La indignación entre los vecinos de Portes Encarnades cada vez es más grande y alcanza a un mayor número de domicilios. Por eso son más los residentes que hablan para denunciar el agravio que, a su juicio, viven en comparación a otros barrios de Elche. La última gota en un vaso que está a punto de colmarse la ha originado la caída de dátiles. Los frutos no se recogen y provocan que sea muy difícil caminar por algunas zonas de Portes Encarnades, ante el riesgo de sufrir una caída, sobre todo en el caso de las personas mayores.

Por mucho que ayer se presentará la campaña municipal de recogida de dátiles, esta llega tarde para los vecinos de la barriada ilicitana, que sufren desde hace semanas la caída de los frutos del Palmeral. Los dátiles se van pudriendo poco a poco en las aceras y traen consigo un aluvión de mosquitos. Así lo resume una de las vecinas más veteranas del barrio, Andrea Giménez: «Aquí es como si viviéramos en la selva. No podemos salir a la calle porque los mosquitos nos comen. Y en mi casa tampoco puedo abrir las ventanas».

Esta residente en Portes Encarnades, que necesita un andador para caminar, tiene que contar con la compasión de sus vecinos para realizar acciones tan cotidianas como tirar la basura. Y es que para llegar desde su casa hasta el contenedor más cercano tiene que pasar por la acera que hay en el huerto entre las calles Portes Encarnades y Miguel Miralles Jorge. Esta acera es muy difícil de transitar, ya que a las irregularidades que presenta su asfalto se añaden las hojas de palmera que se cruzan al no estar hecha la poda.

El poco cuidado que presentan muchas palmeras de este enclave y los desperfectos en sus aceras se suman a los dátiles que están esparcidos por las calles y a otras muchas críticas, entre ellas las de los contenedores y papeleras que llevan semanas rotos y no son reparados. Los hierbajos también crecen de manera descontrolada en varias aceras, lo que hace estallar a muchos vecinos, como es el caso de José Gracia. «Lo que nos gustaría es que no gastaran tanto dinero en acondicionar zonas como el Pantano y se preocuparan más de los barrios en los que vivimos la gente», asegura el presidente de la Asociación de Vecinos.

Uno de los puntos en los que más concentración de dátiles caídos hay es en la avenida de Dolores, y eso que aún no ha llegado la época del año en la que más frutos se desprenden del Palmeral. «Todos los veranos nos encontramos con la misma situación. Los operarios de limpieza hacen lo que pueden pero al final pasan días sin que se retire todo. La situación será peor las próximas semanas porque de momento sólo han caído un 10% de los dátiles. Los mayores están asustados», lamenta otro de los vecinos, Francisco Guilabert.

A las deficiencias que acumula Portes Encarnades hay que añadirle las miles de firmas que se han recogido para exigir un polideportivo, una reivindicación que se arrastra desde hace años y que es motivo de tertulia en plazas y bares. «Estamos discriminados, no hay más», sintetiza el hostelero José María García.