Liga Hypermotion

El Elche de las segundas partes

El conjunto de Eder Sarabia ha marcado el 56% de los goles esta temporada tras el paso por vestuarios

Josan celebra la victoria del pasado fin de semana.

Josan celebra la victoria del pasado fin de semana. / Matías Segarra

Kike Calabuig

Kike Calabuig

Los partidos terminan cuando el árbitro pita el final. Parece un tópico, que lo es, pero el Elche de la 24-25 lo tiene tatuado en la piel. Eder Sarabia ha conseguido transmitir a sus jugadores que la intensidad hasta el final es innegable, un descuido o una desconexión en los últimos minutos te puede hacer perder todo lo trabajado durante noventa minutos y no es plato de buen gusto. El conjunto ilicitano está consiguiendo gran parte de su éxito durante esta temporada en las segundas partes. Cuando el nivel físico empieza a bajar, ahí es donde más rédito está sacando este Elche

Eder Sarabia ha comentado varias veces que hay que tener paciencia con este equipo, que la base del Elche es madurar los partidos con la posesión, mover al rival, desgastarlo y cuando no pueda más, asestar un golpe letal. Prueba de ello, son los datos. El 56% de los goles anotados por el Elche esta temporada han sido en las segundas partes (31 de 55), cuando el cansancio empieza a hacer mella. Además, buena parte de estos tantos están en la última franja del partido, entre el minuto ochenta y el pitido final.

De los 55 goles que el Elche ha anotado esta temporada, el 22% han sido en los últimos diez minutos, "in extremis". 12 goles que han servido para que el equipo esté en la posición de privilegio en la que se encuentra ahora mismo, a un partido de la Primera División y dependiendo de sí mismos.

El gol de Nico Fernández Mercau al Burgos en el 86, el de Rashani al Córdoba en el 90 o al Zaragoza en el 93, el de Yago Santiago en el 94 al Cádiz o el de Sory Kaba al Tenerife en el 90 para salvar un punto. Muchos puntos ganados sobre la bocina para desatar la locura en la parroquia franjiverde. Fruto de estos puntos locos, el Elche puede contar con un total de 74, la misma cifra que sumó el Leganés, líder de la Liga Hypermotion la temporada pasada. Además, son 15 más que con Beccacece la temporada pasada.

La importancia del banquillo

Una plantilla larga en la que todos estén metidos y sean conscientes de su rol. Si se quiere aspirar a algo, esta es la primera premisa que se debe seguir y así está siendo. El banquillo del Elche está salvando muchas papeletas. Partidos trabados y difíciles solventados por los hombres de refresco. Sin ir más lejos, esto ocurrió el pasado fin de semana ante el Málaga.

El primer gol fue una jugada marca de la casa de Josan, que entró en el minuto 65, en la que puso un centro medido para que Sory Kaba, entró al partido en el minuto 75, enviase el balón al fondo de la red en su primera participación. El segundo fue más de lo mismo, otro centro con música del crevillentino que estaba esperando Mourad para, con algo de suerte, poner distancia de por medio. El hispanomarroquí saltó al terreno de juego en el minuto 65. 

Se dice que la calidad de un entrenador se ve reflejada en los cambios, si funcionan o no. Eder Sarabia parece tenerlo medido, pues las sustituciones están saliendo a las mil maravillas. Como bien comentó en la rueda de prensa posterior al partido, Josan no estaba en condiciones de ser titular, por tanto, su entrada tuvo que esperar al minuto 75. No se podía desaprovechar la baza del extremo y sus centros medidos con las dos torres que había en la delantera, Sory Kaba y Mourad. Le salió bien la jugada al técnico vasco y el Elche consiguió una bola de partido para conseguir el ascenso. Un partido atascado, en el que el Málaga estaba jugando sus bazas y parecía avocado a un desastroso empate, fue solucionado por los cambios de Sarabia.

Solo quedan 90 minutos, en los que si todo sale de cara, serán los últimos de la temporada. Se harán largos y más con lo que se está jugando, pero habrá que tener paciencia. El equipo se lo ha ganado y así lo ha demostrado durante toda la temporada. No será una empresa fácil pese a que el Deportivo no se juega nada, se trata de un rival histórico y un escenario único en España. Es el último empujón.

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