Pisos, oro y, ahora, arte. La evolución social también se puede medir por el termómetro más popular y cercano que realizan los ilicitanos a la hora de invertir. Pero, del mismo modo, la solidez económica de lo que representa un cuadro o una pintura hace que, en épocas complicadas, sirva para intentar salir adelante. Vender o comprar una obra, un trabajo con la apuesta personal de un artista plástico. Elche, de momento, tiene una respuesta clara para esos dos recorridos tan singulares... "Desde hace tres años hemos empezado a notar como se ha incrementado el número de personas que quieren vender sus obras de arte; y eso se debe, sobre todo, a la falta de liquidez de las familias que está convirtiéndose en algo habitual por la crisis económica que vivimos. Junto a ello, hay otro motivo que llega con la evolución en los gustos del propietario y se trata de desprenderse de una pieza para poder comprar otra de mayor valor", manifiesta Susan Sánchez, experta en arte y en tasación de obras y directora de la galería Sánchez y Juan.

Esa situación todavía se ha agudizado más en los últimos meses, "incrementándose hasta diez veces más. A menudo que la situación económica ha ido empeorando la escena ha ido proliferando", añade la responsable de la galería de arte fundada en el año 1976 y en la actualidad el único lugar en Elche donde buscar información y luz a la valoración artística.

Primer paso, la tasación

"Cada día -reconoce Susan Sánchez- hay gente que viene a pedir una tasación de su obra, que sabe qué es lo que tiene en casa y cuál es su valor, más o menos; pero, luego, hay otras personas que han estado media vida guardando un cuadro familiar en casa, que están pasando por una mala situación económica y piensan en él como la solución a sus problemas. Creen que tienen un Murillo o un Velázquez cuando, en realidad, igual es una lámina barnizada... eso es lo peor de todo que tengas que decir a una persona que su obra no tiene valor artístico y que, por tanto, sus expectativas de mejora se diluyen".

Al cabo del año "se pueden haber realizado unas 300 tasaciones, o lo que es lo mismo, un informe exhaustivo que aclara realmente cuál es el valor de la obra". No obstante, la mitad de esa cifra, "resulta al final que no tiene importancia artística... en el sentido de que se revaloriza. El valor sentimental cuenta mucho para la gente, pero no siempre va unido al artístico", deja claro la experta en arte. Del otro 50% del trabajo de tasación, una parte "esta relacionado con aspectos y cuestiones que poco o nada tienen que ver con el arte, como puede ocurrir, por ejemplo, con el reparto de una herencia. Y el resto, es decir un 25%, es lo que queda realmente para poner a la venta. Digamos que uno de cada cuatro cuadros que llegan para su tasación acaba en ese mercado de compra-venta que ahora mismo sí que tiene salida".

En el tramo final de este negocio, los galeristas, los marchantes, que se quedan con un porcentaje de la transacción llega el elemento humano relacionado con las sensaciones. "De ese 25% yo hago una selección de lo que realmente me voy a quedar para la venta, se valoran varias cosas y, sobre todo, que me guste, porque lo que se pretende es que los futuros clientes puedan disfrutar de una calidad", comenta,

Piezas importantes

Otra situación que cada vez es más frecuente en la actualidad es que "están aflorando piezas que en otros momentos no saldrían... y eso ocurre porque hay gente que necesita liquidez. Hace unos años, por mucho dinero que se tuviera, era muy difícil, por no decir imposible, poder conseguir un Sorolla. Ahora hay gente que lo quiere vender por necesidad o porque quiere dinero para comprarse algo superior, un Francis Bacon por ejemplo, y estamos hablando de millones de euros".

Paralelamente, también hay gente interesada en coleccionar arte, a la que le interesa la pintura; y, en este sentido, "se puede asegurar que se han incrementado notablemente los ilicitanos que quieren invertir en arte, que buscan una oportunidad dentro de la pintura, con la particularidad de que antes a la hora de comprar arte se dejaban llevar más por el corazón y ahora, por la cabeza", detalla la directora de la galería ilicitana, mientras explica igualmente que "todo esto pone de manifiesto que la gente empieza a entender que se puede invertir en arte como algo consistente y sólido. Antes parecía que sólo existían los pisos, luego el oro, y ahora nos estamos dando cuenta de que hay una tercera alternativa muy sólida". Por último, Susan Sánchez aclara que "la revalorización de un cuadro es a partir de los 10 años como mínimo, no es como en la bolsa, de un día para otro... aunque claro, en los momentos por los que estamos pasando a veces no hay plazos que valgan". Mientras tanto, nombres propios buscarán un Picasso o un Sorolla y hasta quizás una empresa emplee seis dígitos en euros para buscar arte que dé vida a sus instalaciones.

Un sitio para la obra plástica y su seguridad

"Elche es un sitio para el arte, seguramente se ha ido creciendo porque la población ha ido adquiriendo una mayor formación. Hemos viajado, hemos estudiado, la transformación se ha notado mucho en la gente, ahora se visitan museos y hay ilicitanos por todo el mundo. Pese a todo ello, antes, años atrás, algunos empresarios -del calzado, sobre todo- ya empezaban a sentir un interés especial por la pintura". Para Susan Sánchez, además, "en estos momentos complicados, el arte le da un poco más de sentido a la vida. Es más humano, más sensible y tienes la obra en casa, sin preocuparte de si te van a pasar el IBI, la factura del agua o de la luz por ella". Quizás, preocupe también la seguridad, pero "hoy en día robar una obra de arte es un problema. Hablamos de obra única, para la que se exige la propiedad y la procedencia; y estamos además unidos con otras galerías y con la Policía para detectar cuanto antes un robo". A. J. S.

Empresario, entre 40 y 60 años de edad, y con preferencia por los nombres consagrados

Para especialistas en arte de las universidades de Alicante y Miguel Hernández de Elche, "en la ciudad ilicitana siempre ha habido un interés demostrado por el coleccionismo de arte, siempre ha habido dinero para invertir pintura, y por lógica, en estos momentos, es un buen recurso para mirar al futuro". El rebrote de los últimos tres años a la actualidad ha traído consigo una serie de características que van configurando el perfil del gran coleccionista, ése que incluso puede llegar, en casos puntuales, a las seis cifras o más para mirar cara a cara a la realidad pictórica de los grandes nombres de la historia del arte. Según los datos facilitados desde la galería Sánchez y Juan, el perfil del coleccionista ilicitano tendría entre 40 y 60 años, "sería un empresario o industrial, con poder adquisitivo y con preferencia por las firmas importantes". En este sentido, como mínimo su colección tendría diez obras y algunas, incluso, llegarían hasta el medio centenar, con trabajos de Miró, Tàpies, Chillida, Clavé, Canogar, Guinovart, entre los más demandados. "A excepción de las grandes inversiones, la media por obra podría estar, a nivel general, en los 4.000 euros". Pero, gente que compra arte "hay de todo tipo, y en este caso, la adquisición no es ya tanto como inversión si no por darse el placer de tener un trabajo que se quiere mirar todos los días. Por eso siguen funcionando, casi de manera parecida a como se funciona hace años, los consorcios, con gente de distintas clases sociales que, poco a poco, van pagando pequeñas cantidades mensuales para lograr reunir con el paso del tiempo una cantidad que les permita adquirir un cuadro y llevárselo a casa", dice Susan Sánchez. A. J. s.