El tercero de los cuatro volúmenes de la "Guia de l'arquitectura i l'urbanisme de la ciutat d'Elx" ya es una realidad, aunque el proyecto haya tenido que acostumbrarse al silencio del paso de los años. No obstante, el libro tiene vida propia y el sello personal del arquitecto y escritor Gaspar Jaén i Urban, recuperado -al menos momentáneamente- en el devenir de la reflexión urbanística de la ciudad. En "De les Clarisses al Salvador: migdia i llevant de la vila d'Elx", el catedrático ilicitano de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante plantea dos apasionados recorridos por zonas y edificios del municipio, destacando por encima del resto el convento de Santa Lucía (Clarisas) por su "gran riqueza arquitectónica y arqueológica".

El ayer se hace presente y, ahora, llega una nueva entrega de sus investigaciones sobre la ciudad para la que ha habido que esperar, quizás, demasiado tiempo...

El libro "De les Clarisses al Salvador: migdia i llevant de la vila d'Elx" forma parte de un conjunto de cuatro volúmenes que escribí entre 1977 y 1983 como una "Guia de l'arquitectura i l'urbanisme de la ciutat d'Elx". Tuvieron que pasar seis años para poder ver como se publicaba, gracias al Colegio de Arquitectos de Alicante, la Generalitat y el Ayuntamiento de Elche, el primero de los cuatro ("Generalitats. Horts de palmeres", en 1989), donde se presentaba la ciudad ilicitana y se hablaba de la arquitectura en el ámbito de los huertos de palmeras. Diez años después vio la luz el segundo volumen, "La Vila i el Raval d'Elx" (1999), gracias al Instituto Juan Gil-Albert; hasta llegar ahora, con la tercera de las entregas, con también más de una década de espera.

¿Qué características y particularidades destacaría de este texto que ahora se publica?

He revisado en multitud de ocasiones la redacción, pero la toma de datos se cerró en 1983 y he considerado que no tenía sentido actualizar todo aquello porque lo que aquí se dibuja es un retrato de unos barrios históricos de Elche en una etapa tan determinante como fue, tanto en los momentos anteriores como en los posteriores, la restauración de los ayuntamientos democráticos en 1979. En ese sentido, hay un valor añadido, sobre todo de las fotografías que se incluyen en el libro y que son prisioneras del tiempo en que las hice, en los años 1977, 1979 y 1982. El libro es un fiel seguidor de las guías europeas y hay que entenderlo dentro de lo que entonces empezó a llamarse patrimonio arquitectónico y de la historia urbana.

Su libro propone dos grandes recorridos por la ciudad y un lugar esencial y significativo...

El primero se inicia en la Plaça de Baix y va recorriendo espacios urbanos y edificios, entre ellos el que para mí es el más importante: el convento de Santa Llúcia (convento de la Merced o de las clarisas), ahora abierto al público, y que es el monumento más complejo de Elche y el de mayor interés por los múltiples elementos que contiene aunque no sea el más grandioso, papel que corresponde a la iglesia de Santa María. El segundo de los itinerarios comienza en el Carrer de l'Almòrida para acabar en Sant Miquel tras haber podido contemplar la iglesia del Salvador, la Replaceta de l'Espart, el Teatre Cinema Alcázar o la Ermita de Sant Jordi. Estos recorridos hoy en día ya hay gente que los está siguiendo.

¿Cuál es su percepción personal y su impresión de la ciudad de ayer y de hoy?

La conclusión de entonces fue que había partes de la ciudad que eran absolutamente dignas de consideración, de estudio y de luchar por su mantenimiento. Esa recomendación genérica sigue vigente y espero que la obra sea provechosa, que se disculpen los errores que se puedan encontrar y que sirva de estímulo para seguir elaborando estudios serios y fidedignos que tan necesarios son para la arquitectura y urbanismo de nuestras ciudades y comarcas. En cuanto a Elche, en el año 2004 y por circunstancias de la política local dejé de tener una visión de la ciudad y no he vuelto a escribir ni una sola línea sobre ella.

¿Esa realidad sigue igual?

Y tanto. Yo sigo con mi Elche anterior a 2004 y de aquellas circunstancias yo aprendo a caminar por Elche mirando el suelo. Alguien que ha caminado por la ciudad durante 30 años observando el cielo, los edificios, mirando hacia arriba, aprende a fuerza de palos a caminar mirando hacia abajo.

¿Qué le ha costado esta obra?

Personalmente, media vida y un esfuerzo tremendo, pero me siento orgulloso de ella y es lo que cuenta.