Ha sido testigo, sin lugar a dudas, del nacimiento y la evolución del primer instituto de Elche, como alumno, como profesor y también como director. La Asunción ha sido su segundo hogar y, para Ildefonso Mozas, una referencia del desarrollo cultural de la juventud. Este cuso se despide de las aulas, pero con una tristeza más intensa debido a la situación por la que atraviesa la enseñanza debido a los recortes.

Después de cuatro décadas en el instituto, ¿con qué se queda de su etapa como docente?

Me quedo con una impresión global muy positiva, tanto es así que si volviera a nacer volvería a ser profesor. Me ha gustado mucho mi profesión y he disfrutado. Siempre tiene momentos más difíciles, pero en conjunto para mí ha resultado positiva.

Se puede decir que ha sido un testigo de la evolución de la enseñanza, ¿en qué ha cambiado todo?

Las leyes y los modelos educativos han hecho que la enseñanza cambie, al igual que las tecnologías. Pero yo creo que los alumnos son los mismos. Evidentemente cuando se daba el BUP había un nivel algo superior al que luego se tuvo con la ESO. El nivel bajó con este nuevo sistema de la enseñanza y nos tocó adaptarnos. Hubiera sido mejor que no cambiaran tanto las leyes.

¿Las matemáticas de ahora son las mismas que hace 40 años?

No, ahora prácticamente se da lo mismo que se daba cuando yo estudié. Ha cambiado la tecnología y tanto la trasmisión de los conocimientos, como las técnicas de información y de comunicación. Nos ha tocado bajar el nivel porque la ESO no era lo que era el BUP. El Bachillerato se ha quedado reducido a dos años y hay que condensar en ese tiempo todo lo que se daba antes en más años, pero los contenidos en Matemáticas son los mismos.

¿Se puede comparar la vida del profesor con la de antes?

El profesor ha ido progresando, ha ido sufriendo altibajos por los cambios en los modelos educativos. El nivel de vida ha ido progresando hasta este último año con los recortes. Me parece un error y me parece lamentable que ante los problemas económicos que tiene el país, lo primero que se mire sea recortar la Educación. Es muy triste, pobre país el que hace eso porque se está recortando las opciones de la juventud. Cuando hay que sacar dinero de otros sitios sí se saca, y en la Educación se ha hecho sin miramiento. Esto significa que va a empeorar la calidad de vida de profesor porque nos han bajado el sueldo, pero, sobre todo, afectará a los alumnos porque habrá un mayor número de estudiantes por aula, habrá menos recursos educativos y eso va a ser un retroceso. Ha sido un error de los gobernantes porque han ido por el camino más fácil.

¿Se volverá a la educación de hace 20 años?

No tanto, pero varios años sí. Lo más preocupante de esto es que no sabemos cuándo se recuperará el nivel que tenemos ahora. Pueden pasar varios años.

La Asunción ha sido el primer instituto de Elche, ¿qué personas conocidas de la ciudad ha visto pasar por el centro?

La gente que ha pasado por este instituto hizo que La Asunción fuera la referencia obligada del desarrollo cultural de la juventud. Aquí hay antiguos alumnos que ahora son profesionales de primera línea. Desde rectores de la universidad, médicos, alcaldes, gente del mundo de la cultura... la gente que estudiaba venía aquí.

¿Con qué se queda, con su etapa como profesor o como director?

Como profesor sin duda. La dirección siempre es difícil porque tienes que enfrentarte a muchos problemas cotidianos, uno de ellos es la cuestión económica, pero sobre todo a los problemas diarios de funcionamiento. Pero como director también tuve mucha ilusión para que el instituto funcionara bien y hago un balance positivo. Durante mis ocho años como director recuerdo que nos enfrentamos a la reforma del edificio porque estaba muy viejo y fue un año muy sacrificado porque el instituto tuvo que partirse e ir una parte al Pedro Ibarra y otra a La Torreta, mientras construían el centro que tenemos ahora.

¿Es el mejor momento para jubilarse ahora, tal y como está la situación?

Eso me dicen mis compañeros: "Qué suerte tienes que te jubilas ahora". Pero, yo me jubilo porque no me he prejubilado, porque me ha llegado la edad y si hubiera tenido que continuar, hubiera continuado. En realidad, me sabe mal que las cosas se queden como se quedan. No me da alegría irme como está todo, sino todo lo contrario. Me da mucha pena que el año que viene se vaya a bajar un escalón.