La planta de basuras de Elche automatizará la selección de los residuos con un proyecto de modernización que busca minimizar el histórico problema de los malos olores que sufren los vecinos con viviendas en la sierra ilicitana. Una de esas tecnologías que incorporará el recinto situado en la partida de Vallongas será, por ejemplo, un sistema de láseres ópticos para separar los desperdicios con mayor precisión. Una tarea de la que ahora se están encargando operarios.

La reforma a gran escala en la que trabaja el Consorcio para la Gestión de Residuos Urbanos del Baix Vinalopó se encuentra ahora mismo en fase de redacción, después de haber aprobado un anteproyecto que han podido conocer ya los diez municipios de la provincia que hacen uso de estas instalaciones.

Entre esas mejoras previstas, que tendrán un coste de 15,4 millones de euros, está la creación de un parque de fermentación con una nave estanca para evitar así la fuga de olores. Mientras, en los procesos de triaje se incorporarán máquinas, con las que se pretende aumentar la precisión a la hora de separar los residuos. De esta manera, los operarios que se ocupan de esta actividad serán distribuidos en otras tareas, ya que no está previsto que se produzcan despidos, tal y como han trasladado desde el Consorcio al Ayuntamiento ilicitano.

«La idea es avanzar hacia los criterios sostenibles, ya que la planta está obsoleta y tenemos que adaptarnos al Plan Integral de Residuos de la Comunidad Valenciana, que nos pide llegar al 9% de recuperación, cuando ahora mismo estamos por debajo del 3%», señala Héctor Díez, concejal de Limpieza.

Y es que, tal y como ya avanzaron desde la Diputación, la planta de basuras tiene quince años y es la más antigua de la provincia, con lo que la maquinaria actual ha cumplido con creces su vida útil. La reducción de los residuos de rechazo y la consiguiente generación de beneficios para el compostaje es otro de los objetivos que defendieron desde el organismo provincial.

Con todas estas pretensiones, Elche tiene la vista puesta en el 2019 para ver si es posible acabar con uno de los problemas más sonados en la serranía ilicitana, donde se está enterrando prácticamente la totalidad de la basura, según el concejal de Limpieza. Esa es la fecha que se ha propuesto el Consorcio para la Gestión de Residuos Solidos Urbanos para tener lista la reforma, y eso es lo que ha trasladado ya a los municipios afectados en una reunión mantenida hace escasas semanas.

Con ello, los plazos que se ha marcado el Consorcio es que a finales de este año o a principios de 2018 puedan empezar las obras, pero teniendo como objetivo que no se paralice en ningún momento la actividad durante el año que durarán los trabajos.

Ahora bien, esa macrorreforma que tendrá un coste de 15,4 millones de euros tendrá sus efectos en las arcas municipales ilicitanas y en las de las otras nueve localidades que traen la basura a Elche. «Todavía desconocemos cómo va a repercutir en los municipios, y si la Diputación concederá subvenciones o no para paliar las inversiones que tendremos que realizar», matizó Héctor Díez.

Lo que sí que es cierto es que Elche será la ciudad que más dinero tenga que aportar para financiar la modernización, ya tiene una representación del 70% en el Consorcio de Gestión de Residuos Sólidos. Como ejemplo, la planta gestiona ahora mismo 180.000 toneladas al año, de las que 88.000 toneladas pertenecen a Elche y 40.000 toneladas son de Torrevieja.

Problema endémico

Acabar con los malos olores es una de las reivindicaciones históricas en las zonas rurales más próximas a esta planta de tratamiento. Vecinos de partidas como Jubalcoy y de Saladas han criticado en numerosas ocasiones las molestias que genera el hedor, sobre todo en los días de verano o simplemente cuando aumentan las temperaturas.

De hecho, según denunciaron los colectivos vecinales en anteriores ocasiones, ha habido casos en los que se han generado incluso conatos de incendio por la acumulación de residuos y han tenido que intervenir los servicios de emergencias.