protestas del personal) y castigó con la segunda amonestación. Desde la sala VOR no estimaron oportuno advertir a Germán Cid Camacho de la rigurosidad de su decisión y el Elche se quedó con diez. Todo cambió.

Once contra once

Antes de la expulsión al conjunto franjiverde ya se le habían notado los nervios de una cita de alta alcurnia. Desde el inicio el Huesca le incomodó mucho el duelo, con Gerard Valentín cargando su banda, la derecha, huérfana del dueño que ha tenido en defensa el conjunto ilicitano durante todo el curso.

Las dudas las despejó Álvaro Núñez con un golazo, a la altura del que hizo en Cádiz hace unas semanas. Febas, en una de las pocas ocasiones que pudo pisar área rival, centró desde la izquierda, Sielva despejó y en la media luna apareció el lateral diestro para enganchar una volea perfecta con la zurda que se dirigió a la escuadra de Juan Pérez.

El tanto trajo tranquilidad al bando ilicitano, aunque el Huesca apretó en los últimos compases del primer acto, que tocó a su fin en un contragolpe en el que Álvaro Núñez, tras un buen pase de Mourad, quiso hacer doblete con su zurda. Sin embargo, esta vez la rosca no fue suficiente.

Once contra diez

La segunda amarilla de Valera trastocó el plan del Elche. Sarabia dio ingreso a Jairo, que no consiguió tapar (ni le ayudaron en exceso a hacerlo) un carril por el que el Huesca decidió cargar la mayoría de sus ataques en una media hora final en la que los altoaragoneses sabían que solo les valía la remontada para mantener sus opciones a la sexta posición.

El Elche tuvo que decidir entonces si, pese a quedarse en inferioridad numérica, mantenía su idea habitual de tener la pelota lo máximo posible o renunciaba a la misma y se metía atrás para defender los tres puntos. Apostó por esto último y desde el primer instante dio la sensación de que la situación, para un equipo no habituado a defender atrincherado, sino con el balón, iba a ser dramática.

Un cruce providencial de Affengruber fue la antesala del 1-1, donde ya no pudo llegar el austriaco. Los franjiverdes enviaron a Jairo a defender un córner sacado en corto por su rival, le hicieron un dos contra uno y Toni Abad sacó un centro que en el área pequeña de Dituro remataron dos futbolistas del Huesca. Primero, casi sin querer, la tocó Soko y después la remachó Diego González, al que Sarabia conocía bien de su pasado conjunto en Andorra.

Las tablas obligaban a tomar una segunda decisión: estirarse o dar el punto por bueno. De nuevo, el Elche apostó por lo segundo. Y lo volvió a pagar. Dituro hizo su milagro particular en un tiro cercano de Unzueta y Soko envió a las nubes un balón que se le escapó al guardameta argentino.

En el descuento se lanzó una moneda al aire y al Elche le salió cruz. En una acción de estrategia, Nico Castro la puso al segundo palo, Álex Martín la devolvió al corazón del área pequeña y a Affengruber le faltaron centímetros para tocarla lo suficiente como para alojarla en el interior de la portería local. En la suya, los oscenses no perdonaron. Esta vez por la izquierda, Joaquín condujo el esférico ante una defensa ilicitana que decidió hundirse en lugar de salir a su caza. Ya en el interior del área la mandó a la escuadra. Un gol que completaba el drama: derrota, enfado y un ascenso que se complica.