Las toallitas que acaban en el inodoro salen muy caras a los ilicitanos. El Ayuntamiento y la empresa mixta Aigües d'Elx han cifrado en más de 900.000 euros anuales el coste que supone el vertido de estos y otros productos higiénicos al WC al año.

Y es que las más de 500 toneladas de toallitas que acaban en el retrete producen graves daños como atascos de la red pública de saneamiento o roturas. Todo ello sumado al vertido de las toallitas que también aparecen en el río Vinalopó, cuando la depuradora no da abasto y son arrastradas hasta el cauce, dejando una imagen de degradación total. Algo que estos días ha desatado las alarmas, sobre todo entre el puente de Barrachina y la Ronda Sur, donde han aparecido numerosos restos, tras las lluvias del fin de semana.

El principal problema de estos productos, es que, al contrario del papel higiénico, no se disuelven una vez son tirados por el inodoro, lo que desemboca en auténticos colapsos e incidencias con las que tienen que lidiar los operarios. Así lo refleja la nueva campaña del Ayuntamiento y de la empresa mixta por el Día del Medio Ambiente que fue presentada ayer por el alcalde, Carlos González; el concejal de Medio Ambiente, Antonio García; y el gerente de Aigües d'Elx, Javier Prieto. Un cubo transparente con un metro cúbico de toallitas, situado en la Plaça de Baix, ha empezado a poner en evidencia el problema medioambiental que generan estos productos para el medio ambiente. Uno de los efectos directos que tiene este panorama es el riesgo que podría sufrir la candidatura de Capital Verde Europea a la que opta Elche para el año 2030.

Así lo reconocieron ayer desde el Ayuntamiento y Aigües d'Elx. Y, en este sentido, la campaña se refiere a Elche como Capital Verde en 2130 porque pueden tardar hasta 100 años en desaparecer todos esos productos vertidos de manera irregular. Precisamente, ante la acumulación de este tipo de materiales en la zona sur del Vinalopó, sobre todo en la parte más alejada del casco urbano, colectivos y vecinos de la zona también han mostrado su preocupación por el peligro que puede sufrir la candidatura en la que está trabajando el Ayuntamiento para obtener un reconocimiento internacional. Además, reclamaron una solución para evitar el desbordamiento de las toallitas al río.

De este modo, lo que la Administración local busca con la nueva campaña es intentar provocar para reflexionar, con el fin de que no se utilice el inodoro como un cubo de basura. La iniciativa se desarrollará hasta el próximo lunes en la Plaça de Baix y en diversas plazas de la ciudad y de las pedanías, y se complementará con explicaciones a los escolares de Educación Primaria.