«Me acabo de hacer un lio de calles al bajar del autobús donde no me tocaba» es la frase que pronunciaba una mujer tras bajar de la línea E en la avenida Joan Carles I ayer por la tarde. Esta es una de las líneas de autobuses urbanos que ha cambiado su itinerario después de que se cerrase al tráfico la plaza de la Constitución, enclave que alberga el edificio de Riesgos El Progreso, que fue apuntalado de urgencia el viernes por la noche por orden de la Generalitat, por seguridad y de forma temporal, hasta que se restablezca la normalidad en el área.

La confusión de algunas de las personas usuarias de la línea J también se hizo patente en la parada de la calle Doctor Caro, lugar donde, normalmente no pasan sus autobuses «me pilla mal el cambio, porque trabajo en la plaza de la Constitución y voy medio cojo, pero todo es acostumbrarse. Esperemos que el cambio no vaya para largo», apuntaba ayer uno de los usuarios de la línea J, ahora desviada de su trayecto original.

La orden de paralización de la obra de demolición que llegó a mediados de semana, ha tenido como consecuencia que se haya reforzado el edificio a medio demoler, apuntalado con grandes vigas que ocupan buena parte dl entorno de la plaza de la Constitución. Además, se han tomado medidas adicionales, como la señalización con cartelería y otro tipo de trabajos de seguridad para evitar que ocurra algún accidente, por desprendimiento de elementos de la fachada o por derrumbes.

La congestión del tráfico se dejó sentir en el centro, sobre todo, a partir de las últimas horas de la tarde en la calle Joan Carles I después de que se aglomeraran algunos coches en doble fila y se concentraran más coches de lo habitual en sus carriles. La Policía Local actuó durante toda la jornada en la zona de corte e informó a los conductores y peatones de los itinerarios alternativos abiertos. Además, realizaron las labores para facilitar el paso a los conductores que necesitaban acceder a los vados. Agentes a pie de calle señalaron que el tráfico fue fluido, a pesar de los cambios, la mayor parte del día salvo en casos puntuales a partir de la tarde en la zona de Joan Carles I. La Corredora se abrió ayer al tráfico y los peatones acostumbrados a ocupar la calzada los sábados, con el corte de la calle, esta vez tuvieron que cambiar la rutina y volver a las aceras para dejar paso a los vehículos en la primera jornada del fin de semana. «Preferimos el tráfico cerrado, pero qué le vamos a hacer si el asunto es de fuerza mayor», señaló uno de los peatones acompañados de dos niños en la Corredora. La incógnita es ahora hasta cuándo permanecerá cerrado el entorno de la plaza de la Constitución y qué medidas tomará, finalmente el Consell con respecto al edificio de Riegos El Progreso; si resucitar el inmueble ahora medio derruido, o acabar de derribarlo, como era la orden a principios de semana.