La sala del Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE) que en el año 2006 dio cobijo a la Dama de Elche, coincidiendo con su regreso temporal a la ciudad, se ha convertido desde hace un tiempo en un improvisado taller de restauración con un único objetivo: devolver todo su esplendor a la obra "La Sagrada Familia", el último de los lienzos del retablo de la parroquia de San José que se encuentra en pleno proceso de recuperación, ya que en los otros cuatro -"San Juan Bautista", "San Buenaventura", "San Luis de Tolosa" y "San Francisco de Asís"- los trabajos finalizaron hace unos meses.

Las dimensiones de la obra -2,10 metros de alto por 1,40 metros de ancho- impidieron que los trabajos se desarrollaran en el taller de restauración del Ayuntamiento, también en el Palacio de Altamira.

La restauradora municipal, Gemma Mira Gutiérrez, confiesa que "el cuadro estaba muy deteriorado y tenía una gran capa de suciedad en la que había incluso deyecciones de insectos y aves, y manchas de cera que no sabemos cómo han podido llegar ahí, y que tuvimos que retirar con la ayuda de un bisturí". Por eso, desde el principio, fue necesario poner los cinco sentidos para poder recuperar un cuadro que hoy ya comienza a brillar con luz propia.

El primer paso, una vez retirado del Altar Mayor de San José, fue sustituir los tablones de madera, dañados ya por la carcoma, por un bastidor. Acto seguido, se entelaron los bordes, deteriorados por el tiempo , ya que, como apunta la técnico, "era una pena ocultar el lienzo original, que estaba en buen estado y que tiene una trama con un dibujo geométrico muy bonito, similar al de un tapiz. Además, es de una sola pieza, algo que denota su calidad".

A partir de ahí, el trabajo continúa con la eliminación de los testigos y la suciedad acumuladas en la capa pictórica, se procede al estucado de los faltantes y a la reintegración cromática, que siempre tiene que diferenciarse de la original para dejar patente la intervención de restaurador, y se da una capa de protección, que es una especie de barniz a base de resinas sintéticas para evitar la suciedad ambiental. En este sentido, Gemma Mira precisa que "la obra no presentaba ningún barniz natural de los que se utilizaban entonces. Por eso, la suciedad se ha acumulado sobre la capa pictórica".

De momento, la actuación ha permitido contemplar detalles como las flores y las ramas de la parte inferior de la obra, el borde del manto de la Virgen o el paisaje en el que aparecen enmarcadas las imágenes. "Ahora podemos hablar del conjunto y apreciar la calidad de la pintura y de la técnica, mientras que antes sólo se podían ver las caras de las tres imágenes y algunos puntos oscuros difusos", relata.

El lienzo nunca se había rehabilitado hasta ahora, algo que, a juicio de la restauradora, "ha sido positivo, ya que antes no se respetaba tanto la obra, e incluso se podían encontrar repintes". En principio, se espera que los trabajos concluyan en unos tres meses, cuando se haya recuperado también el marco, de madera y pan de oro.

La importancia de esta actuación

La concejal de Cultura, Ángeles Candela, incide en la importancia de la restauración de obras, ya que, como expone, "es una forma de conservar nuestro patrimonio". Así, comenta que "estas actuaciones permiten devolver al cuadro aspectos ocultos por la suciedad, pero también una mayor claridad".

No obstante, lamenta la falta de medios para poder acometer más proyectos de este tipo: "La Generalitat ha reducido la partida destinada a los museos, y eso nos impide hacer más cosas". De hecho, una de las asignaturas pendientes es la restauración de retablo de San José, uno de los de mayor valor artístico del Barroco en la Comunidad Valenciana.