Excesivo. Éste es el calificativo más repetido entre los vendedores del Mercado Central a la hora de referirse al canon que se baraja que les cobre la empresa concesionaria una vez que se ponga en marcha el nuevo edificio. De hecho, según el plan de viabilidad que salió a información pública el 26 de marzo, la compañía ha cifrado para el primer año en 276.000 euros las rentas anuales que espera obtener por la ocupación de los puestos del mercado de abastos. En concreto, el estudio proyecta 46 puntos de venta en la planta baja, aunque los más amplios serían de 4,50 metros de ancho por 3 de fondo. Sin embargo, ayer eran muchos los que calificaban las "tarifas" de desorbitadas.

"Ahora estamos pagando unos 300 euros cada dos meses por un puesto de unos doce metros cuadrados, pero con el nuevo mercado parece que quieren llegar a cobrar hasta 1.200 euros al mes, y el problema es que el espacio que ofrecen es mínimo para trabajar la carne porque necesitamos un obrador", confesaba ayer un carnicero del Mercado Central. La situación ha llegado hasta tal punto que incluso son muchos los que admiten que ya han comentado entre otros vendedores la posibilidad de alquilar algún local en el centro para ofrecer sus productos. "Hay locales no muy lejos de aquí que piden unos 1.500 euros al mes, por lo que si nos vamos cuatro o cinco con mercancía diferente nos saldría más barato y tendríamos más libertad", comenta uno de los vendedores.

No en vano, son muchas las voces que se quejan de que se haya planteado que los puestos abran por la mañana y por la tarde, y hasta afirman que les quieren imponer las vacaciones o el vestuario: "No podemos trabajar día y noche, y más cuando nadie nos puede asegurar que van a pasar por aquí 7.000 personas, y encima nos tenemos que turnar para irnos de vacaciones para que siempre haya puestos abiertos, y nos quieren decir cómo tenemos que vestir", lamenta el propietario de uno de los puestos.

En otros casos, el coste se ve agudizado por la "edad", como apunta otro comerciante. "Llevo aquí toda la vida y, con 66 años, si hacen el nuevo mercado me retiro, pero si nos dejan aquí seguiría hasta que el cuerpo aguante", relata otro carnicero, mientras que, a unos metros, otro vendedor dedicado a los salazones y comestibles sentencia que "nos están poniendo contra las cuerdas, porque yo tengo 59 años, me quedan unos cuantos años por cotizar, pero no me puedo meter en el nuevo Mercado Central, y tampoco me dejan ir al mercado provisional, y el problema es que las ventas han bajado un 200 por 100, los gastos se van a triplicar, y se pone en marcha un supermercado que es como traer al enemigo en casa".

No obstante, si en las elevadas tasas que se han fijado, al menos por ahora, todos los vendedores coinciden, no ocurre lo mismo sobre la necesidad de construir o no un nuevo Mercado Central, aunque tanto los detractores como los defensores de que se haga otro edificio sí rechazan los bocetos que a ellos les han enseñado. "El nuevo mercado parece un platillo volante", destaca uno de los vendedores más veteranos. Otros son más cautos: "La idea que nos han presentado es demasiado innovadora para la zona donde estamos. Bastaría con una obra acorde con los tiempos, pero también con el lugar en el que está situado, sin ese carácter tan futurista, porque estamos en el casco histórico".

Entre los que se muestran partidario de conservar el edificio, lógicamente, no sólo pesan los aspectos económicos, sino las sentimentales. "Ni todos estamos de acuerdo en hacer un nuevo mercado por edad y economía, ni es factible, cuando se trata de un edificio que se puede rehabilitar bajando los techos", señala uno de los afectados, a lo que otro puntualiza que "hemos crecido con esto y, por edad, muchos lo tendremos que dejar, pero es como si nos quitaran un hijo, y el mayor problema es que hay mucha desinformación y nadie sabe muy bien qué se va a hacer de verdad". Hasta hay quien considera que el Ayuntamiento se está aprovechando de que la concesión se cumplió hace dos años para que "traguen" con este proyecto. Ni los que abogan por un nuevo edificio se muestran partidarios del actual proyecto. "Deberían seguir el planteamiento de la Boquería de Barcelona, y separar los puestos, gestionados directamente con el Ayuntamiento y podrían estar en la plaza de las Flores, de otra zona con supermercado y todo lo demás", sentencia un vendedor.

Goteras y filtraciones en algunas zonas

Las cuatro gotas que cayeron ayer por la mañana fueron más que suficiente para que las filtraciones hicieran acto de presencia en la planta alta del Mercado Central. De hecho, varios vendedores admitían ayer que hace unos meses se repararon algunos desperfectos ocasionados en la cubierta, según ellos, por los efectos de los cohetes de las fiestas de agosto, pero no ha sido suficiente. "El problema es que el Ayuntamiento no se pasa por aquí cuando llueve para ver dónde está el problema, y lo peor es que a veces, cuando el agua ha afectado a los puestos, hemos tenido que ser nosotros mismos los que hemos tenido que subir a tapar algunos de los agujeros que se habían hecho", explicaba el dueño de uno de los puntos de venta... "Y menos mal que hoy no está cayendo mucha agua, porque entonces no se podría ni pasar", le matizaban desde otro de los puestos. Al problema de las goteras, además, se suman los problemas de las filtraciones en parte del techo y en las paredes, como se podía apreciar ayer en algunos sectores. "Ha habido veces en las que hasta nos ha tocado barrer el agua para que no entrara en los puestos", precisaba otro.