El cataclismo vivido en Ferraz, con la caída de Pedro Sánchez incluida, ha hecho saltar por los aires la tregua en el PSOE de Elche. Algunos lo hacen por convicción, porque realmente desaprueban la posición del comité federal; otros, como una forma de censurar a la actual ejecutiva; y también los hay que simplemente tratan de cobrarse el precio de lo que en su día consideraron una traición y porque creen que pueden pescar en río revuelto. Ahora bien, todos, motivaciones al margen, han decidido echarle un pulso a la cúpula socialista ilicitana -liderada por el secretario general y alcalde, Carlos González- con una campaña de recogida de firmas para forzar una asamblea extraordinaria. Y todo ello en una operación en la que, para muchos, está detrás el otrora secretario general, exalcalde y hoy secretario comarcal del PSOE, Alejandro Soler, pero también la exedil socialista -que también concurrió las primarias- María Dolores Asencio o Marisa Bartolomé, que fue la que coordinó el arranque de la campaña ayer por la tarde.

Hasta la fecha, el sector oficialista había optado simple y llanamente por dejar pasar el tiempo, hasta que las aguas bajaran más sosegadas. Desde el via crucis vivido por los socialistas hace ahora algo más de un mes, prácticamente se habían desactivado las tradicionales tertulias semanales y la actividad del partido se había reducido a la mínima expresión. Mejor quietos que dejar que los críticos reabrieran la herida en la agrupación local. Más cuando en el propio grupo municipal ediles como José Manuel Sánchez habían afeado desde el minuto cero la posición del comité federal.

Sin embargo, ahora hay un grupo que ha decidido plantar batalla. Y en ese sentido, a golpe de llamadas de teléfono y de whatsapps, se han movido en los últimos días. Tanto es así, que ayer por la tarde comenzaron de forma oficial a recoger firmas en General Cosidó con un objetivo muy claro: forzar la convocatoria de una asamblea extraordinaria de la agrupación local para debatir sobre el presente y el futuro de los socialistas. Para ello, según los cálculos que hacen en uno y otro sector, sería suficiente con llegar a unas 200 adhesiones, algo que algunos no ven descabellado. No sólo eso. La intención es que todos los firmantes, además, se integren en una plataforma con el fin de solicitar, frente a la postura de la gestora, la convocatoria de un congreso extraordinario y de unas primarias.

Ahora bien, ayer todas las miradas se dirigían en particular a Alejandro Soler, quien, para muchos, con este paso, volvía a la carga, en primera línea, además, tras los movimientos que había hecho en los últimos meses en la sombra. Él, personalmente, había llamado a algunos de los militantes, afirmaban algunos, aunque Soler negaba este extremo a mediodía. «Han sido otros militantes los que han liderado esta iniciativa, aunque nosotros estamos en esa línea y firmaremos», aseguraba. Otra cosa es el almuerzo que se ha organizado el sábado 3 de diciembre con el secretario general del PSPV de la provincia de Valencia y diputado en el Congreso, José Luis Ábalos, y al que se está tratando de que también venga Pedro Sánchez. Ahí sí reconocía a su sector como el promotor de este acto.

También María Dolores Asencio incidía en que no estaba entre los impulsores de la recogida de firmas y la plataforma, aunque por la tarde se adhirió al documento. «Sí que tomé parte en la campaña de recogida de firmas que promovió el alcalde de Jun, aunque no estoy participando más activamente en el partido porque estoy de baja por un problema cervical», relató. Eso sí, acto seguido puntualizó de forma tajante que «estoy completamente de acuerdo con lo que se pide y, por supuesto, he firmado».

Por su parte, el secretario general, Carlos González, ponía el acento, desde la prudencia más absoluta, en que, «de forma oficiosa, no oficial, sabemos que se están recogiendo firmas, aunque por cautela y por cortesía se tenía que haber comunicado a la ejecutiva. Aún así no hay ningún problema». A partir de ahí, prefería no ahondar más en el tema.

Sea como sea, los afines a un sector y al otro coincidían en admitir que esto puede volver a reabrir las heridas en la agrupación ilicitana. Otra cosa es qué había llevado a cada uno a este punto. En círculos oficialistas la lectura que se hacía es que, si bien es verdad que hay militantes indignados por una abstención -la de los diputados- que consideran muy dolorosa, hay otros que han aprovechado para priorizar el rencor y las guerras personales. Había hasta quien subrayaba que esto no es más que una jugada de Soler para tratar de volver a la primera línea. En la otra orilla, la de los críticos, simplemente alegaban que la suya es una reivindicación justa: el debate ahora es más necesario que nunca, y las primarias y el congreso no pueden esperar. Para ellos, la ejecutiva ilicitana está manteniendo una posición intransigente, hasta «dictatorial», decía alguno. En cualquier caso, ahora habrá que ver si se consiguen las firmas y quién acaba ganando este pulso.