Milagros de la Mata, la abuela del niño de dos años que murió el pasado mes de septiembre tras una brutal paliza presuntamente a manos de su padrastro, ha pedido para él y para la madre del pequeño, con quien convivía, la prisión permanente revisable por un delito de malos tratos habituales y otro de asesinato con alevosía y ensañamiento, según el escrito presentado por la acusación particular al que ha tenido acceso este diario. Un jurado popular juzgará a la pareja, que se encuentra en prisión provisional sin fianza desde que fue detenida el pasado 15 de septiembre, dos días después del ingreso de Aarón en el Hospital General de Alicante, a donde fue trasladado en estado grave desde el Vinalopó, y donde falleció el 17 de septiembre.

La pena que pedirá la abuela del menor, representada por la letrada alicantina Raquel Sánchez Navarro, ha sido la primera en hacerse pública, pero la acusación particular también la ejercerá su hijo y padre del pequeño, que presentará su escrito con otro abogado. También está pendiente de conocer la calificación del Ministerio Fiscal, que se sabrá en apenas unos días, según señalaron ayer fuentes judiciales.

En su escrito de acusación, la letrada relata los numerosos golpes y hematomas encontrados en el cuerpo del niño durante la autopsia pero también reflejados en los informes médicos realizados por el personal sanitario que lo atendió en el hospital. Según la calificación, la mañana del 13 de septiembre, los acusados «le dieron golpes, bofetadas, puñetazos ...), sujetándolo fuertemente y estampándolo contra la pared». Todo ello hasta que «agarraron al niño de dos años del cuello, oprimiéndolo con tal fuera que provocaron la asfixia, impidiéndole respirar hasta que se desvaneció por falta de oxígeno y perdió la consciencia».

Muchos testigos

La acusación particular ha solicitado la declaración en el juicio de multitud de personas, entre las que se encuentran 13 testigos, 16 policías, los dos agentes que realizaron la autopsia y otros 19 peritos sanitarios, entre ellos médicos, enfermeros o la unidad del SAMU que trasladó al pequeño.

El caso de Aarón conmocionó a la sociedad ilicitana por la brutalidad de las lesiones y el triste desenlace. La madre del pequeño había llegado a Elche hacía tan solo unos meses, desde Madrid. Comenzó a vivir con su pareja en una vivienda en Carrús, donde se produjo el fatal suceso. Los vecinos relataron entonces que escuchaban con frecuencia llorar al niño, así como gritos y golpes. Los padres pidieron a una vecina llevar al niño al hospital cuando se quedó inconsciente, y aludieron a una caída para justificar un gran hematoma en la cara. Un leve accidente les impidió llegar al centro hospitalario, un inconveniente que también usaron para justificar los golpes en una de sus «varias e inverosímiles versiones de los hechos», como reza el escrito de la acusación particular.