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Los taxistas recurren a un detective para combatir el intrusismo en el Aeropuerto

Un informe de investigadores privados constata cómo una empresa «capta» pasajeros junto a las cintas de recogida de equipajes, dentro de la terminal, asegurando que ofrece mejor servicio que el oficial

Los taxistas recurren a un detective para combatir el intrusismo en el Aeropuerto

La Asociación de Empresarios de Autotaxi de Elche ha echado el resto ante el intrusismo en el transporte de pasajeros en el Aeropuerto de Alicante-Elche intrusismo y ha recurrido a los servicios de una empresa de detectives privados para documentar que una firma está explotando un mostrador en el interior de la terminal de llegadas, junto a la zona de recogida de equipajes, con dos azafatas que se dirigen a los viajeros cuando están retirando sus maletas para ofrecerles llevarles en coche a sus destinos. La asociación de taxistas ilicitana entiende que se trata de una práctica que incurre en competencia desleal puesto que la legislación, según la agrupación, obliga a que exista un contrato de servicios previo con los clientes para poder ofrecerles servicios que no sean los oficiales (es decir, que no sean los que ofrecen los propios taxistas avalados por su licencia). No sólo no existe ese contrato previo, aseguran, sino que la empresa está aprovechando una «posición de ventaja respecto de los taxistas» porque «capta» a los pasajeros antes de que salgan de la terminal.

La Asociación encargó a dos detectives una investigación que se llevó a cabo a finales de julio y en la que participaron dos falsos clientes que, haciéndose pasar por dos recién llegados, se dirigieron al mostrador que una empresa de «alquiler de vehículos con conductor» tiene en el interior de la terminal de llegadas, junto a la zona de recogida de equipajes y restringida para pasajeros. Allí, dos empleadas de la empresa (que tiene su sede social en Torrellano) informaron a los detectives de que hay dos turnos de personal entre las ocho de la mañana y la medianoche y que esas dos empleadas se encargan de la captación de clientes «en el momento en que los pasajeros se disponen a retirar su equipaje de las cintas».

Cuando los clientes se muestran interesados en el servicio, y sin que en ningún caso se firme un contrato previo, las azafatas contactan con la empresa y un chófer acude al aeropuerto, recoge al cliente y lo lleva a su destino, cobrando en efectivo (con un 10% de descuento si se paga online) y sin entregar ticket o recibo salvo que el cliente lo solicite expresamente, todo ello según el informe de la empresa de detectives.

En el informe se relata que los dos falsos turistas solicitan información para un trayecto hasta Benidorm y la mujer que atiende el mostrador les informa de que «este servicio es parecido al taxi, y el precio es muy parecido, lo único que es precio final». Ante ello, los investigadores piden que les aclare lo que quiere decir y la mujer expone que el precio que se pacta es el definitivo y no depende del taxímetro, por lo que la principal ventaja es que «ya sabes lo que te vas a gastar». Además, a las preguntas de los falsos turistas, les expone que tanto ella como su compañera -en dos turnos distintos- pasean por las cintas de recogida de equipaje repartiendo folletos para captar clientes, «en especial grupos, ya que tienen vehículos con capacidad para ocho personas, aunque en el folleto especifica que es hasta siete personas o minubuses para 14 personas». La azafata también se ofrece a que el vehículo que transporte a los clientes sea de la marca Mercedes pagando un suplemento.

Conversación

En el transcurso de la conversación, que ha sido grabada por los investigadores, se expone que según la empleada ella misma está trabajando desde el mes de mayo, aunque hubo otra empleada con anterioridad, y que el servicio funciona con una quincena de conductores y tiene buena aceptación entre los pasajeros, por la ventaja de que -entre otras cuestiones- si se decide hacer paradas por el camino el taxímetro no avanza, algo que sobre todo se materializaría en un ahorro si se trata de distancias largas.

Además, la azafata asegura a los falsos cientes que el suplemento de nocturnidad en el caso de los taxis es de un 20% y se inicia a las 22 horas, mientras que la empresa no lo aplica hasta pasada la medianoche.

Los detectives describen también el encuentro con el chófer que les espera con una pizarra con su nombre a la salida de la zona de pasajeros, y les cuenta que cree que la empresa tiene contrato con el aeropuerto para montar el «stand» durante todo un año.

Dos días después, los investigadores repiten la actuación y es otra mujer la que se acerca a los viajeros, ofreciendo el servicio de transporte en términos similares, aunque les ofrece más servicios (paseos, excursiones de un día...) añadiendo que la empresa para la que trabaja tiene previsto mantener el «stand» fijo hasta noviembre, con la intención de renovar por tres años más, y que la ventaja con la que cuenta es que puede captar a los clientes dentro y no fuera de la terminal, donde la competencia con los taxis «es la guerra» hasta el punto de que ha tenido que intervenir la Policía porque los taxistas consideran que les están robando clientes. El informe culmina con documentación y soporte audiovisual.

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