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Mireia Mollà, durante su intervención ayer en el pleno.ANTONIO AMORÓS

El tripartito de Elche cierra por fin la polémica del IBI

Los populares niegan que se levantaran antes de que el alcalde diera por finalizada la sesión al sentirse ofendidos

El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Elche pudo cerrar por fin ayer el polémico capítulo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) para 2016.

El asunto, que se le venía encasquillando a unos partidos integrantes del tripartito más que a otros, por fin se resolvió en el pleno extraordinario, con la aprobación, con el voto de calidad del alcalde (13 ediles hay en la oposición, que votaron en contra, y 13 en el equipo de gobierno, ya que una edil de Compromís se encuentra de luna de miel), de manera que el próximo año el recibo será un 3,48% menor que el de 2015.

El IBI de 2016 se le atragantó sobre todo a PSOE y Compromís cuando hace dos fines de semana Ilicitanos por Elche resultó tan «convicente» ante sus socios de gobierno que en cuestión de horas el tripartito pasó de defender una rebaja del 1% a otra del 3,48%.

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En junta de gobierno del 16 de octubre, los tres partidos aprobaron que se aplicara una rebaja -para toda la oposición es una subida, puesto que de no intervenir, automáticamente descendería el IBI un 10% por el hecho de que deja de tener vigencia el decreto estatal que en 2011 impuso un recargo por este último porcentaje- del 1%.

No obstante, el 21 de octubre, la responsable de Ilicitanos por Elche, Cristina Martínez, daba a conocer que se estaba estudiando la posibilidad de un margen mayor en la rebaja, al tiempo que en la comisión de Hacienda su grupo se abstenía con respecto a la propuesta del tripartito.

La sorpresa llegó en el pleno del lunes 26 de octubre, donde estaba previsto que se aprobara el nuevo IBI -y no al segundo intento, como ocurrió ayer-. En esa sesión, Compromís presentó una moción «in voce» contra su propia propuesta del tripartito, apostando por una nueva bajada del 3,48%.

Esto desembocó en que de nuevo se pidieran informes a los técnicos, se llevara a junta de gobierno y a comisión de Hacienda y se forzara un nuevo pleno, el extraordinario de ayer.

En el fin de semana previo al 26 de octubre, Ilicitanos obligó a PSOE y Compromís a cambiar de postura sobre el IBI, y el morbo ayer estaba en si volvía a darse un nuevo cambio de opinión en el tripartito, algo que no se dio.

Nueva bronca

Por otra parte, la bronca regresó ayer de nuevo al salón de plenos motivada por reproches del pasado, el caso Gürtel, Mireia Mollà y el enfado del PP. Los concejales votaron también por unanimidad (pero no sin críticas) a favor de una modificación de crédito de 900.000 euros, para hacer frente a la primera parte de las ayudas para libros dentro de la Xarxa Llibres.

Mientras en el equipo de gobierno se asegura que algunos ediles del PP se levantaron -no se marcharon- de sus asientos antes de que el alcalde, Carlos González, diera por finalizada la sesión de ayer, desde las filas populares se defiende que no lo hicieron hasta que el primer edil levantó la sesión, al tiempo que reconocieron que ganas no les faltaron.

La sesión llegó a su clímax justo en los últimos minutos, coincidiendo con la intervención de Mireia Mollà. La edil de Compromís pidió la palabra para explicar el voto de su grupo a favor de que se habilitaran 900.000 euros para las subvenciones de la Xarxa Llibres.

No obstante, su intervención comenzó con unas palabras sobre el «bono libro» que el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, dirigió a Víctor Campos, exvicepresidente valenciano, subrayando a continuación que fue «condenado por el caso Gürtel».

Esta frase molestó a los populares que a partir de ahí mostraron visiblemente más su enfado conforme Mollà hacía alusiones a los recortes en sanidad y educación que había aplicado el Consell del PP.

La situación se empezó a crispar de tal modo que el propio alcalde llamó la atención a su socia de gobierno para que se limitara a explicar su voto.

La edil de Compromís continuó defendiendo que la educación debe ser universal y que las instituciones deben velar por los ciudadanos, hasta que afirmó que la diferencia de las ayudas de la Xarxa Llibres es que se darán a las familias y no como el bonolibro «que se daba a las empresas».

Esto terminó por soliviantar a los populares y Vicente Granero y Manuela Mora decidieron levantarse con clara intención de abandonar el pleno, mientras Mollà continuaba con el uso de la palabra, tal y como se puede apreciar en la grabación del pleno del Ayuntamiento.

Aunque es cierto que los ediles populares no se marcharon antes de que el alcalde levantara la sesión, la duda está en sí Granero y Mora se pusieron en pie antes de que el alcalde declarara la sesión finalizada.

El caso es que buena parte de los ediles del PP abandonaron apresuradamente y molestos el salón de sesiones ante cierta perplejidad del resto.

El PSOE hablaba ayer de falta de respeto, mientras los populares manifestaron luego que el alcalde había sido «absolutamente sectario» al permitir la intervención tan larga de Mollà. «Tienen una doble vara de medir y han aplicado el rodillo», se dijo desde el PP.

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