Los últimos presupuestos del mandato previos a las elecciones municipales, supeditados a la bajada del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Así está el panorama político en Elche al inicio del curso y en plena carrera electoral. El equipo de gobierno se enfrenta a uno de los retos más peliagudos ya no solo del año, sino también de aquí a mayo de 2019. O cede a rebajar el tributo municipal más importante para las arcas municipales, como le pide Ciudadanos, o difícilmente podrá sacar adelante las cuentas del próximo año, con lo que tendrían que quedarse prorrogadas.

La formación naranja ha empezado a jugar sus cartas, también en clave electoral, tensando la cuerda al tripartito, que al estar en minoría vuelve a depender de su apoyo, como ha venido ocurriendo en los últimos dos años (desde la salida del ejecutivo de Ilicitanos por Elche) para aprobar los presupuestos. Ahora, los de David Caballero han amenazado con vetar las cuentas si el Ejecutivo local rechaza una bajada del 6,5% y si no incluye el 90% de sus propuestas en el documento económico.

Una imposición que ya se veía venir, sobre todo, después de que en el pleno de junio, la corporación municipal aprobara por mayoría esa rebaja. Ciudadanos proponía un descenso del 5%, que después se elevaría al 6,52%, tras una enmienda del PP. Lo que también fue llamativo fue que, junto a la oposición, votó a favor el Partido de Elche, desmarcándose de nuevo de sus socios de Gobierno. Entonces, se trataba «solo» de una moción, que el Ejecutivo local no tenía la obligación de acatar, al contemplarlo así la Ley de Grandes Ciudades. Sin embargo, ahora tras la vuelta de vacaciones toca empezar con las negociaciones con el tripartito y ayer la formación naranja quiso adelantarse. O al menos, así lo escenificó en su inicio del curso político. Su portavoz justificó la necesidad de rebajar el IBI por el «catastrazo» que han sufrido algunos recibos, sobre todo del Camp d'Elx, tras la regularización catastral impulsada por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Caballero también aludió a los ingresos extra que recibirán las arcas municipales respecto al pasado ejercicio. Y es que los presupuestos de este año contemplan unas ganancias de 57 millones frente a los 53,8 que percibieron las arcas municipales en 2017, por el tirón del ladrillo y el aumento de los recibos, tras esa operación del catastro para poner al día las construcciones sin declarar.

Frente a ello, aunque ayer el PSOE no se posicionó al respecto, tanto en el pleno de junio como después, los socialistas apuntaron a que con esta rebaja se dejarían de recaudar entre tres y cuatro millones de euros, lo que se traduciría, según insistieron, en un recorte de los servicios públicos. Defendieron, por contra, seguir apostando por las ayudas para las familias con rentas más bajas, que percibirán una bonificación de 150 euros en sus recibos. Algo que ayer, desde Compromís, también secundaron, aunque, si bien es cierto, no cerraron la puerta a una negociación con la formación naranja.

Los de David Caballero han tocado esta vez no solo el impuesto municipal con más trascendencia para el bolsillo de los ilicitanos, se trata del tributo que más polémicas ha generado en el debate político y que incluso ha abierto más de un cisma en el seno del tripartito. Fue durante la primera etapa del gobierno municipal con Ilicitanos por Elche, cuando en 2015 el Ayuntamiento dio luz verde a reducir el gravamen en un 3,48%. Poco después el tripartito acabó rompiéndose, hasta la entrada del Partido de Elche, que no sirvió para lograr la mayoría. Desde entonces han negociado con Cs para obtener apoyos, fruto de esas conversaciones, el pasado año hubo bajada del Impuesto de Vehículos y de Construcciones.

Reorganización

La negociación de los presupuestos coincidirá con la reorganización interna que vive Ciudadanos en plena cuenta atrás para las elecciones, sin que esté todavía claro quién será el alcaldable.

La formación de Albert Rivera contará con tres gestoras, que la dirección provincial y autonómica eligirán este mes para coordinar las primarias que tendrá el partido, para después elegir tres ejecutivas, una por cada distrito. Ninguno de los concejales, ni el propio David Caballero, podrán estar al frente de esas agrupaciones. En la de la zona centro estará José Quirante, mientras que Emiliano Rodríguez dirigirá la del oeste-norte. Frente a la posibilidad de que haya una pérdida de liderazgo o conflicto interno, el portavoz de Cs «vendió» que la reorganización persigue llegar más a los ilicitanos.