Elche Acoge celebra veinte años de trabajo en beneficio de los inmigrantes con un abordaje integral que, ya en 1994, comenzó prestando servicios a nivel asistencial, de cobertura de necesidades básicas para los recién llegados (en materia de empleo, de vivienda o de asesoría jurídica) y que fue mutando poco a poco, adaptándose a las necesidades de los usuarios y prestando cada vez más servicios relacionados con la educación y la integración.

La coordinadora de la agrupación local, Trini Urbán, explicó ayer que a diferencia de otras localidades de la provincia y de Alicante en concreto (donde la sede Acoge cerró el año pasado por los impagos de la Generalitat, recordó), Elche se ha caracterizado por recibir familias de inmigrantes que llegaban con la intención de quedarse a largo plazo, probablemente por su sector industrial (la coordinadora recuerda que el 50% de la población ilicitana se nutrió de inmigración nacional cuando despegó el calzado) y que eso ha determinado la evolución del trabajo en Elche Acoge. En esta línea se abrió la sede de Carrús -Rincón de las Culturas- con un «salto cualitativo» que supone ofrecer formación, actividades encaminadas a la promoción o a la participación en la sociedad (desde el voto municipal hasta asociaciones cívicas...) y con ello un trabajo más por la convivencia que por la integración, teniendo en cuenta que en una ciudad como Elche, con un 12% de sus 230.000 vecinos de origen extranjero, desde Elche Acoge defienden que de la gestión de la diversidad cultural redunda en un clima de mayor cohesión y menor conflictividad.

«Irregularidad sobrevenida»

La consecuencia que ha traído ahora la crisis económica, según relata la coordinadora, es que las necesidades de los extranjeros vuelven a ser de primer nivel asistencial por un efecto de «irregularidad sobrevenida». Se encuentran en la sede con que inmigrantes que llevan diez y quince años en Elche, que han tenido sus trabajos, firmaron sus hipotecas o tienen a sus hijos escolarizados, se quedan ahora sin empleo y no pueden renovar su permiso de trabajo, por lo que vuelven a quedar en situación irregular. Así, los servicios que se están volviendo a demandar se orientan de nuevo a las necesidades de primer orden, ya que la crisis afecta a los ciudadanos extranjeros igual que a los demás, pero con el impedimento añadido de haber perdido su situación jurídico-documental. Las trabas son más desde que estas personas que llevan años contribuyendo igual que los demás españoles, se encuentran también sin tarjeta sanitaria.

Elche Acoge viene atendiendo a unas 5.000 personas al año, una cifra que no ha variado significativamente en las últimas dos décadas, y -como al principio- se nutre especialmente del trabajo de los voluntarios (un equipo de unas 40 personas). La procedencia de los vecinos de origen extranjero de Elche tampoco ha cambiado: Principalmente, Marruecos y Argelia, seguidos de Colombia y Ecuador y en un tercer grupo Rumanía y otros países del este .