El PSOE de Elche se la juega hoy. Y, además, con unos resultados que no sólo marcarán el devenir de la agrupación socialista, sino del grupo municipal y hasta de quién será el alcadable en la cita de mayo de 2019. El futuro estará en manos de 513 militantes que tendrán que decidir entre el exalcalde y exsecretario general de los socialistas ilicitanos Alejandro Soler, hombre fuerte de Pedro Sánchez en la provincia, y la edil de Hacienda, Ana Arabid, apoyada expresamente por el actual alcalde, Carlos González, que la acompaña como presidente.

En un partido en el que todo es posible, incluso pactos imposibles en la prórroga, casi queda descartado cualquier tipo de acuerdo. Como poder alcanzarse, se podría alcanzar hasta las 16.29 horas de esta tarde, un minuto antes de que empiecen las votaciones. Sin embargo, y a pesar de que la campaña ha sido de guante blanco, las posturas entre una y otra candidatura son irreconciliables, y especialmente duras entre Alejandro Soler y Carlos González. De hecho, esta misma semana Soler dejaba claro que, cualquier tipo de acuerdo, pasaba por una integración en su lista. Él seguiría siendo la cabeza. Por su parte, Arabid insistía en que vale, que un acuerdo puede estar bien, pero que una integración no casa con uno de los objetivos de su lista: el de la renovación. Y es que quizás esa ha sido la palabra clave a un lado y al otro. Y todo ello a pesar de que, precisamente, lo que más se ha cuestionado es que esa renovación sea real: en un caso porque quien lidera el proyecto fue secretario general durante doce años; en el otro, porque los principales apoyos a la candidata han venido de exsecretarios.

A partir de ahí, tanto en una como en la otra lista se combinan nombres más conocidos con otros que lo son menos, pero todas coinciden en un reparto más o menos equitativo entre las diferentes familias y subfamilias. Ana Arabid, por ejemplo, lleva al actual secretario general y alcalde como presidente; mientras que Alejandro Soler ha optado por una mujer, Ana Marchante, vinculada al Consejo de Mayores, «de lo poco que ha funcionado en este tiempo», apostillan los alejandristas.

Por otro lado, los de Arabid han optado por repartir el peso de la vicesecretaría en dos personas: en la edil de Juventud, Tere Maciá, la persona de confianza de Antonio Torres; y en Conchi Miralles, procedente de la familia originaria de Arabid, en la que también están Antonio Rodes y José Pérez. La Secretaría de Organización es para Miguel Serna, jefe del gabinete de Alcaldía, y uno de los pilares de González, dentro y fuera del Ayuntamiento. Mientras, los de Soler han situado como hombres fuertes -no hay ninguna mujer- a Ramón Abad, como vicesecretario general y portavoz; y Mariano Valera, uno de los promotores de la plataforma que apoyó a Pedro Sánchez en Elche, como secretario de organización. Las dos listas, eso sí, son paritarias.

Tampoco faltan los exediles. Soler se acompaña de Manuel Castillo Estaute; Puri Vives -que tuvo que dimitir casi al principio del mandato- o Luis Galiana; mientras que Arabid lleva a Blanca González, José Miguel Masanet o Vicenta Pérez, muy cercana esta última a María Teresa Sempere, quien, finalmente, ha optado por apoyar a Arabid. Cuestión distinta es lo que ocurre con los ediles en activo. Soler ha incluido a Patricia Macià, precisamente una de las ediles más fieles a González, y que, al final, decidió dar un giro. Ni José Manuel Sánchez ni Héctor Díez han entrado. Arabid ha tirado también de José Pérez y Carlos Sánchez, incorporando así a todos los regidores afines de la Corporación.

La lista también deja un matiz, o un desliz, según se mire. El Reglamento Federal de Desarrollo de los Estatutos Federales deja claro que la Comisión Ejecutiva se compondrá, como mínimo, de la Secretaría General, la de Organización y la de Política Municipal. Sólo Arabid incluye expresamente esta última secretaría, que deja para Juan Antonio Nieves. En el entorno de Soler simplemente se justifican diciendo que es un gesto hacia el grupo municipal, pero habrá coordinación.

Y precisamente en el grupo municipal es donde más se notarán los efectos, una vez pasada la asamblea. De momento, Arabid y González, junto a sus adeptos suman cinco; Soler tiene a tres ediles en el Ayuntamiento. Sin embargo, lo que casi se da por seguro es que, de ganar, los de Soler tratarán de imponer sus directrices en una Corporación fraccionada y que, día sí y día también, se encuentra con algún lío. No será la única consecuencia. A priori, la victoria de Soler, si el colchón de votos lo permite, llevaría unas primarias aparejadas, que pondrían en un brete al actual alcalde. Repetir como candidato en 2019 se le complicaría, y mucho. Hasta hay quien habla de Héctor Díez como relevo.

¿Qué puede pasar? Las urnas hablarán esta tarde. Uno y otro grupo confían en sus posibilidades y en que ganarán, aunque los pronósticos varían en uno y otro grupo. En las filas de Soler, el triunfo, y además con una mayoría holgada, se da por seguro, y todo a pesar de que ayer continuaban las llamadas a militantes para tratar de llevarse su voto. Más cautos se han mostrado los de Ana Arabid en los últimos días. De puertas para afuera, nadie se ha aventurado a dar resultados.

Un último dato. La anécdota de la jornada de ayer la protagonizó Soler: creó un grupo de WhatsApp y por meter, metió hasta a Carlos González. «Un placer saludaros a todos, compañeros!», dijo el regidor. Alejandro Soler lo acabó eliminando del chat, a él y a otros de sus afines. Era lógico, estando como estamos.