La situación en el barranco de Barbasena se está emponzoñando. Integrantes del colectivo Margalló-Ecologistes en Acció presentaron ayer una denuncia ante el Seprona de la Guardia Civil por el posible envenenamiento de un zorro en esta zona ilicitana. Los ecologistas creen con rotundidad que el animal murió envenado por un cebo colocado por cazadores tras observar los excrementos que acompañaban a un cadáver que fue encontrado el pasado 3 de enero.

En el escrito que presentaron ayer ante el Seprona, los ecologistas demandan también que se realice una búsqueda exhaustiva en el entorno del barranco de Barbasena para localizar los cadáveres de otros animales que hayan podido correr la misma mala suerte que el zorro que fue encontrado el día 3. El colectivo también pretende que se inspeccione esta zona en busca de cebos envenados, ya que su utilización supone una grave amenaza para diferentes especies de fauna, algunas de ellas en peligro de extinción. Por último, en caso de que se confirme el más que presumible envenenamiento del zorro, Margalló solicita la apertura de una investigación sobre la posible autoría y la depuración de responsabilidad.

Ante esta situación, desde el colectivo de ecologistas consideran que son los propios cazadores los que se dedican a la colocación de estos cebos, con el objetivo de convertir este entorno natural en una especie de coto de caza privado. «Pretenden reducir la competencia que suponen estos animales carnívoros, tanto aves como mamíferos, que se alimentan de perdices y conejos. Incluso hay carteles en los que se advierte de que los perros no pueden pasear solos. Han convertido el barranco en su cortijo», lamenta la integrante de Margalló Mariló Antón.

En este enclave ya se han encontrado en otras ocasiones perros muertos que presentaban unas condiciones muy similares a la del zorro, situación que provoca cierto temor entre los ilicitanos que acuden a este entorno junto a sus animales. «Es un terreno público que deberíamos disfrutar todos los ciudadanos y no sólo unos pocos», añade Antón.

Las sospechas de los ecologistas por el posible envenenamiento vienen fundadas al no presentar el zorro signos de heridas aparentes y encontrarse en el interior del coto de Barbasena, lugar que ya cuenta con un historial de animales muertos en estas circunstancias. La anterior denuncia, por la aparición de los perros muertos que encontró un vecino de Peña de las Águilas, data de 2013. Desde Margalló también dejan constancia de que, aunque el coto es de titularidad municipal, el Ayuntamiento ilicitano lo tiene en la actualidad arrendado a una sociedad de cazadores.

Falta de agentes

Los ecologistas consideran que uno de los principales motivos que provocan este peligro constante para los animales es el de la falta de suficientes agentes forestales y medios para la vigilancia. «Nosotros no podemos estar vigilando todos los días», apostilla Antón. Desde otro de los principales colectivos que velan por el medioambiente en Elche, los Amigos de los Humedales del Sur de Alicante, AHSA, también denuncian que en zonas como El Hondo se cazan más aves de las que permiten las licencias, en una situación que se viene repitiendo de manera sistemática.

De momento, Margalló ha presentado una denuncia ante el Seprona y ha difundido el hallazgo que se produjo el pasado 3 de enero de un zorro envenenado. En su comunicado, el colectivo señala que el uso del veneno en esta zona es un método masivo, no selectivo y cruento de eliminación de depredadores, entre ellos especies que están amenazadas y animales domésticos. Según los cálculos que manejan, en España han muerto en 15 años 185.000 animales por esta causa, entre los que se encuentran osos, lobos, águilas imperiales y quebrantahuesos.

Este es el motivo que ha llevado a la prohibición, tanto en la legislación nacional como en la europea, de este tipo de prácticas, que están tipificadas como delito en el artículo 336 del Código Penal. La norma establece para el que cace o pesque empleando veneno una pena de prisión que va de los dos a los cuatro años y la inhabilitación de este ejercicio por un periodo comprendido entre uno y tres años. La situación que actualmente se vive en el barranco de Barbasena ha puesto en alerta a los ecologistas, que esperan una solución.